O14. lovers

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O14 | AMANTES

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O14 | AMANTES

   Sus manos se deslizaron por el cuerpo desnudo bajo de él, sus labios de igual manera se encontraban repartiendo besos por el abdomen del cobrizo sacándole unos cuantos suspiros.

—Liam.

El susodicho levanto la mirada, fijando sus ojos en el rostro del vampiro.

—Dime, mi Zira —Edward no pudo evitar soltar un jadeo cuando Liam desabrochó su pantalón, jugando con el cierre antes de bajarlo—. No haré nada que no me pidas.

—Bésame —susurró con un deje de desesperación, a lo que el cambiaformas no tardó en obedecer.

Sus labios se unieron en un beso necesitado, digno de un par de amantes que solo disfrutaban su momento. Amándose.

Las manos de Liam que aún se mantenían sobre el pantalón de Edward fueron tirando lentamente de este hasta dejarlo completamente desnudo para él. Sus dedos se enroscaron con destreza alrededor del falo erecto del vampiro, masturbando sin dejar que su beso se rompiera, no hasta que tuvo la necesidad de respirar.

—Pararé en el instante en que me lo pidas —dejo un beso en su mejilla antes de bajar hasta su entrepierna—.Tu placer es todo lo que importa está noche.

Beso la punta, lamiendo y acariciando con su mano para después introducir la erección en su boca, sintiendo como el miembro de Edward se abría paso por su garganta.

—Liam —gimió, sosteniéndose de los cabellos del azabache. Aquello solo le indicó que podía seguir, guiando su mano desocupada hasta su propia entrepierna.

Su cabeza subía y bajaba, simulando embestidas hasta separarse dejando un hilo de saliva y pre semen que los unían.

—¿Sabías que el sexo es algo sagrado aquí? —cuestiono, sin dejar de mover su mano sobre el pene de Edward—. No puedes tener sexo solo por qué si, ya que el sexo es como nuestros cuerpos se unen y se conocen. El macho marca a su hembra con su semilla, indicando que la hembra paso a ser solo y exclusivamente del macho, es como si fuera un anillo de compromiso antes de la ceremonía de unión.

—Eso es...algo nuevo —admitió sorprendido.

—Lo sé, desde pequeños nos adiestran en el arte del autocontrol. Nuestro líbido queda en segundo plano hasta que encontramos una pareja o dejamos nuestra huella en alguien —explico con calma, tomando al vampiro de su cintura y montandolo sobre su regazo sin ningun problema—. Podemos enamorarnos a primera vista pero nuestro lobo está conciente de que debe pasar un tiempo antes de marcar a alguien.

𝗦𝗧𝗔𝗡𝗗 𝗕𝗬 𝗠𝗘, edward cullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora