Cuando Visenya floreció, fue comparada con su madre por su gran belleza y pronto comenzaron a llegar cuervos a Rocadragón para pedir su mano, pero fue una sorpresa para todos que la princesa Rhaenyra entregará a su única hija al guardián del Norte...
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Visenya sostuvo la cabeza de Joffrey con cuidado y volvió a mirar a su madre para verificar que lo estaba haciendo bien. Rhaenyra le sonrió con aprobación antes de pasar una mano por su cabello para hacerle una caricia.
—¿Pronto podremos llevar a Joffrey a pescar con nosotros? —ella pregunto, volviendo a mirar a su hermano menor.
En los pasillos de la fortaleza roja las criadas susurraban que Joffrey se parecía mucho a su padre, pero mientras Visenya más lo miraba más pensaba que era mentira. En realidad ninguno se parecía mucho a su padre. Rhaenyra siempre decía que sus hijos habían adoptado la pariencia de la casa de sus abuelas, Visenya nunca había conocido a su abuela Rhaenys pero sabía que tenía el cabello tan oscuro como la noche y los Arryn, excepto su abuela Aemma, también tenían en cabello oscuro.
Visenya no sabía muy bien a quien se parecía. Compartía el mismo color de ojos que su padre y que su madre, pero por lo demás apenas podía llegar a suponer algo, su abuelo Viserys decía que se parecía a la Reina Alysanne y a su madre Alyssa, porque ambas eran rubias.
—Es muy pronto —Rhaenyra le dijo con diversión— es aún un bebé.
—¿Y si se marea como Luke?
Rhaenyra frunció el ceño.
—¿Eso es un problema para ti?
Visenya lo pensó por un momento. Eran Velaryons, ninguno de ellos debería de aborrecer el mar. Luke no debería de marearse si era el heredero de su padre.
En lugar de contestar esa pregunta Visenya respondió con otra:
—¿Puedo ser un pirata cuando sea grande?
Aunque Jace no se mareaba al navegar, no lo disfrutaba tanto como Visenya, ella en su lugar era la que siempre acompañaba a su padre y escuchaba todos sus relatos, le gustaba tanto el mar como volar por el cielo. Disfrutaba de pescar y de escuchar las canciones de marineros que su padre le cantaba que no debían de ser escuchadas por los oídos de una princesa como ella.
—¿Por qué querías ser un pirata cuando puedes ser una princesa? —Rhaenyra le preguntó con diversión, mientras miraba hacia el frente en donde sus otros dos hijos estaban mirando el mar junto a su padre.
Se encontraban viajando hacia Rocadragón aunque Visenya no sabía muy bien el porqué, sus hermanos, más Jace que Luke, estaban tristes por alejarse de la fortaleza roja, por lo que su padre estaba tratando de hacerlos feliz.
Jace no parecía muy feliz, Visenya pensó. Luke se veía demasiado pálido.
—¿Por qué ser Harwin no vino con nosotros? —ella preguntó con otra pregunta, sonriéndole a Jace cuando el se volteó para mirarla.
Rhaenyra suspiró. Su adorada niña a veces era así, respondía y hablaba si solo tenía ganas. Parecía estar siempre ajena de la realidad, solo se inmiscua en cosas que parecían interesarle y sus hermanos no le habían contado lo que sucedió en el campo de entrenamiento. Ella agradeció que Jace no le comentará a ninguno de sus hermanos menores su preocupación por su paternidad. Visenya y Lucerys eran inocentes y ella quería mantenemos así todo lo que pudiera.
