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Soobin salió de casa, bastante dispuesto a tener este interesante encuentro con su nuevo amigo Beomgyu. Empezó a sentir un pequeño nudo en su garganta... empezaba a pensar nuevamente en Kai.

¿Por qué me harías esto a mi, Huening Kai?

Era lo único que se repetía mentalmente, aún sin saber entender muy bien que sucedía en su cabeza... el lugar más sombrío y desastroso que ha conocido en sus 23 años de vida. Aún más alistandose para salir de noche, sabiendo que, sus únicas salidas a esas horas eran con Huening... visitar tiendas de conveniencia juntos, comprar juegos para sus dispositivos electrónicos, ver tiendas, pasear por las frías noches que solían aparecer durante sus salidas.

—ah Huening... lo siento tanto— afirmó antes de tomar su celular y salir por la puerta de su habitación, encaminado a la salida de su casa, despidiéndose de su madre en el proceso.

A veces no era fácil para Soobin hacer ciertas cosas con normalidad puesto que al hacerlas siempre de alguna u otra forma terminaba pensando en Kai en el proceso, y eso automaticamente lo paralizaba.

Después de dar ciertas vueltas importantes para llegar al destino dónde sería su encuentro con su nuevo amigo Beomgyu, finalmente vió al que parecía un osito y tenía una adorable sonrisa siempre puesta en sus labios; inconscientemente sonrió al acto, llenandose de verguenza un poco después, sintiendo sus mejillas tornarse de un color carmesí.

—Soobin!, por aquí– expreso Beomgyu, haciendo señas a Soobin para que finalmente lo viera entre la poca multitud que abarcaba el parque a esas horas. —estas rojo, por dios, ¿saliste enfermo?— pregunto con curiosidad y preocupación en su tono, agarrando a Soobin por sus mejillas.

Algo que tomo a Soobin totalmente desprevenido; haciendolo sentir algo raro en su estomago.

Algo que definitivamente no sabía si debía agradarle o desagradarle.


© Strawbeom.

december.   //     soogyu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora