16. ¿Por qué me miras así?

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Henry


Estaba en una puta nube. Ella era mi mejor sueño hecho realidad. La forma en la que sus dedos se deslizaban perezosamente por la piel desnuda de mi brazo, como me dedicaba toda su atención, el sonido de su risa y toda su piel desnuda, tan dispuesta a recibir mis besos.

Quería tratarla con todo el amor que sentía, hasta que los golpes quedaran atrás. Hasta que pudiera verse como yo la veía.

Necesitaba curar su alma. Darle un hogar donde ser ella misma sin reservas, donde me enseñara cada pequeño rincón de sí misma. Y estaba seguro de que iba a amarlo todo.

Iba a buscar a ese jodido cura en cuanto amaneciera porque no dejaría que volviera a aquella casa. Ahora que sabía la verdad haría todo lo posible por alejarla de ellos, y podían decir lo que quisieran. Mi imagen podría irse a la mierda por completo y no me importaba. Porque la mujer que reía en mis brazos, esa a la que era incapaz de soltar, era todo. La forma en la que había sufrido me ponía los pelos de punta... todo lo que le habían hecho y como se levantó para seguir sobreviviendo.

La besé en la mejilla con fuerza.

-No lo pienses demasiado. -Había perdido la cuenta de las veces que me habían dicho que mi semblante era tan serio que nadie lograba descifrar lo que pensaba... y ahí estaba ella, dispuesta a romper con toda opinión que hubieran vertido sobre mí. Se me hizo un nudo en la garganta, había una realidad que pesaba con mucha fuerza en mi mente.

-Podría haberte perdido sin siquiera haber llegado a conocerte. -Besé la piel por encima de su corazón, necesitando asegurarme de que seguía latiendo. -No voy a mentirte, ni a endulzarte nada, habrá represalias por lo que te han hecho.

-Henry no te metas en problemas por algo del pasado.

-Nadie toca a mi mujer. -Sentencié rudo y, tal vez, más fuerte de lo necesario. La miré a los ojos, parpadeé y cuando los volví a abrir me besaba con fuerza. Por el Diablo, esos besos nos iban a meter en problemas. Estaba haciendo todo lo posible por controlarme, su primera vez había sucedido hacía minutos y yo no era pequeño... y tampoco fui muy sutil hacia el final, aunque me hubiera rogado que le diera más fuerte. Joder, solo de pensar en sus gemidos me estaba endureciendo.

Aunque su lengua acariciando la mía también tenía mucha responsabilidad en esto.

Me separé de ella antes de ponerme a follar, la tomé entre mis brazos y la llevé al baño. Yo necesitaba una ducha fría pero a ella la metería en el agua caliente de la bañera. Al final mi ducha fría quedó en el olvido cuando me pidió que la acompañara. Con su fino cuerpo entre mis piernas, le empecé a lavar el pelo. No quise mirar demasiado su espalda, muy en parte porque no quería incomodarla pero sobre todo porque cada vez que veía un moretón me entraban ganas de correr hasta encontrar a cualquiera de esos imbéciles.

-No para de llover. -Los truenos retumbaban por el cielo, único momento en el que dejaba de escucharse la lluvia. Estaba seguro de que varios caminos se estarían inundando.

-Eso nos da una excusa perfecta para que no salgas de aquí. -¿La forma en la que me miraba? Era lo que me aceleraba el pulso. Esa sonrisa enamoraría al mismo diablo. -¿Por qué me miras así?

-Nunca he sido tan feliz.-El corazón me latió en las orejas. -Pensaba que si descubrías la verdad te alejarías y no podría culparte de ello, aunque me rompiera el corazón, pero eres... más de lo que alguna vez pude soñar.

-Quiero que te quede clara una cosa. -La agarré por la cintura para girar su cuerpo y que quedara frente a mí. -Me arrancaría el corazón con mis propias manos antes que alejarme de ti.

Mil Razones (Henry Cavill)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora