DOS

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Hyunjin no pudo pegar un ojo en toda la noche pensando en lo que había sido su primer día de trabajo. Mierda, ¿por qué había tenido que caer tan bajo?

La primera vez que había probado el alcohol fue con los compañeros de la preparatoria, en un desafío de mierda pero él había sido el único que logró bajarse la petaca de whisky sin caer desmayado; desde esa vez había empezado a tomar a escondidas de sus padres. Luego, cuando ingresó a la academia de oficiales, logró rescatarse bastante pero los fines de semana, cuando salía con los cadetes, él siempre terminaba borracho. Al egresarse como policía y en uno de los primeros operativos con rehenes de los que había participado, Hyunjin conoció a Yang Jeongin - uno de cinco aprehendidos que salvó - y de allí había caído rendido a los pies del jovencito. Los dos comenzaron a salir y a los dos meses ya se encontraban viviendo juntos. Hyunjin estaba demasiado enamorado del chico cuatro años menor que él así que no dudó en pedirle matrimonio pero unos meses antes de la boda, Hyunjin comenzó con ansiedad y nervios y sin darse cuenta cómo, ya estaba tomando devuelta. Jeongin intentó ayudarlo a dejar las bebidas, lo acompañó a reuniones de alcohólicos anónimos y hasta empezaron a ir a terapia de pareja pero el vicio parecía mas fuerte que el amor, así que un mes después del casamiento, Jeongin juntó todas sus pertenecías y se fue de la casa.

Y ahora Hyunjin estaba viviendo en una pocilga que ni quisiera había tenido tiempo de acomodar, en una ciudad de mierda y lo atormentaba la mirada de un rubio taxiboy que le había provocado una erección al decir sólo su nombre. Él corrió la manta y se sentó sobre el colchón, en el piso ya que todavía no había armado la cama. Rayos de luz ingresaban por la persiana americana torcida de la ventana de la sala, avisándole que ya había amanecido. Hyunjin miró la mesada de la cocina: todavía habían demasiadas botellas mirándolo. Él agarró el celular y marcó de memoria ese número que tanto se sabía.

"El número con el que intenta comunicarse no corresponde a un abonado en servicio". Siempre la misma máquina diciéndole lo mismo. ¿Dónde estás, Jeongin, dónde?

Como Hyunjin aún no tenía escritorio propio, tuvo que usar el de Minho para redactar formalmente la declaración de Lee Félix, de pasó aprovechó la computadora para buscar registros de domicilios o bienes del rubio pero el taxiboy no tenía nada a su nombre, sólo muchas entradas a la comisaria por disturbios en la vía pública, sobornos, episodios de sexo en la calle y hasta riñas callejeras. Antes de ir al hospital, Hyunjin pasó por los calabozos sólo para asegurarse que el cerdo asqueroso violador todavía estuviera detenido.

Hyunjin se anunció en la mesa de entrada del hospital y lo dejaron ingresar al piso dos, pero cuando llegó a la sala la doctora lo miró de arriba abajo.

- Oficial, qué lástima que volvió para nada...el chico ya se fue.

- ¿Cómo que ya se fue?

- Ya los conoce a los de esta calaña...mientras menos contacto tengan con la policía...

Pero Hyunjin no lo conocía y se llenó de bronca ante las palabras de la doctora. Él se quedó con la declaración en la mano, sin saber qué hacer. Abatido, volvió a la comisaría.

Minho y Changbin, cada uno sentado en un escritorio, miraron a Hyunjin tirar la declaración en un tacho de basura y luego atacar la máquina de café: él ahora sí esperaba poder terminarse uno. Minho habló.

- ¿Qué pasó, Hwang?

Hyunjin se dio vuelta con café en mano y se acercó a sus compañeros.

- Ya no estaba en el hospital.

- Típico de él – contestó Changbin.

Hyunjin hubiera deseado que alguien le advirtiera sobre este proceder del chico rubio. Minho tecleó algo en la computadora de su escritorio.

Charmer - HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora