Capítulo 4. Dudas que desafían al héroe

21 1 0
                                    

—Sigo queriendo que revises mi proyecto—Kol dejó de mirar la televisión para girarse hacia la puerta, donde Elena entraba a la oficina con su laptop.

—Atraes a los imbéciles amor—dijo Kol riendo.

—Lo lamento, aunque sé que no estás de buen humor, en otro momento no te hubiese importado lo que él dijera—dijo Elena cerrando la puerta.

—Solo es cansancio, la abuela sigue llamando, los socios me reprocharon la pérdida de armas, incluso me llamaron niñito mimado e irresponsable, el maestro está a nada de golpearme porque soy el peor Ranger de la historia, parezco estrella de Hollywood porque todos quieren saber si contraté a los Rangers, y Samuel Edwards es un dolor de trasero—dijo Kol mientras Elena se acercaba para abrazarlo con suavidad.

—Tranquilo, resolveremos todo, pero iremos un paso a la vez, deja de responder las llamadas de tu abuela, Kaleb es tu abogado, si tiene algo que decir que lo llame a él; los socios no importan, que se vayan al infierno; no vayas a la cabaña estos días, deja que el maestro se ahogue en su amargura; en cuanto a tu fama, tal vez deberías explicar lo que pasó para que te dejen en paz, Caroline puede ayudarte con eso—dijo Elena con sinceridad, y Kol parecía pensarlo.

—Tienes razón, amor, ya no es tan sencillo darle la espalda a los problemas—

—La temible vida adulta—

—Llamaré a Caroline, pero antes, muéstrame ese diseño, mi ingeniera—dijo Kol sonriendo, y Elena asintió con emoción antes de pasarle su laptop.

En los días siguientes, Caroline publicó una noticia donde Kol explicaba lo sucedido con las armas, aunque no culpó directamente a su familia materna, solo aclaró que las armas fueron vendidas a su espalda, cosa que no pasaría nuevamente, y él no pidió ayuda de los Rangers, pero lo agradecía. Además, eso no fue lo único que hizo el castaño esos días.

—Mark, que gusto que vinieras—dijo Samuel cuando se acercó al nombrado, el cual entraba al ayuntamiento de Nueva York, ubicado en Manhattan.

—No tenía opción, sus declaraciones en los noticieros empiezan a dar muchos problemas—dijo Mark seriamente, ese hombre lo tenía harto, puso a todos los periodistas en su dirección preguntando por los planes de los Rangers ante la situación.

—No es mi intención Mark, solo hablo por las personas que quieren conocer a nuestros héroes—

—Mentalícese Samuel, los Rangers tienen muchos problemas como para mantener al gobierno y a las personas felices—

—Vaya, te desconozco, ¿Prefieres la tranquilidad de los Rangers a la tranquilidad de las personas?—

—Yo prefiero hacer mi trabajo y ya—dijo Mark antes de continuar su camino hacia la sala principal, donde lo esperaba el alcalde y los demás gobernantes.

Minutos después, la reunión inició, y Samuel estaba allí en representación de las personas.

—Señor Johnson , nosotros solo queremos aclarar este incidente, necesitamos calmar a las personas y a los demás gobiernos—dijo el alcalde tranquilamente.

—Lo sé, señor, pero repito lo que he dicho varias veces, los Rangers no actuaron porque fueran contratados, ellos tenían sus razones, pero ya escucharon a Kol Mikaelson, él no los contrató—aclaró Mark nuevamente.

—Ese no es el único problema—dijo Samuel sonriendo.

—Escuche...—empezó Mark, pero se detuvo al escuchar un escándalo afuera, y segundos después, la puerta se abrió dejando ver al mismísimo Ranger Rojo, y ante eso, todos se levantaron—Bueno, él mismo responderá eso—murmuró Mark sorprendido, no esperaba que Kol apareciera.

POWER RANGERS 5: EvolutionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora