CAPITULO 29

101 12 2
                                        

Argentina está en su oficina, relajado y firmando los papeles que están ahí. Meses antes tuvo semanas ocupadas, primero firmando pilas de papeles, segundo cumpliendo los caprichos de sus parejas a la hora del sexo y tercero, arreglando los pequeños conflictos que hacen las personas junto a otros extranjeros en su territorio, como pequeños robos, ataques a otras personas o pequeños grupos de manifestantes que todavía están en contra de las reglas que antepuso. A pesar de que gracias a eso todo mejoró, luego de terminar la última hoja de firmar, suspiró de felicidad y descanso en su asiento hasta que alguien tocó la puerta. Puso una cara de molestia, pero dejó entrar a la persona. Era Tucumán, uno de sus hijos.

–Te interrumpí en algo, padre. Viendo como su padre parece haber batallado con el papeleo y se dispuso a descansar. Pero ve cómo lo interrumpió.

–No, claro que no hijo, sucedió algo para que vinieras aquí. Es verdad que está molesto, pero nunca pasará su enojo a uno de sus hijos, por lo que trató de aclararse y vio como su hijo se relajó ante su explicación.

–Papá, sé que perdonaste a todos esos países, pero muchos de nosotros todavía no los perdonamos. Podrías dejarnos darles un castigo? Si lo soportan por ti, los dejaremos en paz. Mirando a su padre, esperando una negativa o reprimida, pero no lo contrario, recibió una orden inesperada.

–Está bien, puedes hacer tu venganza, pero una vez terminado esto, dejarás en paz a los demás. No quiero que te hundas en una venganza sin fin. Para luego abrazar a su hijo, quien asintió aceptando el abrazo de su padre.                                                

Argentina llama a O. N. U. para avisarle si quería que los países tuvieran un viaje a su territorio dando turismo por museos, teatros, comidas tradicionales, etc. O. N. U. estaba encantado y aceptó sin saber del segundo plan de Argentina con sus hijos. Incluso si lo supiera, no haría nada. Por qué sabe que esos países necesitan un castigo? Tarde o temprano O. N. U. llamó a todos los países para quedarse unos meses ahí para hacer actividades. Los demás no sospecharon nada y aceptaron. Cuando llegaron al territorio argentino, este los espera en el aeropuerto y los lleva a una mansión que está ahí. Cuando los demás lo vieron, se asombraron por lo grande que era, pero muchos reconocieron esa mansión y U. K. No dudó en hablar.

–Eso no es la mansión de Confederación Argentina! gritó. El inglés. Los demás no podían creer que vivirán en la mansión de un antiguo country que gobernó con miedo y autoridad.

–Que no destruiste esta mansión. Usa habló mirando al argentino. Este solo mira la mansión con sentimientos que no se pueden decir. Se dio la vuelta y los miró.

–Crees que voy a destruir esta mansión solo por el pasado? Supéralo, además es histórico, no lo puedo destruir por los rencores que tengan en el pasado. Argentina no dijo nada más y los invito a entrar. Los demás tuvieron que hacerle caso y entraron maravillados por los objetos antiguos que todavía permanecen en la mansión. En eso bajo uno de los hijos de Argentina con una libreta.

–Como verán ustedes se quedarán unos meses acá, pero no se quedarán acá sin hacer nada, por lo que yo y algunos de mis hermanos preparamos unas actividades agrícolas solo por unas semanas. El resto del mes podrán lo que tenían planeado mi padre a ustedes. Explicó para luego voltear se e irse. Se escuchó un grito por toda la mansión.

Todos no podían creer que tendrían que hacer trabajo agrícola, pero miraron a la O. N. U. este los mira con una expresión seria y sorprendida, pero les dijo que cumplan con los requisitos, además solo trabajarán unas semanas, no todo el mes, por lo que los países se resignaron y fueron a sus cuartos para prepararse para el día siguiente y hacer los trabajos. Francia y Venezuela fueron a donde está Argentina y lo vieron en la biblioteca, se sentaron a su lado y le preguntaron el porqué esto, él solo responde que tiene unos hijos muy vengativos y ellos lo entendieron. Ambos abrazan los brazos del argentino y se recuestan en su hombro mirando las llamas de la chimenea. Y Francia hablo.

–Mi amado ser, sin importar que te apoyo, además no me importa que le des una lección a mis hijos. U. K. Los mimo demasiado. Resaltó.

–Digo lo mismo que Francia. No me importa que le des una lección a mis hermanos. Tal vez deban aprender el esfuerzo que hace la gente para obtener comida. Avisó Venezuela. Argentina solo asintió.

EL IMPERIO ARGENTINO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora