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Soobin estaba en su casa, con la cabeza metida en su libro, pasando un buen rato al encontrar refugió en cada párrafo que leía, era una de las cosas que más disfrutaba hacer aparte de ver su serie favorita the big bang theory o ver las pocas películas que podía soportar, porqué Soobin tenía un serio problema, y ese era que se aburría fácilmente de las películas o simplemente lo abrumaban sus emociones por lo estimulante que podía ser lo que estuviera viendo; llegando a creer a veces que tenía algún tipo de neurodivirgencia.

Unos golpes en la puerta de su habitación lo hicieron saltar de su cama cómo si estuvieran apunto de entrar a robarlo, pero sólo fue la impresión por estar distraído.

Soobin suspiró, antes de levantarse a abrir la puerta de su pequeño lugar seguro, encontrándose con su madre la cuál tenía una rara expresión; una expresión que simplemente no podía manejar, había alguna sorpresa cerca.

Soobin se rió en su cabeza del poco manejo de expresiones que tenía su madre, pero quién podía culparla, era una mujer feliz que siempre demostró ser abierta a hablar sobre sus emociones, era imposible que no tuviera esas expresiones involuntariamente.

—¿Qué sucede, mamá?— pregunto Soobin, aguantando la gracia en su tono por falta de disimulo que tenía su madre.

—Taehyun vino acá a visitarte, ¿por qué no vienes abajo?— respondió su madre, frenética.

Soobin sonrió, no podía decirle que no a su madre con esa sonrisa que tenía en el rostro, era tan chistoso.

Y de repente, recordó a Hueningkai y el mismo manejo de expresiones que tenía esté...no podía extrañarlo tanto.

A veces era tan difícil creer que él no estaba acá.

Era complicado de creer que su madre ya no subía a decirle que Hueningkai había llegado con algún dulce, algún regalo, o si quiera, que simplemente había llegado.

Era tan deprimente saber que ahora la única forma que había de contarle a Huening su día era a través de mensajes que él nunca leería, hablando con la luna aunque sonará estúpido, y escribiéndole cartas...llorando a mares pidiéndole que por favor volviera, que aunque le gustará mucho que ahora fuera una linda estrellita, que lo quería de vuelta a su lado.

La sonrisa en su rostro pronto se habría esfumado.

—Oh cariño, ¿que sucede?, no pongas esa cara, ven... tenemos algo para tí— animó su mamá, tomándolo de la mano y guiando escaleras abajo a su "pequeño" niño.

Cuándo llegaron abajo, Soobin no podía creerlo.

—Yeonjun...—

Sus ojos se aguaron y se convirtieron en dos fuentes, las lágrimas no podían parar de caer. Soobin no habría visto a Yeonjun desde el funeral de Huening, y se sentía muy afortunado de tenerlo hoy en casa, de vuelta.

Yeonjun no se quedó atrás con las lágrimas, y también sus ojos se habían vuelto dos fuentes.

—Ya volví, binbin

Le dijo Yeonjun a Soobin, usando ese apodo cariñoso que solo Yeonjun podría usar, binbin.

© Strawbeom.

december.   //     soogyu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora