i. sweet child o' mine

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CAPÍTULO UNO

Visenya se apoyó con cuidado en la silla en la que estaba sentado su abuelo y miró sobre su hombro el dragón esculpido que tenía en su mano

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Visenya se apoyó con cuidado en la silla en la que estaba sentado su abuelo y miró sobre su hombro el dragón esculpido que tenía en su mano.

—¿Que te parece? —el Rey le preguntó en voz baja, como si le estuviera confesando un gran secreto.

La niña se acercó tanto que su menton se apoyó en el hombro de él. Su abuelo giro un poco la cara y le dio un sonoro beso en la cien con el único objetivo de hacerla reír, cosa que funcionó.

—Me gusta —ella murmuró, su vocecita apenas audible, mientras aún seguía admirando el dragón— ¿Así se veía el terror negro, abuelo?

Viserys se estiró para dejar la escultura del dragón en la mesa y se volteó por completo para ver a su nieta.
Visenya se convirtió en su más grande tesoro, la idea de que su familia se agrandara siempre le había gustado, estaba emocionado por convertirse en abuelo, adoraba a los niños, pero nada se podía comparar cuando le avisaron que Rhaenyra había tenido una niña... Visenya le había dicho una vez Aemma, Rhaenyra cree que es una niña y que se llamará Visenya... No hizo falta que él preguntara su nombre porque ya lo sabía con certeza. Su nieta era la más dulce, era suave y tímida, pero sus ojos eran tristes y viejos como si hubiese vivido muchos años y estuvieran cargados de experiencia, lo único que él quería era hacerla reír, que sus ojos violetas tan parecidos a los de su propia hija, brillarán con la inocencia de un niño y no con la tristeza de un alma en pena.

La pequeña Visenya, que siempre se acercaba a él con timidez y lo llaman abuelo haciendo que su corazón se derritiera por ella. De bucles rubios y de sonrisa amable. Era una cosita dulce que estaba seguro que Aemma hubiese amado inmensamente.

Su única nieta, Visenya.

—Si, era parecido —el dijo con cariño— aunque era terriblemente grande. ¿Has visto su cráneo?

Ella negó. A él le hubiese gustado que hablara más, tenía una voz delicada pero solo se acordaba de usarla cuando estaba en compañía de Jacaerys. Ahí se volvía una gran charlatana y sus ojitos tristes brillaban con entusiasmo. El mismo le sugirió a Rhaenyra que los casara, casándose con Jace su dulce niña se convertiría en Reina algún día y seguramente no habría allí nadie más que fuera digno de ella, que la hiciera tan feliz como su hermano... pero su hija se negó.

—¿Quieres que alguna vez vayamos a verlo juntos? —el se aventuró a preguntar.

Ella sonrió ampliamente mostrando el hueco reciente que había adquirido entre los dientes.  El le devolvió la sonrisa.

Muña dijo una vez que allí le dijiste que sería tu heredera.

El asintió.

—Si.. Mi hija primogénita. Mi única niña sobreviene de mi primer matrimonio.

adore you | cregan stark Donde viven las historias. Descúbrelo ahora