Al día siguiente Draco estaba frente al edificio de seis plantas que era la sede principal del Emporio Malfoy
Frente a la impresionante construcción se levantaban unos jardines bien cuidados y árboles adornando la acera.
A pesar de haber optado por la vida de Auror, Draco seguía siendo un Malfoy, y no pudo evitar sentir orgullo al contemplar lo que su familia había conseguido.
Entro en el edificio y saludo con la mano al hombre que estaba sentado tras el mostrador y se dirigió al ascensor.
Mientras subía, miles de pensamientos le atravesaron la mente, la mayoría de ellos relacionados con Hermione. Ella ocupaba sus sueños durante la noche y dominaba sus pensamientos por el día. Había entrado a formar parte de su mundo de tal manera que Draco era incapaz de imaginar la vida sin ella.
Y por eso había ido aquí día allí. Quería contarle a su familia lo que le estaba ocurriendo, sus sentimientos. Tal vez iba sin saberlo pero no busca de ánimo, de que alguien le dijera que estar enamorado no conducía necesariamente al desastre.
Draco soltó un gruñido y descruzó los brazos cuando el ascensor se detuvo y las puertas se abrieron.
Un tranquilo clima de trabajo le dio la bienvenida mientras caminaba por el largo pasillo enmoquetado en dirección al despacho de su padre.
Draco saludo a la secretaria de su padre con una inclinación de cabeza empujando la puerta.
Frente al escritorio había dos sillas de respaldo alto, y tras él estaba sentado Lucius Malfoy con pluma en mano revisado papeles, levanto la cabeza y miro a su hijo d dedicandole una mirada para que entrará.
-Cariño, no sabía que ibas a venir.
Draco se giró y saludo a su madre.
-Hola, mamá-dijo abrazandola.
-¡Draco! Me alegro que hayas venido dijo su padre acercándose-. Hoy tenemos una sorpresa preparadas. Enseguida anunciaremos al ganador del concurso.
-No puedo quedarme contesto él.
Sabía que cada vez que iba a la oficina de su padre tenía la esperanza de convencerlo para que abandonara su trabajo como Auror y se uniera a la empresa familiar.
-Bien, entonces, ¿qué pasa?-preguntó Lucius tras fruncir un instante el ceño en gesto de leve decepción.
-Creo que ya lo sé-aseguró Narcissa mirando a su hijo con una sonrisa esperanzada-.
Draco frunció el ceño y se sentó frente a sus padres en la zona de conversación que había al fondo del despacho. Naturalmente, ellos ocuparon su posición habitual:uno al lado del otro. Tal y como había hecho a traves de sus años de matrimonio, formaban un frente común, habían conseguido formar una familia, criar a un hijo, sobrevivir a una guerra, y sacar adelante un próspero negocio permaneciendo unidos.
-¿Tienes idea a qué se refiere?-preguntó Lucius mirando a Draco mientras le deba un sorbo al whisky que había preparado.
-Lo que yo digo es que está aquí para hablarnos de una nueva mujer en su vida.
Lucius pareció iluminarse.
-¿Quién es ella? ¿Cuando vamos a conoceremos?
Narcissa miró a su hijo y trató de descifrar su expresión. Pero Draco siempre había sido muy reservado. Dada su manera de ser, Draco era el que más fácilmente podía resultar herido, y sin embargo sería el último en pedir ayuda.
Narcissa sabía lo mal que su hijo lo había pasado con la ruptura de su compromiso, y por ello estaba decidida a comprobar que está vez había elegido mejor. No le interesaba las alabanzas que Andrómeda le habían cantado de Hermione. A Narcissa solo le interesaba los sentimientos de Draco.
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Como un rayo de luz
Roman d'amour¿Realmente todo está perdido? ¿Aún puedo volver a empezar? Esa eran las preguntas que, Draco Malfoy se hacia todas las noches antes de dormir, pero eso cambio aquella noche cuando decidio ayudar a Hermione Granger.