xii. the stern man

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capítulo doce

Visenya se despertó sobresaltada por los golpes repetitivos en la puerta, cuando el ruido se detuvo ella volvió a esconder el rostro en la almohada y fue solo cuando saco un pie debajo de la colcha que se dio cuenta que no estaba en Rocadragón

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Visenya se despertó sobresaltada por los golpes repetitivos en la puerta, cuando el ruido se detuvo ella volvió a esconder el rostro en la almohada y fue solo cuando saco un pie debajo de la colcha que se dio cuenta que no estaba en Rocadragón. Tan rápido como saco le pie volvió a esconderlo, hacia frío, el fuego de la chimenea debía de haberse consumido durante la noche, perk debajo de la colcha se sentía muy agusto y calentita.

—¡Príncesa! ¡Príncesa Visenya!

Ella suspiró y rodó en la cama antes de sentarse. Nunca había sido una mujer a la que le gustará levantarse temprano y mucho menos si alguien más la despertaba.

—¿Qué? —ella preguntó a cambio, llevando una mano a su cabeza para acomodar los rizos que había dejado sueltos en la noche.

—Princesa, soy Sara, la ayudaré a arreglarse para el día.. Lord Stark pronto romperá el ayuno y querrá que sus invitados estén presentes.

Visenya se tiró hacia atrás en la cama y miró el techo de piedra. En Rocadragón no necesitaba de mucha ayuda para arreglarse y pensó que aquí lejos de su madre, podría tener la libertad de arreglarse como se le diera la gana.

—¿Princesa? —la persona desde el otro lado preguntó, casi parecía que tenía miedo que volviera a quedarse dormida.

Ella suspiró y miró la ventana solo para descubrir que el sol ni siquiera había salido. ¿A qué hora rompían el ayuno aquí?

—¡Pasa!

Visenya acomodo la cabeza en la almohada y miró a la persona que la ayudaría en el día con los ojos entrecerrados. Siempre había sido más del tipo solitaria, mayormente compartiendo el tiempo con Jacaerys, pero disfrutaba el silencio y era algo que solo se encontraba en la compañia de uno mismo. Podia socializar y sabía muy bien como hacerlo, más no le agradaba, mucho menos tan temprano en la mañana. No quería hablar con una extraña y no quería estar sola con ella, Visenya solo quería quedarse en la cama en soledad.

Sara, como había dicho llamarse, tenía los rasgos tipos de los norteños, desde el día anterior, Visenya que siempre había sido muy observadora, notó que todos los hombres y mujeres que recidian en la fortaleza tenían el cabello oscuro y el rostro alargado, y en su mayoría parecían muy severos. El propio Lord Stark parecía un hombre muy serio hasta que hablaba... o no lo hacia, Visenya no había compartido mucho tiempo con él pero a veces se quedaba mirándola y no hablaba en absoluto.

—Princesa —la muchacha volvió a decir para saludarla, luego de inclinarse levemente cuando cerró la puerta. Se quedó para allí, mirándola tendida en la cama esperando que ella misma le diera una indicación.

—¿Cómo dijiste que te llamabas? —Visenya le preguntó. Obviamente recordaba su nombres, más no quería ser grosera. Su septa le había dicho en muchas ocasiones que las demás personas no deberían de ser maltratadas por su mal humor matutino.

adore you | cregan stark Donde viven las historias. Descúbrelo ahora