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15:45 p.m. — 12 de septiembre del 2024 

El chico rubio se dirigió a la mesa indicada por la recepcionista del café, un lugar que solía visitar últimamente después del trabajo. Al tomar asiento, un mesero se acercó para tomar su orden.

El café caliente se derramó sobre la mesa del chico de ojos color granate cuando las disculpas nerviosas del mesero llenaron el pequeño café. Bakugo miraba con sorpresa las manchas oscuras extendiéndose por el mantel blanco.

—¡Perdón, perdón! ¡Lo siento mucho! —exclamó el mesero, buscando desesperadamente servilletas para limpiar el desastre que había causado.

El rubio levanto la vista para encontrarse con un chico pelirrojo de ojos coloridos que le dedicaba una sonrisa suave para tratar de remediar su error.

El rubio levanto la vista para encontrarse con un chico pelirrojo de ojos coloridos que le dedicaba una sonrisa suave para tratar de remediar su error

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"Este chico es un completo torpe, maldito dientes de tiburón" —Pensó Bakugo antes de soltar un suspiro y tratar de calmar la situación. Murmullos a su alrededor comenzaban a invadir su espacio personal. —Ya no importa, déjalo así. Solo fue un accidente.

El pelirrojo suspiró aliviado, percibiendo que a pesar del tono serio de Bakugo, no estaba completamente enojado por el incidente.

El de ojos colorados volvió a mostrar su sonrisa que tanto lo empezó a caracterizar— Las mesas de este lugar creo que ya están acostumbradas a sufrir percances —Soltó una risa para suavizar el momento.

Bakugo encontró un montón de servilletas y ayudó al mesero a limpiar la mesa mientras éste seguía disculpándose. Aunque comenzaba a irritarse por las disculpas continuas.

—Soy Kirishima Eijiro. Por cierto, yo pagaré el café y si quieres puedes pedir algo más ¡Yo me encargaré de pagarlo como disculpa! —dijo el pelirrojo, extendiendo la mano con una sonrisa algo torpe.

Bakugo dudó por un momento, pero después de unos segundos, su expresión se suavizó ante la energía contagiosa de Kirishima. —Bakugo... Bakugo Katsuki. Deja así lo del café, me voy a retirar ahora —dijo, sacando dinero de su bolsillo y dejándolo sobre la mesa.

El mesero pelirrojo se sintió un poco desanimado, pero asintió comprensivamente y volvió a sonreírle.

—Entiendo. ¡Fue un placer conocerte, Bakugo! A pesar de las circunstancias —Soltó una risa tímida.

Mientras Bakugo se alejaba del café, reflexionaba sobre el incidente ocurrido.

"El dientes de tiburón era un chico sencillo, tuve que haber dejado que pague lo que causó por su torpeza y esa sonrisa tonta que tenía" —Pensó mientras se colocaba los audífonos. No tenía interés en mirar a su alrededor; prefería llegar a casa, descansar y olvidarse de lo ocurrido. —"Solo necesitaba una maldita taza de te, mierda".

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