ONCE

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Lo primero que despertó a Hyunjin fue el aroma de Félix y sonrió. Él movió más la cabeza para poder acurrucarse bien cerca del rubio y poder empezar a dejarle besos por el cuello, ya que los cabellos de éste estaban sujetados en un rodete. Félix sonrió y se pegó al cuerpo del oficial, tocando las manos de Hyunjin que lo mantenían agarrado de la cintura.

- Mmhhh... ¿ya amaneció? – preguntó Félix, casi ronroneando.

- Casi pero quiero seguir besándote porque anoche te quedaste dormido...

Una mano de Hyunjin se metió por debajo de las sábanas que los cubrían y empezó a tocarle el trasero mientras ya sentía su miembro bien duro. Félix, que no iba a negarse a nada, estiró la cabeza hacia atrás para poder buscar la boca de Hyunjin y besarlo, como había hecho durante toda la madrugada.

Los dedos de Hyunjin tocaron la intimidad de Félix y éste empezó a gemir, exhausto pero necesitado: no importaba cuantas veces lo habían hecho anoche, ellos jamás se cansaban de tenerse. La mano libre de Hyunjin subió por el pecho del rubio y llegó al cuello, para poder acercarlo más contra él, pero también apretándolo un poco mientras quitaba los dedos de adentro de Félix para acariciar su propia pija y luego introducirla.

Félix no podía evitar jadear y buscó con la lengua los dedos de la mano de Hyunjin que lo ahorcaba para lamérselos y también morderlo; tener al morocho dentro de él lo volvía loco, llenándolo de lujuria y pasión. Luego de jugar con la lengua de Félix, Hyunjin bajó la mano hasta el pene del rubio y comenzó a tocarlo mientras lo embestía cada vez más fuerte.

Los gemidos de los dos se mezclaban con los sonidos de la ciudad arrancando en la mañana. Hyunjin estaba bañado de sudor y pese a que ya no sentía las piernas de todo lo que había hecho en la noche, no podía separarse del rubio; ese cuerpo lo obsesionaba, lo abducía, lo enloquecía y necesitaba amarlo de todas las formas posibles.

- Mmhhh... Lixxie... dios...matame...por favor.

Félix se separó de Hyunjin, haciendo que se perdiera el contacto carnal entre ellos, pero para subirse arriba del morocho y poder mirarlo de frente. Él apoyó las manos en el pecho sudado de Hyunjin y éste no perdió tiempo en agarrarlo de la cintura y acomodarlo sobre su pija dura, pero pese a estar sujetado, Félix decidió marcar los tiempos.

El rubio agarró con su mano el pene de Hyunjin, se lo apoyó sobre su intimidad y lentamente lo fue introduciendo, provocando un delirio en el oficial, quien lo miraba con fuego con esos oscuros ojos. Hyunjin volvió a llevar una mano a la boca del rubio y le metió dos dedos para que éste se los chupara como si fuera su propio miembro. Félix no dejaba de gemir, lo cual provocaba que Hyunjin estuviera al borde del orgasmo.

- ¿Te estoy matando? – jadeó el rubio.

Hyunjin no podía contestar por el estado de éxtasis en el que estaba, así que apenas asintió con la cabeza. Félix se dobló para llegar a la boca del morocho mientras no dejaba de mover las caderas muy lentamente, provocando más placer entre los dos. El rubio besó a Hyunjin mientras lo sostenía del rostro y éste lamía toda la boca del muchacho. Félix habló.

- Te amo...

Hyunjin abrió los ojos y dejó de besar a Félix. ¿Había escuchado bien? ¿Félix había dicho que amaba a Hyunjin? El morocho no pudo evitar que la piel de todo el cuerpo se le erizara. Félix percibió un cambio en Hyunjin y se detuvo pero éste lo agarró de la cintura para que no se alejara y siguió con los movimientos.

- Disculpa...no dije nada...

- No, no... ssshhh...

Hyunjin volvió a besarlo y con mucha fuerza volteó a Félix para acostarlo en la cama y él pasar arriba. Hyunjin le acomodó unas mechas rubias que se habían escapado del rodete y lo besó.

Charmer - HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora