16.- Cara de picozapato.

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LIA

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LIA.

No puedo dormir, ni siquiera cuando me estoy muriendo de sueño.

Veo a Axel sentado en las escaleras de incendios, no tengo idea de como ha llegado ahí. Todo el mundo esta dormido, o al menos Willow y Amanda lo están. No puedo dormir, por lo que paseo por la sala. Cuestionándome si salir o no a ver a Axel, hoy en la noche lo sentí distante. 

No tengo ni idea de adónde ha ido cuando salió.

Me trago mis inseguridades y abro la ventana, asomándome por ella.

—¿De hierbas? —le miro confundida cuando el olor invade mis fosas nasales. Axel voltea, sobresaltado. Esconde su cigarrillo inútilmente en su espalda—. ¿Se supone que te mantienen sano?

Se rinde cuando ladeó mi cabeza para mirar lo que esconde, me deja ver el cigarrillo y adopta una actitud relajada.

—De hecho no —da otra calada, salgo por la ventana con cuidado y me coloco a su lado—. Es igual de peligroso, estos cigarrillos tienen los mismos nocivos que los cigarrillos normales contienen, como el alquitrán o el monóxido de carbono.

—¿Tienes otro, cerebrito? —cuestiono sentandome.

—¿No te hace mal fumar? —enarca una ceja en mi dirección.

—Debería preguntar lo mismo.

Él me extiende un cigarrillo con un encendedor, cuando al fin doy una calada mi cuerpo se relaja. No fumo hace mucho, y desde donde recuerdo, desde la secundaria.

—Todo el mundo ya está dormido —me recuerda.

—Si, lo sé —asiento maravillada con la vista—. ¿Nunca has querido ir a escalar esas montañas? —señalo la cúspide de las colinas que se dejan ver por la sombra que genera la luna.

Éste paisaje es hermoso, amo las montañas. Simplemente de la naturaleza, hace frío, sí. Pero, lo vale ver la niebla esparciéndose por la ciudad. Mi vista astigmática logra distinguir perfectamente los montes, algo totalmente maravilloso.

Él me mira y sonríe.

—Ya he ido, con mi anterior pareja —admite.

Le miro de reojo, habla de ella con un brillo en sus ojos que deja el cariño filtrarse por su voz.

—Que envidia.

—Caí de culo en un charco de lodo.

—Suena a que dolió.

—Como nunca, luego ella se cayó y tuve que cargarla todo el camino —sonríe nostálgico.

—¿Por qué han terminado? —me tomo la confianza de preguntar. Me mira confundido al no entenderme—. Tu y tu pareja, ¿Por qué terminaron?

—¿Cómo sabes que hemos terminado? —frunce el ceño.

—No eres el tipo de chico que besa a una chica teniendo una novia, además aunque lo fueras. Hablas con cariño de ella, con nostalgia. 

Mi Casa Eres Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora