Capítulo 1

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Desde que tenía uso de razón, Mi-yeon fue criada con un único objetivo: servir al presidente Song Woo-byeok.

No tuvo la oportunidad de seleccionar un objeto cuando era bebé, una tradición que habría predicho su futuro. En cambio, su destino fue decidido por otros. Nunca supo la verdadera naturaleza de la relación de sus padres con Woo-byeok, pero entendió rápidamente que no tenía más opción que aceptar su destino.

Desde niña, fue educada rigurosamente para convertirse en una pieza clave en los engranajes del imperio de Woo-byeok. Su formación no se limitaba a lo académico; también aprendió habilidades que serían útiles en su futuro rol. La disciplina, el sigilo y la lealtad fueron inculcados en ella desde una edad temprana.

A pesar de su juventud, su vida estaba marcada por una rutina de estudios intensivos y entrenamiento físico, preparándola para enfrentar cualquier desafío que el presidente pudiera tener para ella.

Mi-yeon aprendió a tocar la guitarra, el piano y el violín, no por placer, sino porque a Woo-byeok le gustaba verla tocar dichos instrumentos y deleitarse con melodías tan magníficas. Estos talentos se convirtieron en una parte de su identidad, aunque siempre los vio como herramientas para servir mejor a su maestro.

A medida que crecía, Mi-yeon se fue ganando la confianza de Woo-byeok. Su dedicación y habilidades la hicieron destacar entre los demás. Inicialmente, Mi-yeon no era más que una secretaria, desempeñando tareas administrativas junto a Hwang Soo-hyun. Sin embargo, cuando Soo-hyun renunció por motivos desconocidos, Mi-yeon tuvo que tomar su lugar. Esto marcó un punto de inflexión en su vida.

Al asumir las responsabilidades de Soo-hyun, Mi-yeon se adentró más profundamente en los asuntos de Woo-byeok. Sus tareas se volvieron más complejas y exigentes.

Perdió el contacto con sus padres, quienes aparentemente fueron alejados deliberadamente por Woo-byeok. Este vacío fue llenado por una estricta supervisión y un cuidado constante por parte del presidente, quien se encargó de ella de diversas formas tanto buenas como malas.

Woo-byeok se aseguró de que Mi-yeon estuviera siempre bajo su control, ofreciéndole educación, alojamiento y una estructura de vida que la mantenía en deuda con él.

Durante estos años, Woo-byeok manipuló la vida de Mi-yeon para que fuera completamente dependiente de él. La aisló del mundo exterior, asegurándose de que no tuviera amigos ni conexiones que pudieran distraerla de su deber.

Mi-yeon fue moldeada para ser una extensión de su voluntad, ejecutando sus órdenes con precisión y sin cuestionamientos. Su vida se convirtió en un ciclo interminable de trabajo y obediencia, sin tiempo ni espacio para sus propios sueños o deseos.

Aunque Mi-yeon era excelente en su trabajo, cada misión completada la dejaba con una sensación de vacío. Dentro de ella, crecía el deseo de un futuro diferente, una vida más allá de la influencia de Woo-byeok, donde podría ser verdaderamente libre y decidir su propio destino.

Sin embargo, cada vez que pensaba en huir, la realidad de su situación la golpeaba con fuerza. Woo-byeok había tejido una red tan estrecha a su alrededor que escapar parecía imposible.

A pesar de todo, una chispa de rebelión comenzó a arder en su interior. Mi-yeon empezó a planear en silencio, analizando cada movimiento y buscando pequeñas brechas en la red de control de Woo-byeok. Aunque sabía que sería peligroso, también sabía que su vida nunca cambiaría si no tomaba el riesgo.

La esperanza de una vida libre, lejos de la sombra opresiva de Woo-byeok, la impulsaba a seguir adelante, a pesar de las dificultades y los riesgos que enfrentaba.

𝗪𝗢𝗡𝗗𝗘𝗥𝗕𝗢𝗬 ||The Good Bad Mother||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora