xi. the realm's pearl

1.2K 209 9
                                    





capítulo once

La familia siempre lo había sido todo par él, cuando era pequeño no podía imaginar algo mejor, su mejor amigo era su hermano menor y a diferencia de muchos niños de buena cuna, tenía buenos amigos con los que jugar, sus primos aunque mayores que é...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La familia siempre lo había sido todo par él, cuando era pequeño no podía imaginar algo mejor, su mejor amigo era su hermano menor y a diferencia de muchos niños de buena cuna, tenía buenos amigos con los que jugar, sus primos aunque mayores que él, siempre lo involucraban en sus juegos y no vivió una infancia aburrida. Pero ahora, con el paso de los años, su familia de había reducido a nada,  no le gustaba pensar en eso, pero a veces se sentía muy solo. Como ahora por ejemplo.

Desde que la buena Reina Alysanne había visitado el Norte, ningún otro Targaryen lo había hecho y aunque el príncipes Jacaerys y la princesa Visenya no eran puramente Targaryen, formaban parte de la familia real y como tal se esperaba que fueran recibidos dignamente.

El guardián del norte y su familia debían de estar en la primera fila para saludarlos, pero no había familiares allí. Cregan se mantenía parado, firme y orgulloso, pero muy solo.  Rickon se había despertado hace un par de días, pero según el maestre debía de quedarse en cama. Sara, estaba escondía entre las criadas que estaban muy entusiasmadas por la llegada de la realeza.
Ahora en momentos como estos, se sentía más solo que nunca.

El padre de su difunta esposa estaba parado detrás de el y bastante cerca se encontraba el maestre Silas que parecía más contento que todas las criadas juntas. Él había empujado a su señor a enviar la primera carta y ahora su esfuerzo estaba dando frutos.
Cregan no estaba acostumbrado con nada que tuviera relación con el Sur, apenas sabía cómo deberían de ser tratados sus invitados, si aún estuviera casado su señora esposa sería la encargada de eso, pero como no tenía, el maestre se había hecho cargo.

Cregan levantó la vista y miró hacia el cielo cuando un gran chillido retumbó en sus oídos. No fue solamente él quién alzó la vista, pues hasta detrás de él pudo escuchar a sus propios hombres murmurar con asombro.
Dos dragones sobrevolaron su hogar y gracias a la descripción que la princesa Visenya le había hecho a su hijo sobre su dragón, el descubrío a quien le partenecia cada uno.
El dragón negro, más grande que el otro verde, era Merax, fue el que chilló. Fue casi ensordecedor. Él nunca antes había visto a un dragón pero no pensó que gruñeran ni chillaran de esa forma, no había pensando nada de los dragones a parte de que escupían fuego y obligaban a reyes a arrodillarse.

Merax y el dragón del príncipe Jacaerys descendieron en el bosque y con rapidez, Cregan se acercó a dos de sus hombres más fieles.

—Vayan a su encuentro y lleven dos caballos con ustedes, no se acerquen hasta que los dragones queden lejos. No queremos enfrentarnos a su furia —el ordenó— cuando todo esté seguro, guienlos hasta aquí.

Tan pronto como los hombres se fueron Cregan miró hacia la torre, aunque estaba lejos, podía ver a alguien asomado en la ventana. Rickon le suplicó salir para recibir a la princesa Visenya y mirar a su dragón, pero él se había mantenido firme en su decisión aunque no le había impedido observar a través de la ventana.

adore you | cregan stark Donde viven las historias. Descúbrelo ahora