Capítulo 2

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[ Nota de la autora, antes de que leas el capítulo agradecería que leas esto

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[ Nota de la autora, antes de que leas el capítulo agradecería que leas esto.

Primero, para ver si quieren una historia de Nanami, Sukuna o Toji (elegir uno de momento)

Segundo, viendo que recibe mucho apoyo en poco tiempo (considerando lo muerta que estaba como autora) si llega a las 600 vistas antes del martes a la noche haré un maratón de 3 capítulos el miércoles. Gracias por la atención]

- Me estás haciendo daño -susurro temblando, con dolor en los hombros. No había dicho nada poniendo nervios a Gojo haciendo que apriete más su agarré.

El estaba congelado, su respiración era pesada, su mente estaba en blanco. No entendía nada.

- ¿Por qué no me adoras? Necesito que me adores, no tiembles, e-el gran Satoru Gojo quiere tenerte cerca, eso es un halago -reía para no llorar, sacudiendo sus hombros,- ¡Eso es un halago! Todo el mundo me quiere -aseguraba con una sonrisa terrorífica.

La pobre protagonista temblaba en pánico, temiendo por su propia salud. Sabía lo que el podía hacer, comprendía su poder y fuerza, podía dañarla como si nada y ella no podría defenderse.

Las piernas temblorosas y las sacudidas impidieron que se pudiera mantener de pie y cayó al suelo de culo, logrando soltarse de su agarre mientras lo miraba con puro terror.

- No me hagas daño -pidio con el labio inferior temblando, la pobre mujer parecía estar a punto de llorar.

Satoru dejo de reír de golpe.

¿Dañarla? ¿Ella creía que iba a dañarla? Apenas se conocían, el no daña a desconocidos... Tampoco debería necesitar tanto la compañía de desconocidos, pero ¿Por qué dañaría a la mujer de sus sueños?

¿Tan mal se veía?

- Y-yo lo siento, solo me emocioné. Me entiendes tan bien, ¿Lo sabes no? Yo aprecio tu comprensión, adoro tu compresión, eres la única que ve más allá de mi reputación, es tan extraño. Solo debo acostumbrarme -aseguraba nervioso con las manos temblando, agachando la cabeza para verla.

La diferencia de altura en esa posición solo lo hacía verse más intimidante.

- No estás bien -murmuro ___ negando con la cabeza, empezó a entender a la perfección lo jodidamente rota que estaba su mente.

- ¡Claro que no estoy bien! Porque estás en el suelo, intentando esquivarme, tú me haces bien. Por favor escuchame, no tiembles no te atrev- -se lo pensó dos veces, amenazarla solo la asustaría más,- te pido que no llores, me daría mucha pena -eso sonaba mucho mejor desde luego.

La joven trago saliva e intento regular la respiración, quería irse a casa, salir corriendo, fingir que no lo había conocido nunca, que nunca se habían encontrado.

Sabía que los hechiceros poderosos no solían estar bien emocionalmente, cargar con tales responsabilidades, ver pérdidas importantes a lo largo de los años.

¿Pero esto? Superaba todas las expectativas de lejos, no estaba segura de poder soportarlo. Nunca había visto tal cosa.

- Escúchame ___, si no estás conmigo tendré que decirle a todos que puedes ser una hechicera. Lo siento en mi corazón, tienes potencial para ello, tienes tanto potencial y todo tú ser parece estar destinado a mi -hablaba con ilusión, ¿Eso era un maldito chantaje? Ella específico que no lo dijera a nadie. Estaba tan perdido en el momento que no lo tenía claro.

No lo aguanto más y le dio una bofetada en toda la cara, dejando su mejilla roja con la marca de la mano en su piel pálida, incluso moviendo un poco la venda.

- ¿Pero que coño se te pasa por la cabeza? -hablo furiosa mirándolo con puro enfado, logrando que el por fin reaccione. Se le había acabado la timidez, eso desde luego pero no el miedo, porque la mano le temblaba de forma descontrolada después de golpearlo.

Gojo trago saliva, quedándose en silencio mientras pensaba en toda la escena que había montado.

- Quizás es.... Demasiado, nos conocemos poco ¿No? Seguro es eso. Perdón, las escucharte hablar me pone perdido, no sé ni por dónde empezar. Disculpame no era mi intención, me deje lleva y ehmmm -se le escapó una risa nerviosa, dándose cuenta que la había cagado.

Mierda, ella lo hacía ser tan explosivo que logro tenerla en el suelo casi llorando y temblando de miedo.

- Lo siento, no era mi intención asustarte ¡Me interesas mucho! Es solo eso, me das más emoción que matar maldiciones de grado especial -joder Gojo, callate de una vez si vas a decir tantas tonterías. Eso no es un halago, necesitaba callarse y no podía.

- Ve a terapia por favor, o algo de eso -pidio la mujer levantándose del suelo mientras lo miraba,- déjame ir a casa y haz algo decente por una vez, recapacita -le dijo de forma seca ___ y se fue, aprovechando que el estaba congelado en shock con ambas manos en la cabeza tirándose de los pelos.

Sabía que la había cagado, no tenía ningún derecho de perseguirla, ni reclamarle nada. Pero aún así lo hizo, la siguió en silencio desde las sombras hasta su casa.

¿Tenía una situación tensa con ella? Si, pero ahora no solo tenía su número de teléfono si no también su ubicación. Salió ganando el a su parecer.

Solo tendría que darle un tiempo, que se relaje y le daría algún regalo algo, buscaría la forma de que ella lo perdone.

- Solo fue un error, me daba miedo mostrarme vulnerable y.... No, eso no sirve -susurro frustrado mirándose en el espejo del baño. Estaba practicando que decir para explicar su comportamiento de mierda.

- Mis emociones se alteraron porque nunca había sentido está conexión con nadie -intento decir mientras dibujaba un corazón en el espejo con un pintalabios, se lo había robado cuando ella dormía,- Eso quizás le suene demasiado cursi -se maldijo.

Paso la mano por el cabello y se rasco la espalda, iba a tener que darle muchas vueltas a la cabeza para conseguir su perdón.

No había hecho nada de lo que ella le recomendó, eso seguro.

El lo veía normal. Después de todo, el es tan poderoso como un dios, si quiere hablar como un loco tiene derecho.

Su perspectiva de todo era arrogante, egoísta, desafiante. Sabía que estaba mal, aunque no lo admitía.

- Ella no puede tenerme miedo, soy su salvador -se dijo a su mismo pegando una foto de ella dormida al lado del espejo,- Soy el equilibrio, el salvador de la humanidad, ¿Como puedes tenerle miedo a quien va a salvarte? -vacilaba con una sonrisa y la respiración pesada.

Se estaba volviendo loco de pensar en ella, no llevaba ni una semana de conocerse, ni dos días de hablarse y ya lo tenía así. Todo con ese sueño, los encuentros.

Necesitaba respuestas, las necesitaba ya, estaba demasiado alterado.

¿Pero como se supone que paras a alguien que nació para ser el más fuerte, el que tiene más poder? Eso es intimidante, parece que pueda comerse al mundo y reclamar lo que quiera.

- Ella es tan misteriosa, que linda -susurro con una sonrisa boba viendo las fotos que logró hacer mientras ella dormía. Estaba como un idiota enamorado mirando sus fotos a las cinco y media de la noche.

 Estaba como un idiota enamorado mirando sus fotos a las cinco y media de la noche

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Gojo Satoru - Poder, sinónimo de soledad. [Yandere]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora