xiii. the winter rose

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capítulo trece

A Cregan le fue inevitable no sonreír de costado al ver a su hijo sentando junto a la princesa Visenya en los escalones de la escalera, sin duda un lugar inusual para invitar a alguien de la realeza a sentarse, pero ella no parecía para nada incómoda

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A Cregan le fue inevitable no sonreír de costado al ver a su hijo sentando junto a la princesa Visenya en los escalones de la escalera, sin duda un lugar inusual para invitar a alguien de la realeza a sentarse, pero ella no parecía para nada incómoda.

—¡Padre! —Rickon es el primero en notarlo, lo saluda con felicidad y apenas se acerca levanta el brazo para mostrarle un peluche— ¡Padre, mira lo que me regaló la princesa Visenya!

El toma el dragón de peluche y lo examina, es sin duda más costoso que cualquier otro juguete que el mismo le ha regalado a su hijo, la tela es suave, está bordado delicada y detalladamente. Rickon nunca ha tenido un peluche de estos, pero recuerda que Sara tenía una muñeca de trapo que su padre le había comprado a un comerciante, pero no sé compara con esto.
Es un regalo sin duda refinado.

—¿Ya le has dado las gracias? —el pregunta devolviéndole el peluche a su hijo.

La princesa sonríe y el la mira.

—Por supuesto que lo ha hecho —ella dice con diversión— su hijo, Lord Cregan, es sin duda todo un caballero.

Rickon sonríe con orgullo mientras abraza a su dragón.

—¿Has venido a acompañarnos padre? —el le pregunta con inocencia— ya le he mostrado a la princesa todo el castillo ¡Y dijo que le gustó mucho! ¡Padre, tienes que mostrarle el invernadero y las aguas termales!

Visenya guarda silencio mientras el considera lo que su hijo le pide. Si se lo hubiese permitido, Rickon seguramente estaría feliz de llevarla a conocer cada lugar de invernalia, pero aún no tiene permitido salir del castillo por su salud.

Cregan le extiende su mano a la princesa Visenya tomándola por sorpresa. Ella le sonríe brevemente antes de aceptar su mano.

La mano de Visenya está caliente al contrario de la de él, lo que lo lleva a recordar lo que había dicho sobre la sangre del dragón.
Las suyas son frías y ásperas, duras por años de entrenamiento y trabajo, pero la de las princesa son pequeñas y delicadas, pero también son ásperas, el quiere preguntarle si ha entrenado con la espada como su homónima, pero no lo hace.

—Ve a buscar a Sara —el le dice a su hijo cuando se pone de pie dispuesto a seguirlos afuera.

—Si, padre —el murmura con decepción, se vuelve hacia la princesa y se inclina levemente— princesa Visenya.

Visenya lo saluda con la mano mientras se aleja.

—Mi hermano Joffrey tiene casi su edad —ella comenta para romper el silencio que se formó entre ellos mientras comienzan a caminar.

—Eres buena con los niños —el afirma, mirándola de soslayo.

—Tengo que admitir que mi gusta más su compañía, los adultos a veces suelen ser menos... interesantes.

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⏰ Última actualización: Sep 20 ⏰

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