TRES

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A Hyunjin le costó volver ese día al trabajo, sobre todo porque tenía que seguir saliendo de patrullaje con Lee y Seo, y ya no tenía un buen concepto de este último. A él jamás se le hubiera pasado por la cabeza pagarle a una persona por sexo. La mente de Hyunjin se calló dos segundos. No es que él hubiera querido ayer pagarle al encantador pero ese chico daba ganas de querer probarlo y era evidente que la única manera era esa. Mierda. ¿Por qué Hyunjin estaba pensando en el rubio? Él se dio cuenta que cada vez que veía a un muchacho rubio en la calle, los ojos se le quedaban viéndolo, hasta descubrir que tan solo era una persona más. Changbin miró hacia la parte de atrás del auto, buscando la mirada de Minho, quien levantó los hombros.

Los días en la ciudad solían ser monótonos y aburridos: arrestos a pendejos que robaban carteras o relojes en la vía pública, desbarataban tienditas de drogas e intervenían en riñas. Hyunjin no estaba feliz por el trabajo que ahora tenía pero mantenerse en esa ciudad le hacía no perder la esperanza de volver a ver al rubio. Cada vez que él pasaba por debajo de la autopista, no podía no buscar a Félix sobre la columna que lo había encontrado la primera vez gracias al no sé qué de Minho. Pero el rubio ahora había desaparecido.

Hyunjin se ocupó de ordenar el departamento para por lo menos no sentirse un pordiosero. Él compró una base para el colchón y escondió las botellas de alcohol en la alacena baja, aunque ahora ya quedaban dos botellas: había noches insoportables en las que Hyunjin no podía olvidar a su ex y se bajaba el contenido de la botella entera, para luego despertar al otro día arrepentido de todo. Las fotos de Jeongin también estaban escondidas en la única caja que había quedado armada bajo de la cama.

Hyunjin ingresó a un tipo esposado a la comisaria. Éste hombre rudo le estaba dando pelea pero Hyunjin no se rendiría ante un cerdo inmundo que estaba tocando a una menor en la calle. Changbin, que lo escoltaba con la mirada, dejaba que el nuevo - no tan nuevo ya luego de mes y medio – manejara la situación. Bang Chan salió de la oficina y observó a Hyunjin proceder – para él sí todavía sería el nuevo, por mucho tiempo -. Hyunjin lo sentó de un empujón frente el escritorio de Changbin para que éste comenzara a tomarle declaración antes de meterlo en el calabozo.

Hyunjin se sintió liberado de ese tipo asqueroso cuando el oficial Seo empezó a hacer su trabajo así que giró y se quedó tieso al ver el escritorio que una vez le prometieron con una computadora, carpetas, organizador, y hasta con una taza con lapiceras adentro. Él volteó la vista de forma violenta hacia Bang Chan, que estaba apoyado contra el marco de la puerta de su oficina de brazos cruzados y sonriendo.

- Te lo ganaste, Hwang.

Minho se acercó a Hyunjin y lo zamarreó de los hombros.

- Bienvenido oficialmente a las 325.

Hyunjin sonrió. La salida de la departamental fue algo mojada, ya que se había desatado una tormenta insoportable, que el sólo hecho de tener que esperar el taxi hasta su casa lo empapó de pies a cabeza. Él le pagó el viaje al conductor del taxi y cuando bajó del coche se quedó petrificado bajo la lluvia: Félix estaba sentado sobre los escalones del edificio, todo mojado, con poca ropa y cabizbajo, el cabello rubio le cubría el rostro, pero pese a eso, Hyunjin supo que ese chico era el encantador.

Hyunjin caminó hasta el chico y se agachó delante de él, luego le tocó la pierna. Félix se sobresaltó, como si hubiera estado dormido, y miró a Hyunjin. Él tenía el labio cortado y sangre seca en la comisura de la boca. Hyunjin fue directo a la cara y se la agarró, provocándole algo de dolor, que expresó con una mueca.

- ¿Qué te pasó?

- Ayudame.

Hyunjin abrió la puerta del departamento y ayudó a ingresar a Félix, a quien llevaba colgando de su cuello y agarrado de la cintura, ya que le costaba caminar. Él cerró la puerta de una patada y se acercó hasta el sillón para dejar el rubio allí. Félix no podía dejar de tiritar del frío y Hyunjin fue directo a la cama, sacó el acolchado de ésta y volvió al sillón.

Charmer - HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora