CAPITULO 27

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Cuando se salió la orden a Imperio Japonés de que él fuera el que le diera el Tur por todo el país a Argentina, se puso contento, aunque no lo demostró. Empezaron el Tur con paseos por las obras que estaban ahí, luego los museos de arte, música, etc. Todo iba bien a mejor, charlaban de todo. Imperio Japón se le insinúa a Argentina, pero este no lo capta, lo que le pone muy triste. Cuando llegaron a la casa no encontraron a Japón. Argentina encontró una nota donde decía que fue a visitar a un amigo, pero al ver qué Imperio no decía nada, le pregunto que le sucede y este explotó con ira y llanto sorprendiéndolo.

–Por qué no te das cuenta que me gustas.

–Imperio Japón yo.

–Que no me quieres por qué soy un mounstro.

–No, no.

Al ver que no podía convencerlo, pues seguía llorando, eso lo lastimó, no pensó que pensara así de sí mismo. Se acercó, tocó su cara atrayendo su atención, le limpió las lágrimas y lo beso. Pudo sentir como se tensó, pero luego se relajó aceptando con gusto el beso. Puso sus manos en su cabeza y profundizó el beso. Estuvieron así hasta que le faltó el aire y se separaron. Argentina puso su frente con el imperio japonés y les susurró que le gustaba como es y no le importa si es un monstruo. Estuvieron así un rato con Argentina, consolando lo y se fueron a dormir abrazados. A la mañana siguientes, Japón, que llegó a su casa, vio a su padre resaltar con alegría y se alegró por eso.

Durante toda la estadía, tanto Argentina como Imperio Japonés tuvieron sus días felices estando como pareja. Los demás parejas del albiceleste lo aceptaron más Third Reich porque siempre lo supo y se puso feliz porque al menos tiene a alguien que lo acepte tal como es. Italia Fascista Al principio no lo aceptó, pero luego se dio cuenta que no puede ser cruel con su amigo. Vio como muchos veían a Imperio Japonés como un monstruo. Nunca tuvo a alguien a su lado. Ahora que tiene la oportunidad, no puede simplemente rechazar esto por lo que le dedico la felicidad, incluso si es con su hijo/nieto.

Los demás al enterarse de la relación poli amorosa del argentino con los demás se sorprendieron, muchos querían aconsejar que no lo hiciera, que rompieron con ellos, pero luego se dieron cuenta de que no pueden ser tan egoístas, no tienen derecho a mandar en la relación del argentino, por lo que les desearon suerte. Los hijos de estos estaban contentos pues sus padres ahora son felices y no aburridos como antes. Los imperialistas ruso como alemán se enojaron pues se les adelantaron, muchos querían al argentino por lo que se confesaran sin importar que y no les incomoda compartirlo con los demás.

Imperio Japonés y Argentina, ajeno al desorden que producirán con su relación, seguían con los suyo. Se tomaron de la mano y se besaban a escondidas, pues la relación pública no se mostraba en aquel país, por lo que tenían que hacerlo en lugares privados. En eso I. Japonés invita a una cita a Argentina para probar los platillos de su país y también habrá una sorpresa después de la cena. Cuando se terminó de comer, Imperio Japón llevó a Argentina a su casa, donde lo lleva al cuarto, lo deja sentado en la cama y se fue al baño a hacer unos arreglos. El albiceleste, viendo a dónde lleva esto, ve una botella de vino y lo abre. Para cuando sale I. Japón del baño, el argentino lo ve y casi se atraganta con el vino. El japonés está en lencería erótica.

Imperio. Japón se vistió de gato para Argentina, cuando se acercó a este se le echó encima y lo empezó a besar agresivamente casi dejándonos sin respirar. Argentina lo agarra fuertemente por los glúteos haciendo que el japonés Jadee de emoción. El suramericano lo manosea y pasa sus manos por todo el cuerpo. Para cuando puso sus dedos en la entrada sintió algo, lo agarró y sacó un vibrador de ahí. Miró a Imperio Japonés y este todavía estaba jadeando con lágrimas en los ojos. Esto lo excitó tanto que agarró fuertemente de las caderas y entró de una sacando un gemido casi grito de placer de Imperio Japonés.

Argentina solo lo embestía sin parar, cambiando de posición cuando se cansaban de una de esas posiciones. La lencería quedó arruinada por tal agresividad por parte del albiceleste Imperio. Japón solo gemía y sacaba la lengua afuera. La agresividad por parte de este le encantó, le hace sentir que en ningún momento será libre de ella. La posición en la que estaban es en el sillón montándolo. Tuvo suerte que la casa estaba vacía. Sí, bueno, no le importan si son descubiertas.

–Me aseguraré que no camines durante toda la semana.

Con eso lo agarró, lo puso sobre la mesa y le empezó a dar sin parar. Imperio Japonés solo se sonrojó porque tenía el presentimiento que realmente cumpliría la promesa, pero poco a poco le importó, pues quería disfrutar todo con el argentino y no le importa algo de lo que le suceda la próxima semana.

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