6.- "Parte del trato"

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Cuando mis ojos se abren, me encontraba recostado en una habitación de hospital, cuando nos sentidos despertaron, el dolor, la agonía, la incertidumbre y el terror sacaron lo peor de mí.

En el iluminado y silencioso cuarto, el sonido del gotero proveniente del suero que estaba inyectado en mi brazo hizo que todas mis pesadillas se conviertan en realidad. Mis ojos aún desorientados miraron en todas las direcciones en busca de una pista de lo que pudiera estar pasando.

Pensé lo peor.

Mis recuerdos empezaron a volar, como si hubieran estado perdidos en la inmensidad de mi subconciente, las memorias vivas y aterradoras de lo que había ocurrido está madrugada me hicieron temblar, el miedo irracional de vivir todo una vez más me hizo respirar con violencia. No hay nadie aquí. ¿Dónde está mamá? ¿Que pasó con ese hombre? ¿Por qué he terminado en este hospital? ¿Por qué estoy solo?

Muchas preguntas pasaron por mi cabeza avivando el fuego del miedo, trato de moverme de la cama, desesperado y asustado, pero todo, cada fibra de mi ser dolía como si le hubiera caído un edificio entero mientras dormía, un quejido salió de mi garganta y pequeñas lágrimas se acumularon en mis ojos, aterrado, respiro con dificultad y mi mano temblorosa levanta ligeramente la manta que cubría mi cuerpo, me doy cuanta que no estaba vestido con mis ropas y por el contrario solo llevaba puesto un pijama de hospital. Mi mano por inercia toca el lugar que tanto me dolía, una sensación punzante me hizo jadear en busca de aire.

Aturdido, levanto un poco la parte superior de aquel pijama y puedo ver los vendajes y los moretones que brillaban en mi piel, mirando la severidad de mi estado, no puedo evitar recordar tan vividamente lo ocurrido. Temeroso de aquellos recuerdos, de las patadas y golpes que recibí, empiezo a temblar en una agonía que me sofoca.

Mi madre... Mi mamá... Si yo terminé de está manera. ¿Dónde está ella que se llevó la peor parte?

Vuelto loco por los pensamientos catastróficos que cruzaron mi cabeza, los latidos errantes de mi corazón dolían en mi pecho, sudando frío, trato de levantarme e incluso cuando el amargo dolor físico me empujaba al borde de las lágrimas, no puedo permitirme el quedarme un segundo más aquí. La camilla rechina debajo de mi cuerpo, siento mis piernas temblar debido al calambre e incluso cuando mis pies desnudos tocan el frío suelo un doloroso gemido hace eco en el lugar. Sin pensar con claridad y preso de los propios fantasmas que vivían en mi corazón, me arrastro violentamente fuera de la cama, pero soy detenido por aquel cable que conecta mi brazo con el suero.

Mis acciones son impulsadas por la creciente necesidad de buscar a mi mamá, de asegurarme que ella está bien, de tenerla frente a mí, abrazarla y decirle que estoy aquí, que ella no está sola. Así que sin dudarlo tiro de la aguja incrustada en mi piel, el dolor que provino de esa acción apresurada me hizo tambalear y aún así, no había nada que pudiera detenerme.

Tambaleandome y jadeando por aire, mi brazo recién lastimado cae por su propio peso, lleno de dolor. Temblando por el frío del lugar me acerco rápidamente a la puerta y aunque mis fuerzas flaquean, logro abrirla.

Con los ojos adoloridos por la luz a la que me enfrento, trato de ver frente a mí, pero soy sorprendido por un hombre que me observa con nerviosismo. Mareado y entre cerrando la mirada, puedo ver a este hombre alto y vestido de traje, sus manos toman mi cuerpo, evitando que caiga al suelo.

—Joven, usted no puede levantarse— Me advierte inmediatamente— Su estado aún es delicado y debemos esperar a la enfermera que venga a revisarlo, necesito que entre en su habitación y espere ser atendido.

Con algo de fuerza, este hombre intenta regresarme a mi habitación, pero niego con la cabeza violentamente, mis manos buscan empujarlo, buscan detenerlo, pero el dolor solo hace que un quejido fuerte lo alarme aún más.

[愛] - HopeV.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora