Woo-byeok es un hombre poderoso y ambicioso con un pasado oscuro, manejando sus negocios con la ayuda de sus leales subordinados, Cha y Mi-yeon. Cha es diligente y reservado, mientras que Mi-yeon es inteligente y decidida, destacándose en el mundo d...
El ambiente en la oficina de Woo-byeok era tenso y cargado de incertidumbre. Woo-byeok, So, Cha, y Mi-yeon estaban reunidos, cada uno inmerso en sus propios pensamientos mientras la gravedad de la situación se hacía evidente. Woo-byeok, con su presencia imponente y su mirada fría, dominaba la sala.
—¿Debemos hacerle eso a Choi Kang-ho? —preguntó Mi-yeon, rompiendo el silencio con una voz cargada de duda y preocupación.
—Siempre me pregunté por qué Oh Tae-soo estaba tan desesperado por matar a Kang-ho. Y resulta que no fue Kang-ho quien mató a Hwang Soo-hyun. Lo sabía. Kang-ho no es el tipo de hombre que se rinde cuando tiene un plan. Sin embargo, Oh Tae-soo se enteró y actuó primero, matando a Hwang Soo-hyun y al bebé. Luego incriminó a Choi Kang-ho como el padre y principal sospechoso del asesinato. Entonces, si se encuentra el cuerpo del bebé o Choi Kang-ho recupera la memoria, ¿qué pasará? Antes de que eso pase, tendríamos que deshacernos de él, ¿no?
El trío se quedó en silencio, procesando las palabras de Woo-byeok. Mi-yeon sintió un nudo en el estómago, sabiendo que la situación era más peligrosa de lo que había imaginado. Sabía que Woo-byeok estaba dispuesto a todo para proteger sus intereses y los del grupo, pero esta vez, la línea entre el bien y el mal parecía más borrosa que nunca.
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Habían estado espiando a la madre de Mi-joo mientras hablaba por teléfono. Los tres estaban escondidos detrás del muro, aferrándose a él como si fuera a caerse en cualquier momento.
—Parece que Choi está con Lee Mi-joo y Bang Sam-sik —susurró So, tratando de captar cada palabra de la conversación telefónica.
—¿Y ahora qué? —preguntó Cha en voz baja, ansioso.
Mi-yeon puso un dedo índice sobre sus labios, indicándoles que guardaran silencio: —Toma la matrícula de ese auto —ordenó en un susurro.
Cha asintió, sacando su teléfono para anotar rápidamente los números y letras de la matrícula: —Ya lo tengo —dijo, comenzando a dictar los números en voz baja.
—Nos siguieron desde Seúl —observó Mi-yeon, frunciendo el ceño.
—¿Quién? —preguntó So, mirándola con preocupación.
—Averigüémoslo —respondió Mi-yeon, con determinación en su voz.
Se subieron a su propio auto e hicieron que los siguieran manteniendo una distancia prudente para no ser descubiertos.
—Ve espacio para que no se dé cuenta —dijo So, vigilando el auto que los seguía a través del espejo retrovisor.
—Está bien —respondió Cha, concentrado en la carretera.
Llegaron al lugar donde se habían alcoholizado por primera vez en el pueblo, la cervecería "Bienes Raíces y Clarividencia". Se bajaron del auto y se escondieron rápidamente cuando escucharon las voces de los tipos acercándose. Una puerta de lata se derrumbó mientras So manejaba una grúa miniatura, causando un gran estruendo.
