4.- Zarigüeyas y bilingues.

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LIA

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LIA.

—Suban en fila, muchachos —incita Rain mientras sonríe alegre.

Vale, habíamos comido todo lo que el pelirrojo había pedido y habíamos hecho todo lo que quería al pie de la letra.

Recoger los platos.

Ayudar a limpiar la mesa.

Despedirnos cordialmente de los meseros.

Salir del restaurante en calma.

Y ahora...

Subimos al camper en fila, tal y como nos a dicho. Corrijo, como nos a ordenado.

Axel sube primero, yo segunda, Amanda tercera, Willow cuarta y Klein sube de último. No me quejo de orden, dado a que la vista de la retaguardia de Axel nunca iba a cansarme.

—¿Todos listos? —pregunta Rain sentándose en lo del conductor. Todos asentimos con miedo a responder, la cabeza del pelirrojo da una vuelta de 360 grados cuando no escucha una respuesta verbal—. ¡¿Todos listos?! —vuelve a preguntar parándose del asiento con una expresión intimidante.

—Si, señor —Klein hace un saludo militar.

—¿Señor qué? —pregunta Rain pasando mientras hacemos una fila frente a él.

—Señor Rain —resopla la rubia aristócrata rodando los ojos.

—Así me gustan —el pelirrojo palmea la mejilla de Axel al pasar.

El pelinegro a mi lado suspira para tranquilizarse y no saltar encima de Rain para atacarlo.

Entonces, Rain enciende el camper y tras darnos una mirada por última vez comienza a conducir. Dejo salir el aire retenido en mis pulmones; porque respirar enfrente de nuestro conductor es darle un motivo para que te mire como si quisiera patearte,  y me trato de distraer mirando por la ventana, es el momento en el que lo veo.

Un rubio. Medio desnudo. Corriendo trás del camper.

Cuyo nombre es Masson.

—Rain —ni siquiera medito mis palabras al ver como Masson corre con desesperación para alcanzarnos, actúo por pura empatía—. Rain —insisto.

—¿Qué? —voltea a mirar con su sonrisa de psicópata.

Miro de nuevo a la carretera, cuestionándome si valía arriesgar mi vida para que Masson subiera al auto otra vez. El chico aún corriendo, hace un ademán en que paremos, le tengo piedad dado a que el sol es infernal a estas horas de la tarde.

—Masson corre detrás de nosotros sin camisa y en calzoncillos —hablo rápido y firme como si fuera de la milicia.

—¡¿Qué Masson qué?! —grita Rain.

Él frena bruscamente, como todas las veces que a frenado en estas últimas tres horas de viaje y mira por la ventana. Cuando visualiza a Masson le mira mal, muy mal, como si quisiera arrancarle los calzoncillos solo para pegarle en el trasero.

Mi Casa Eres Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora