Capitulo 3

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Abro la puerta de la casa y entro,camino hasta llegar a la sala y tiro la cartera y las llaves en la mesita del centro, y me dejo caer en el sofá con el brazo tapándome los ojos. Que horror no debería beber alcohol tan seguido.

Niego mentalmente. Solo fue un pequeño accidente, no es gran cosa. Trato de convencerme a mi misma.

« NO ES GRAN COSA, por poco te arrolla un auto, imaginate que alguien de la familia o la empresa se enterara de esto. Estaría en graves problemas. »

Maldita conciencia. Me quito el brazo de la cara y cojo un cojín para taparme la cara y gritar con frustración.

Después de varios minutos en los que el silencio se vuelve exasperante, me quito el cojín de la cara y me acomodo hasta quedar sentada.

—Relajate mientras nadie se entere de esto no sucederá nada— hablo en voz alta tratando de calmarme.

Suspiro y observó a mi alrededor con el ceño fruncido al no escuchar los ladridos de Lizzy.

— Lizzy..?— miro detrás del sofá y en la alfombra donde siempre suele estar, pero no está.

La vuelvo a llamar.

— Lizzy ¿Dónde estás? —al no escucharla ni verla me levanto y subo las escaleras para buscarla en la planta de arriba pero no encuentro señales de ella.

Me masajeo la cabeza extrañada
«¿Dónde se habrá metido?»

Por ultimo decido bajar las escaleras y buscarla en el jardin, abro la puerta para salir pero apenas mi piel entra en contacto con el sol me da un fuerte dolor en la sien por lo que cierro la puerta con rapidez; apoyo la cabeza en ella y cierro los ojos unos segundos.

« Maldita resaca »

Cuando el mareo se me pasa abro los ojos y dejo salir el aire lentamente. Niego ya buscare a lizzy después, me despego de la puerta y voy en dirección a la cocina y me sirvo una taza de café.

— Mi niña ¿Cuando llegaste?—pregunta Margot secandose las manos con el delantal.

—Hace unos minutos.

—Debo haber estado muy distraída porque no te oí llegar— acorta los pasos hasta quedar en frente de mi
—Por cierto ayer yo....—se interrumpe al ver la expresión de mi rostro — Por qué tienes esa cara ¿estás enferma? ¿Te duele algo?

Me rasco la nuca con incomodidad.

«No me agrada que sienta tanta preocupación porque empezara a regañarme y a darme sermones que no estoy dispuesta a escuchar»

Niego.

—No es nada, solo es la resaca — le resto importancia.

Cojo una aspirina de un cajón y me la tomo dándole un trago al café, arrugando la cara.

« Sabe horrible »

Me observa poco convencida con mi respuesta pero no insiste. Mujer lista.

Me siento en la mesa y observo a Margot con curiosidad moviendo cosas de aquí para allá.

—¿Que estás haciendo por cierto?

Termina de lavar unas verduras y frutas y empieza a secarlas con un trapo mirándome de reojo.

—Antes de venir pase por el supermercado para hacer las compras y estaba organizando todo lo que compre.

Asiento.

— Comprendo—le doy dos sorbos al café y cruzo las piernas para mayor comodidad—¿Compraste alguna cosa en particular?— inquiero buscando consentrarme en otra cosa que no sea el dolor de cabeza.

Huyendo del Sentimiento [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora