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|Lo que buscas te está buscando|

El lugar es como siempre frío, viejo y olvidado por el tiempo.

Mas no por él, quien ahora tiene fresco en la memoria el día en que la conoció a ella: aquella fiesta de la que tanto su padre había insistido él estuviese presente. Y vaya que no se arrepintió de haber escuchado las palabras de su senil y despreocupado padre.

Recuerda cómo su tímida mirada, sus largas y rojizas hebras, así como su fino cuerpo, lo habían atrapado desde la primera vez que la había conocido. Y aún ahora extrañaba la excelsa vista de su adorado amor entre tantas bellas gardenias. Sin embargo, lo único que puede hacer ahora, es suspirar por aquellos viejos recuerdos que guarda en lo más recóndito de su ser.

Por alguna razón, la joven de la noche anterior se la ha recordado tanto a ella, justo como en aquella noche de agosto, que le ha parecido revivir ese trago tan amargo, y sin pensarlo bien, había perdido la oportunidad más importante de toda su vida, por llamarlo de alguna manera, al decirle aquellas estúpidas palabras.

Una fútil esperanza se arraigó en él al imaginar que, así como en su caso, ella podría estar... libre. Pero aún en ese mundo cruel, en busca de él... No. Ya había perdido cualquier esperanza al saber que no volvería a verla. Se arrepentía hondamente de su estupidez de nuevo, y un golpe contra aquel largo y hermoso teclado, lo demostraba así.

No te pongas en ese punto. Me gusta más el sonido del piano cuando tú lo estas tocando y no golpeándolo como si fuera cualquier objeto inservible. El fantasma de aquella jovencita que se había unido a él apareció a su lado. Su actitud solía molestarlo en ocasiones como esas, y a pesar de saber esto, a la chica le gustaba verlo de una manera tan arrogante y dominante.

¿Fuiste tú quien provocó todo lo de anoche, cierto? Lo único que él desea es conocer las respuestas a sus preguntas, y cuando parecía que apenas ahora tendría la oportunidad que tanto había estado esperando, no había sido así. ¿Por qué el destino no podía ser más amable con él?

¿Perdona? Le responde ella en forma de pregunta y moviéndose sobre de él. Mas al recibir una fulminante mirada de parte de él, ella responde con sinceridad. Vale sí, fui yo. No te enfades, cariño. En mi defensa diré que ha sido el típico grupo de niños que creen que conseguirán más que un susto al venir por acá. Y bueno, no me resistí a darles uno muy bueno.

Aún le causa una gracia enorme a ella el recordar las reacciones de todos aquellos jóvenes una vez que comenzó a hacerles creer que las cosas se salían de su control. Si los hubieras visto. Estaban todos tan asustados que comenzaron a correr como un grupo de...

Mejor vete de aquí, pequeña. Responde muy seriamente él sin, esta vez, dirigir siquiera su mirada hacia ella, nada más que sus frías palabras. A lo que ella, cambia su sonriente y divertido rostro a uno de seriedad y disgusto.

Olivia. Ya te he dicho que mi nombre es Olivia. ¿Cuántas décadas más debo repetirlo? O qué, ¿debo ponérmelo en la frente para que lo recuerdes? Y es que la chica era una pobre alma más que había quedado atrapada en este mundo al tener una muerte tan desastrosa como la que había sufrido a manos de un terrible asesino. Como un espíritu sin descanso, vagaba por donde ella quisiera y por cosas del destino se había encontrado atraída a aquel lugar en donde su cadáver había sido abandonado. 

Hierofanías y Psicofonías de Amor [TPN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora