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Nanami y los demás salieron del motel tras exorcizar a las maldiciones que habían asesinado a algunos huéspedes y al propietario del establecimiento.

—¿Dónde está la chica? —preguntó Nanami a Ijichi, al no ver a Aimi sentada en el coche. Los otros tres estaban confundidos, ya que no sabían de qué chica hablaba Nanami.

—Dijo que se iba a casa y se fue hacia esa dirección —dijo Ijichi nervioso, señalando hacia una dirección que Nanami reconoció.

《Fue a la playa》, pensó internamente Nanami.

Nanami salió de sus pensamientos al escuchar una voz que lo irritaba.

—Hola chicos, ¿cómo les fue en su misión? —preguntó Gojo con su voz despreocupada, apareciendo de la nada delante de ellos.

—¡Nos fue excelente, Gojo-sensei! —Itadori fue el único que respondió con entusiasmo. Los otros simplemente tenían una cara de "sáquennos de aquí", a excepción de Ijichi, quien temía a Gojo.

—Ufff —suspiró Nanami, masajeándose la sien— ¿Qué quieres, Gojo? —preguntó con seriedad.

—Qué malo eres, Nanami —reprochó Gojo, haciéndose el dolido.

—Nanamin, ¿de qué chica hablabas recién? —preguntó Itadori con bastante curiosidad.

—De la chica que trabaja en este motel —respondió Kento con su típica seriedad— Me dijo que se llama Aimi.

—¿Aimi? —susurró Gojo.

《No puede ser la Aimi que llevo buscando por un mes entero》, pensó Gojo.

—¿Cómo es esa tal Aimi? —preguntó Gojo con una voz coqueta, tratando de disimular su desesperación por saber si era la Aimi que buscaba sin descanso.

—Cabello largo de color negro y unos ojos bastante peculiares, de un color azul aguamarina —terminó de describir Nanami.

Gojo supo que era su Aimi, la Aimi que había estado buscando durante un maldito mes. Lo supo cuando Nanami mencionó el color de sus ojos, unos ojos que nadie poseía además de su Aimi.

—¿Dónde está? —preguntó Satoru con una seriedad que sorprendió a todos, ya que Gojo siempre tenía un semblante despreocupado, juguetón y bastante infantil.

—Fue hacia allí, Gojo-san —dijo Ijichi con miedo al ver el semblante serio de Gojo.

Gojo miró hacia donde Ijichi apuntaba y, sin decir nada, desapareció, usando su teletransportación.

《¿Y a este qué le pasa?》pensó Nanami y también corrió hacia la dirección que Ijichi le había señalado.

Al ver eso, Itadori corrió detrás de Nanami y los otros dos le siguieron al ver que Nanami también se dirigía hacia allí. Al pobre Ijichi no le quedó de otra que seguirlos, pero con el auto 😎.

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Gojo llegó al lugar que Ijichi había señalado y lo reconoció de inmediato: una playa. Se preguntó cómo no lo había pensado antes. Satoru no entendía cómo Aimi había llegado tan lejos de la escuela de jujutsu si no conocía Tokio.

—Aimi —susurró Gojo al ver a Aimi llorando desoladamente.

Aimi lloraba al recordar que ya no tenía a nadie en aquel mundo. El dueño del motel, el único que la había ayudado, había muerto, y ahora no tenía nada. Solo tenía su celular, que había recogido cuando salió del motel antes de que ocurrieran todos esos sucesos.

Su identidad, la ropa que compró con esfuerzo y algunos ahorros que tenía se fueron todos al ver lo que hicieron aquellas maldiciones. No solo mataron al señor Kimura, sino que también incendiaron el motel.

—Quiero volver, por favor —suplicó Aimi, acostada en aquella playa iluminada solo por la luz de la luna.

Aimi rogaba al ser que la trajo a aquel mundo. Al principio, todo estaba bien al tener a su amado Gojo junto a ella. Aimi sabía que Gojo la protegería de todo, pero todo se fue al traste al escuchar cómo Gojo estaba con Utahime. Mientras tanto, cada día sus sentimientos por él se volvían más fuertes.

—Ahora creo lo que dicen, que el amor te hace ciego —susurró Aimi, agarrándose el pelo fuertemente, sin saber qué hacer con su patética vida.

Aimi de verdad amaba a Gojo Satoru, lo amaba tanto que le dolía el corazón. Tanto que prefirió irse para que él fuera feliz, ya que Aimi sentía que era una carga para Gojo y que estorbaba su relación con Utahime. También deseaba nunca haber escuchado aquella conversación entre Shoko y Utahime.

Gojo se acercó a ella, su corazón dolido al ver su estado.

—Aimi... —dijo suavemente, intentando no asustarla.

Aimi se sobresaltó, levantándose de la arena al encontrarse con aquel hombre que tanto amaba. No podía ver sus bellos ojos, pero rápidamente salió de su trance.

—Gojo... ¿qué haces aquí? —preguntó con voz dolida.

—¿Gojo? —susurró confundido Gojo al no escuchar el apodo que Aimi solía usar, algo que a él le encantaba.

—¿Qué haces aquí? —preguntó de nuevo Aimi, levantándose de la arena y quedándose parada frente a Satoru. A Aimi de verdad le dolía ver a Gojo.

—¿Es lo único que preguntas? —susurró Gojo, un poco dolido por la frialdad de Aimi.

Gojo estaba acostumbrado a la Aimi que siempre le sonreía dulcemente, a la Aimi que le preparaba sus platos favoritos sin esperar nada a cambio, a la Aimi que lo miraba como si fuera lo más hermoso del universo. No a esta Aimi destrozada, triste, y con los ojos hinchados de tanto llorar. ¿Dónde estaba su Aimi sonriente y brillante, que siempre le mostraba su amor a él y solo a él?

—¿Y qué quieres que diga? —dijo Aimi desviando la mirada hacia las olas del mar.

—Dime si hice algo malo, para que te fueras de repente —preguntó Gojo, acercándose lentamente a Aimi, quien retrocedió, temiendo que sus barreras se rompieran si Gojo la abrazaba en ese mismo instante.

Gojo detuvo su avance, notando el dolor en los ojos de Aimi. Su corazón se encogió al verla así, tan distante y herida.

... Continuará.

"Aquel Día" - Gojo Satoru x Tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora