O2O. little red riding hood

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O2O | CAPERUCITA ROJA

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O2O | CAPERUCITA ROJA

    Esa noche, deseando olvidar la pelea que les esperaba al amanecer del segundo día. Los Cullen decidieron irse de cacería, a sugerencia de Alice.

Dejando a la pareja completamente a solas en el hogar del clan Olímpico.

Los pensamientos coquetos de Liam solo lo hacían reír al saber aquello, pero estaba seguro de que ambos no desperdiciarían la oportunidad de estar de románticos sin ojos y oídos ajenos murmurando sobre lo lindo que se veían juntos.

Admitía que le agrada, pero quería estar a solas con él cambiaformas.

—¿Ya haz decidido?

Edward dejo de enredar sus dedos entre los cabellos oscuros del contrario, la cabeza de Liam estaba recostada sobre su regazo con los ojos cerrados. Disfrutando de las caricias de su Aqmar.

—No.

—Está bien, todavía hay tiempo —suspiro al sentir la mano de Edward moverse por su pecho—. No te obligare a que aceptes mi ayuda, solo quiero que sepas que aquí estoy, con mi manada lista para pelear a tu lado.

—No es tu pelea.

—Lo es, si te involucra a ti.

—Pero...

—Soy tu Deacon, no lo olvides —sus ojos se abrieron, dejando que Edward se perdiera en el verde olivo de sus iris—. Estoy a tu disposición y entenderé si no me necesitas.

El cobrizo se inclinó, descansando su frente contra la de Liam. Su aliento cálido chocando en su rostro fue suficiente para calmar todo pensamiento negativo que comenzaba a abrumarlo.

—Quiero pensarlo un poco más.

—Como gustes, mi Zira —susurro contra sus labios antes de besarlo, una de sus manos subió hasta colocarse en su nuca, profundizando la acción.

El toque de Edward sobre su pecho no cesó, empezando a jugar con los botones de la camisa que el cambiaformas vestía, cortesía de Alice.

Aunque hubiera preferido que siguiera vistiendo solo los pantalones, sería sencillo y más rápido.

—Tus pensamientos son algo lascivos, Eddie.

—Cállate, cachorro —bufó por lo bajo.

—¿Celoso?

—Silencio —selló sus labios con los suyos, delineando con su lengua el interior en una clara invitación para invadir la cavidad bucal ajena.

Con su mano descendiendo hasta la entrepierna del pelinegro, se robó un jadeo sorpresivo por parte de Liam. Obligándolo a incorporarse lo suficiente para acunar el rostro del Cullen entre sus manos.

𝗦𝗧𝗔𝗡𝗗 𝗕𝗬 𝗠𝗘, edward cullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora