A Christopher, el presidente de clase le toca lidiar con el chico nuevo quien es un chico problema que por dónde pasa problemas causa.
Y Bang no fue la excepción ¿Acaso el presidente se estaba enamorando del chico problema?
¡Changbin causaste un pr...
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Changbin está mezclándose entre los pocos estudiantes que están en los pasillos. Debería estar tomando su clase de lógica, pero ¡no pueden culparlo! La clase es tremendamente estúpida y aburrida y, si no fuera poco, la maestra Cho la tiene en su contra, a lo que se suma su molesta hija con la que comparte clase. De todas formas, si asistía, en algún momento su maestra le terminaría pidiendo que se salga del aula, o porque era muy ruidoso o porque a la maestra se le daba la gana —según Changbin—
Sin preocupación alguna, tira el envoltorio de su pastelillo, ya terminado, en el bote de basura.
—Seo Changbin... —La sonrisa del nombrado crece, no tiene que voltear para saber de quién se trata.
—Buenos días, presidente —dice Seo volteándose para verlo—. No lo había visto en todo el día.
Christopher niega con una mirada irónica, sin palabras, esperando a que el chiquillo hable.
—¿Qué? —dice Changbin, fingiendo confusión y mirando hacia otro lado, comenzando a caminar lentamente hacia otra dirección.
—¿No tienes clases a las que asistir? —dice Bang, alzando una ceja y poniéndose en medio del camino del chico, mientras intenta ocultar la sonrisa que quiere escapar de sus labios.
Changbin sonríe. —No....
—¿No? —pregunta de nuevo Bang, y el otro niega—. Entonces no tienes problema en que revise tu horario.
Antes de que Changbin pueda pensar en qué inventar para que Christopher no revise su horario, observa a la prefecta Shin caminar por los pasillos.
—No seas tan malo, Chris, no le digas a nadie —dice antes de salir corriendo.
El presidente no podía dejar que un estudiante problemático se saliera con la suya.
—Joven Bang, ¿está revisando los pasillos? —pregunta la mujer una vez llega a su lado. Christopher asiente—. No has atrapado a nadie saltando clases, ¿cierto?
Bang contiene el suspiro que podría revelar su estado intranquilo, aquel estado en que Changbin suele dejarlo. —No, prefecta, todo está bien.
Tal vez el presidente no permitiría que un problemático se salga con la suya, pero Chris... Chris dejaría que Changbin hiciera los problemas que quiera.
