capítulo ocho
Visenya salto de la silla de Merax con facilidad y le dii una palmadita con diversión cundo su dragón la empujó con el hocico hacia atrás.
—¡Princesa!
Tanto ella como el dragón se voltean al escuchar la voz de un intruso. Merax responde gruñendo en dirección a Ser Steffon Darklyn que se aferra con fuerza a la empuñadura de su espada como si aquello fuera a salvarlo de la furia de un dragón. Visenya vuelve a darle una palmadita a su dragón para que se porte bien.
—Gīda (calma) —ella le dice con suavidad— nyke sȳz, ȳdra daor sagon nūmāzma. Bisa iksos nykeā sȳz vala (estoy bien, no seas mala. Este es un buen hombre).
Merax mira por última vez a Ser Darklyn antes de abrir las alas y alejarse volando. Tan pronto como la dragona desaparece de su vista Visenya se voltea para mirar al guardián real.
—Princesa, su madre desea verla en su salón privado.
—Gracias —Visenya responde simplemente, comenzando a quitarse los guantes mientras camina.
Ser Darklyn la sigue por detrás a paso lento.
Era muy temprano en la mañana, sus hermanos más jóvenes aún deberían de estar descansando y las criadas apenas se estaban levantado para comenzar con el desayuno. Visenya se había despertado cuando el cielo aún estaba cubierto de estrellas y no había podido volver a conciliar el sueño por lo que le pareció apropiado volar. Seguramente su madre la estuviera esperando para regañarla por irse sin avisarle a nadie.
Visenya entra a la habitación privada de su madre sin llamar y cierra antes de que Ser Darklyn pueda hacerlo por ella.
Rhaenyra parece haberse levantado recién de la cama, aún viste su camisón y tiene el cabello trenzado un poco desordenado. Cuando su hija entra ella no se voltea a verla, sino que aún sigue mirando por la ventana en donde el sol, que ha comenzado a salir, se refleja en ella.
—¿Un vuelo matutino?
Visenya asiente hasta que se da cuenta que su madre no puede verla y decide hablar.
—Si.
—Aun puedo recordar tu primer vuelo —ahora Rhaenyra se da vuelta y la mira con cariño, estira su mano y espera que ella se acerque— ¿Tu puedes recordarlo, querida?
Ella se acerca a paso lento y toma la mano de su madre con cuidado. Rhaenyra no la obliga a acercarse más.
Ahora ambas están frente a la ventana y el sol se freja en la dos, y nunca antes se habían visto tan parecidas. El Cabello de Visenya se ha vuelto un poco más oscuro con el paso del tiempo, pero bajo la luz del sol casi parece tan claro como el de su madre.
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adore you | cregan stark
FanfictionCuando Visenya floreció, fue comparada con su madre por su gran belleza y pronto comenzaron a llegar cuervos a Rocadragón para pedir su mano, pero fue una sorpresa para todos que la princesa Rhaenyra entregará a su única hija al guardián del Norte...