Capítulo 19

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- No les hagas caso si te dicen algo de mi -pidió agarrando su bazo con ligera fuerza, no lo estaba pidiendo, lo estaba exigiendo

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- No les hagas caso si te dicen algo de mi -pidió agarrando su bazo con ligera fuerza, no lo estaba pidiendo, lo estaba exigiendo. La mujer trago saliva mirándolo con ligera desesperación.

- Ya sabes que solo te creería a ti -reía Gojo dejado un beso en su frente para calmarla.

Después de todas las pesadillas que el tuvo, por fin iba a cumplir su trabajo como profesor y hechicero. Después de todo tenía responsabilidades que cumplir.

- Son unos mentirosos -susurro con cierto odio, la mandíbula tensa con una mirada fría. Parecía tener un rencor muy enterrado en su pecho, uno que ni el amor y la paz podían calmar, aunque no podía opinar porque el no sabía el transfondo.

Suspiró y le dio un gran abrazo, enterrando su nariz en el cabello para olerlo con los ojo cerrados, siempre adoraba su aroma. Se separo y se fue por la puerta, cerrandolo con llave antes de activar las alarmas en el móvil.

No podía arriesgarse a que ella esté desprotegida o huya, solo el sabe bien lo que ella necesita.

- Cada vez todo está más tenso -susurro Megumi a Satoru. Ninguno de los tres adolescente sabía bien lo que había ocurrido, pero todos los profesores y hechiceros de grado especial miraban con un ligero miedo y desprecio al albino.

- Céntrate en tus cosas, la gente se aburre mucho y necesitan opinar de los demás -respondió sin más, con una sonrisa molesta apretando los puños que saben guardados en sus bolsillos.

- Yo tengo un mal presentimiento, instinto de mujer-afirmó Nobara con una sonrisa orgullosa aunque una expresión preocupada,- como si estuviéramos en el comienzo de algo importante, me siento como una historia de un libro -.

Itadori miro con brillos de ilusión a Nobara, sonriendo al ver que se mantenían un poco positivo apesar de la pérdida de Nanami.

- Estamos listos para todo -respondió dando puño al aire siguiéndole la sonrisa a Nobara.

Lo dos se reían haciendo poses mientras Megumi los miraba, pero en el fondo los cuatro lo sabían. Algo iba a empezar, no sabían el que exactamente.

- Tengo una llamada, hacer lo que sea -murmuró distraído Satoru mirando el teléfono mientras se alejaba.

- Solo responde llamadas de su novia, que bonitos son. Seguro ella es súper dulce -reía Nobara ilusionada creyendo que presenciado una historia de amor dulce.

Satoru contesto la llamada y se quedó confundido porque no se oía nada, solo un tick molesto todo el rato.

Miro el teléfono revisando por si estaba roto y volvió a acercarlo a su oreja, cada vez más confundido y con más sospechas. No entendía nada.

- Satoru, ¿Cuándo vuelves a casa? -pregunto la voz de ___ al otro lado del teléfono, parecía nerviosa.

No respondió y saco su otro teléfono, mirando las cámaras hasta que abrió los ojos en shock. Trago saliva y suspiró pensando en la respuesta.

- Se supone que en unas horas, pero volveré lo antes posible. Estate tranquila, no pasa nada -aseguro intentando que se calme, tranquilizarla,- no me voy a enfadar, solo quédate en la habitación y espera por mi -.

- Vale -respondió con una voz más calmada haciendo caso.

No sabía si estar preocupado por ella o estar feliz, ¡Realmente feliz! A cada rato ella dependía más y más de él, ya casi parecía que no la obligaba a quedarse en casa. No podía estar más contento.

Hasta lo llamaba para avisarlo de esas cosas, con una sonrisa suspiró satisfecho. Los progresos que tenían cada vez más eran más grandes y no podía esconder su emoción, hasta Nobara lo notaba.

Un hombre feliz en una relación, aparentemente, feliz.

- Uyy parece que alguien recibió buenas noticias de su princesa -reía Nobara sin aguantarse las ganas de cotillear. Con una mano en la cadera y la otra en su mentón levantando las cejas insinuante.

- El profesor Gojo se ve feliz, muy feliz. Me alegro -reía Itadori inocente con brillo en los ojos y un cómico colorete en sus mejillas, característico de él.

Megumi no dijo nada pero tenía una pequeña sonrisa, una muy pequeña y sutil sonrisa que decía más que cualquiera palabra que pudiera decir. Era su manera de expresar su felicidad por los éxitos de un ser cercano a él.

Aunque aveces sea frío, le tiene ese aprecio que se gana con tiempo y paciencia, sobretodo tiempo.

- Me voy a sonrojar -reía Gojo siguiéndoles la broma,- pero si, soy un hombre comprometido en mi relación. No puedo estar mejor, soy la envidia como siempre -hablo con una sonrisa arrogante y egocéntrica.

Aunque tenía un pequeñito problema en casa eso no cambiaba el echo de lo que él consideraba grandes avances en su relación el la mujer de sus sueños, literalmente.

Ella era su todo, la razón de su existencia, si primera y mayor motivación para ser el salvador de la humanidad, su prioridad para seguir siendo el más fuerte.

Sería un dios por ella si hiciera falta, la deseaba.

Pasaron horas y en cuanto acabo sus clases no dudo en ir a su hogar corriendo, emocionado de verla. Entro por la puerta con una sonrisa, en el trayecto a cada estuvo viendo las cámaras con atención sentado en el coche.

- Ya estoy en casa -sonreía descalzandose para sentarse al lado de ___ en el sofá para abrazarla,- hueles tan bien, ¿Te duchaste con el champú que compré? -pregunto con una sonrisa, disfrutando de la diferencia de altura para apoyar el mentón encima de su cabeza como si nada.

Era una pregunta tonta porque el ya sabía la respuesta, después de todo era bueno tener cámaras en el baño y sobretodo, la ducha.

- Creo que ya lo sabes -respondió sin más apoyando la cabeza en su hombro, ya estaba empezando a aceptar su forma de ser.

- Oh vamos no estés desanimada cariño, solo fue un problemita de nada. No importa -susurro dejando un beso en su cabeza, después en su frente y en la punta de su nariz, sonriendo más al ver cómo ella reía.

- Me haces cosquillas -reía intentando apartarlo con una mano, cosa que el no hizo caso

La acercó más, quitándose la venda de los ojos para verla sin nada que lo moleste de por medio, apreciar su belleza

- Es que echaba de menos esa dulce sonrisa -murmuro dejando algún que otro beso en su rostro, la sostenía con cuidado como si fuera una muñeca. Acariciaba su cabello y bajo un poco sus labios, rozandolos en su piel hasta llegar a su cuello dejando un rastro de besos en el.

Todo el día fuera sin ella era mucho tiempo, la necesitaba. Después de todo ella era su ángel.

 Después de todo ella era su ángel

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Gojo Satoru - Poder, sinónimo de soledad. [Yandere]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora