24. Rojo

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Henry


Rojo como el infierno mismo. Eso era todo en lo que se había convertido mi mundo cuando escuché el grito de Tom.

Me habían saltado todas las alarmas cuando volví de ayudar a Richard Kane, a echar hasta la primera papilla y no la vi. Entonces, me puse a buscarla por todos lados y cuando no la encontré ni nadie la veía desde hacía un rato, enloquecí. Porque sus padres no estaban, Louis tampoco y, aunque Mark estaba medio inconsciente tirado en la hierba, eso no quería decir nada bueno. Movilicé a todos los que quedaban por allí, por borrachos que estuvieran, y creo que mi expresión hizo que se les pasara hasta los efectos del alcohol.

Cuando vi, en primera fila, como le pegaba me importaron una mierda las consecuencias de lo que iba a hacer.

-Voy a matarte. Hijo de puta, voy a matarte. -Le decía entre puñetazo y puñetazo. Tenía la cara ensangrentada, ya apenas lograba defenderse con coordinación. Pero mi ira no tenía fin.

Después de eso, todo ocurrió muy rápido. Mi hermano tumbó a Louis de un golpe a unos metros de mí, se enzarzaron en una buena pelea hasta que Tom se cabreó lo suficiente como para darle un golpe que lo llevó al suelo.

Yo sabía pelear pero mi hermano no se quedaba atrás.

Sergi Olinsky me dio un gancho en la mejilla que me giró la cabeza a un lado, no me hizo demasiado daño pero si pude ver como su mujer venía hacia mí. No iba a ponerle una mano encima a esa tipa, eso estaba claro, pero la cara con la que me miraba decía que iba a tener que reducirla.

-¡Emma! -La voz de mi padre sonó a lo lejos. Se me heló la sangre, ni siquiera sabía si ella estaba bien. Estaba tan centrado en quitarle a este infeliz de encima que me cegué. La busqué con la mirada, desesperado, pero no la vi. Algo pasó corriendo por mi lado y cuando volví la vista hacia delante, cuando el grito de su madre me alertó, me quedé paralizado. No había visto el cuchillo hasta que Emma se lo quitó a su madre con un golpe. Pero no fue eso lo que me hizo detenerme, aunque el agarre que tenía sobre el cuello de este hijo de puta no flojeó, fue la forma en la que la cogió de los pelos y le estrelló la rodilla en el vientre. Fueron todos los golpes, uno detrás de otro, sin descanso que Emma le estaba devolviendo a su madre. Porque aunque la mujer no era capaz de defenderse, le estaba respondiendo por todos los años que había pasado callada.

La tiró al suelo con tanta fuerza que el cuerpo rebotó en la tierra, sus costillas tuvieron que sufrir con aquel golpe porque antes siquiera de poder tomar aliento Emma la giró y estando frente a frente siguió golpeando una y otra vez. Completamente fuera de sí.

La violencia era brutal. La ira que emanaba de ella era algo tangible y tan fría que congeló el ambiente. Su padre y su hermano dejaron de resistirse, de quejarse.

Los gritos que escuché antes se habían silenciado hasta no escucharse más que los alaridos de aquella mujer que estaba recibiendo su propia medicina y los gruñidos de mi esposa.

-¡Déjame! -Lo intentaba. De verdad que intentaba quitársela de encima con arañazos y bofetadas que no eran tan fuertes como ella querría porque Emma era una fuerza inamovible. La dura realidad es que ella estaba tan acostumbrada a los golpes que aquello no era nada comparado con todo lo que había soportado ya. Partía con una resistencia digna de un boxeador. Su madre era todo lo contrario. Era un niño creído al que le habían calentado por primera vez en el patio del colegio y se había sentido impotente.

-¡No vas a ponerle una puta mano encima! ¡¿Me oyes?! ¡Jamás vas a tocarle! -Decían que mi ira era algo a lo que temer pero esto era impresionante. Y me estaba defendiendo a mí. Se me puso la polla tan dura tan rápido que casi pensé que tenía un puto problema. Pero verla así era demasiado excitante.

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⏰ Última actualización: Jul 28 ⏰

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Mil Razones (Henry Cavill)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora