En un mundo lleno de héroes y villanos, esta muy clara quienes son los buenos y los malos, ¿o no?
Pero si hasta el villano más temido amo alguna vez.
Y si los héroes mataron inocentes para debilitar a los villanos.
Nadie es totalmente puro, ni los h...
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Narrador Desconocido Una cabellera rubia ondeaba lentamente mientras su portadora admiraba a lo lejos una gran batalla. Se suponía que ella no debería estar ahí; seguramente mucha gente estaría preocupada y buscándola. Pero bueno, estaba segura de que si alguien le preguntara qué hacía allí y escuchaba la verdadera explicación, más de una persona la dejaría ser feliz.
Sin dudarlo, sonrió al ver cómo se desarrollaba el enfrentamiento, pero notó algo fuera de lugar. Aquella conocida bruma negra estaba acentuada en los ojos del bicolor. Su sonrisa flaqueó y miró a su alrededor intentando encontrar a la persona involucrada en el acto. Frustrada por no encontrarla y al ver que todo se estaba saliendo de control, fijó sus ojos en una larga cabellera azabache.
-"¡Atenea, para!"- y como si fuera por arte de magia, la de ojos violetas se detuvo.
Aun así, la muchacha observó lo desconcertada que lucía la joven y apretó los puños intentando contener su ira. Cuando visualizó un destello rojo a lo lejos, la vio. Rió sin gracia al ver la cara de enojo de la mujer, pero rápidamente su carcajada se volvió genuina al ver la mano ensangrentada de aquella persona.
Sin embargo, su diversión no duró mucho, pues en el momento menos esperado su celular vibró y vio un mensaje, dándose cuenta de que ya habían notado su ausencia y todos estaban preocupados. Insatisfecha por no lograr ver más, se dispuso a irse.
Fue entonces cuando se topó con la azabache siendo transportada a la enfermería. Viendo una oportunidad, se acercó lentamente a la habitación, parándose detrás de una columna. Después de cinco minutos, Recovery Girl salió junto con otra chica gritando:
-¡Está perdiendo demasiada sangre!, ¡corre a buscar más vendas!- La de hermosos cabellos se acercó y al ver que la muchacha ya se encontraba lejos, interrumpió en la enfermería.
-¿Qué haces aquí? Deberías estar...
No terminó de hablar cuando un dedo tocó su frente, causando meterla en un trance.
Rió suavemente al ver la cara perdida de la anciana, pero se recompuso al escuchar un quejido. Miró con lástima a la adolescente y apoyó la palma de su mano en el pecho.
-Perdoname, Mitsu-chan- dijo con tristeza, mientras acariciaba la piel pálida de la chica.
Se alejó lentamente y susurró a la anciana:
-Nunca estuvo lastimada, tu practicante está sufriendo una crisis nerviosa por todo el trabajo...
Paso por la puerta y con una sonrisa se dio la vuelta y dijo:
-Y nunca me viste aquí- sin decir más, se fue.
Suspiró al ver su celular: 75 llamadas perdidas. Mierda, ahora sí debía pensar una buena excusa.
Aun así, su mala suerte le jugó en contra, pues no se cercioró que la adolescente estuviera inconsciente aún.
Narrador Omnisciente Y así como lo dijo, sucedió. La anciana le pidió a su asistente que se calmara, pues seguro estaba imaginando cosas. Aunque intentó decirle que la chica estaba perdiendo sangre, la anciana simplemente le mostró el cuerpo de la azabache.
