19. Un baile

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Pov Chiara.

- ¡Tienes que elegir, Chiara! ¡No trates de tener a todas las mujeres del mundo!. -Rosalía dijo con sus manos en sus caderas, esperando por una respuesta.

- Dios, ¿Por qué sigues molestándome?

- ¿Me dejaste para ir detrás de secretarias y strippers? ¿Es eso correcto?

- Mira lo que dices. ¡Te aseguro que soy mucho mejor que tú!. -Violeta dijo, enfadada.

- ¡Si no pudiste mantenerla es porque no fuiste lo suficientemente buena!. -dijo Isabel, siempre respondona.

¿Qué demonios tenía que hacer ella con mi vida? Después de todo lo que hizo sigue teniendo la audacia para dictar con quién debo y con quien no debería salir. Esto no podía ser real: estoy sentada en una mesa en la cual frente a mí estaban la exy dos mujeres que me hacían perder la cabeza. Era de lo más loco, las tres esperando por una respuesta que no sabía dar. ¿Violeta, Alba o Isabel? ¿A quién elegirías?

- Por favor, ¡nadie puede hablar con alguna de ustedes tres así!. -estaba furiosa, me levanté de la silla. -¿Quién demonios les dio permiso de venir aquí para demandarme una respuesta?

Las tres se quedaron calladas, dándose miradas de advertencia entre ellas. Podría reírme de la situación si no fuera tan trágica.

- ¡Estoy esperando por ti para que mandes a las otras dos fuera!. -el tono de enfado de Alba creció más fuerte.


- ¡Quiero que tú te vayas!. -ordené. La mujer me miró sin entender a lo que me estaba refiriendo. -Alba, por favor. No tenemos nada más, ¡No sé ni siquiera por qué has vuelto!

En perfecta sincronización ­­Violeta y Isabel dejaron enseñar una sonrisa triunfante, dejándome sin respiración, ¡Mierda!

- ¿Es esto lo que realmente quieres? ¿Echar de tu vida a la única mujer que te valora?

Bendita ironía de la vida, Alba ha sido la mujer que más me ha menospreciado en la vida, en el buen y mal sentido de las cosas a la vez, pero claro está, que eso fue antes de haber vuelto a Miami y haber conocido a estas dos preciosas chicas que estaban en silencio.

- ¿Valorar?. -reí irónicamente. -Fuiste un error en mi vida, ahora por favor, vete.

Si Alba tuviera el poder de matar con la mirada, probablemente hace mucho tiempo que ya no habitaría en la Tierra. Su mirada era simplemente de puro odio y enfado que no me afectó en lo más mínimo. Alba hoy en día, ni siquiera me importa un 1% de lo que solía importarme antes. Alba quitó sus ojos de mí para mirar a Violeta y luego a Isabel, la que incluso iba en ese momento con máscara. ¿Vería alguna vez su cara? ¿Sabré alguna vez quién es en realidad?

- Te vas a arrepentir de esto, Chiara. -Alba dijo dejando la habitación con un portazo.

Me senté de nuevo en mi silla, cerrando mis ojos y tratando de relajarme por unos pocos minutos de todo el estrés. Cuando sentí dos manos yendo de arriba hacia abajo por mis hombros haciéndome un masaje.

- Esto realmente se siente bien... -dije, dejando a mi cuerpo relajarse ante esas suaves manos.

- Así es como se debe tomar cuidado de ti. -Oí la voz de Violeta, tan dulce y tranquila, haciéndome sonreír satisfecha.

- Yo sé exactamente lo que te gusta. -ahora era Isabel con su voz más rasposa, sensual. Sentí su aliento caliente cerca de mi cuello, causando que un impulso nervioso recorriera mi espina dorsal.

Espera, espera.

Las voces parecían ser similares, pero no había solo una, todavía había dos, oh cielos, Chiara, ¿en qué te has metido?

Abrí mis ojos enfrentando a las dos jóvenes quienes estaban apoyadas en la mesa con grandes sonrisas, podía jurar que eran iguales, pero entre Violeta e Isabel no había diferencia alguna y tenían rasgos parecidos que no podía entender.

- No nos puedes tener a ambas, Chiara, es ella o yo. -Isabel dijo sonriendo irónicamente.

Miré a ambas quienes me miraban, sin saber que ellas dos me llevaban a la locura. ¿Cómo podían ser tan hermosas? ¿Cómo podían obtener tanto de mí? Por una vida tranquila, ellas dos vinieron y pusieron todo hecho un desastre.

Abrí mis ojos rápidamente, mirando el techo blanco.

Oh Dios, estaba soñando, gracias a Dios que fue solo un sueño. Sobé mis ojos que estaban en conflicto con la claridad de la habitación, la luz estaba por todas partes. Miré al reloj y era algo tarde, podría echarme de nuevo y continuar durmiendo de saber que no volvería a soñar con esas dos, aunque eso no estaba mal, mi cabeza estaba en constante conflicto las últimas semanas, y tener un sueño con Violeta e Isabel preguntando a cuál de ellas quiero me afectaba.

Puede que últimamente haya muchas cosas pasando, falta de descanso. Podía ser una locura pensar en dos mujeres diferentes al mismo tiempo.

«¿Dónde está tu cabeza, Oliver?» me pregunté a mi misma mientras iba al baño, decidí quitar todo mis estrés con un baño. Después de vestirme cómodamente, bajé a la cocina en donde mi padre y Jasmine estaban hablando.

- ¡Finalmente! Pensé que habías muerto en esa habitación. -dijo Jasmine causando la risa de mi padre.

- La noche debe haber sido larga, cariño. -Patrick habló misteriosamente a Jasmine, quien rió.

- ¿De qué están hablando?. -pregunté sentándome a su lado. -Nada especial pasó.

- Oí que la señorita Hódar y tú, llegaron en un estado deplorable. -dijo mi padre mirándome.

Sonreí recordando la noche anterior, en la que Violeta y yo habíamos llegado completamente mojadas y sucias.

- ¡Papá hubo un contratiempo! La lluvia nos tomó. -dije.

- ¿Fue realmente la lluvia o pasó algo entre ustedes dos?. -preguntó Jasmine con picardía.

- ¡Jasmine!. -grité, golpeando suavemente su brazo y ella murmuró.

- No peleen niñas. Jasmine deja a tu hermana en paz. Si ella y la señorita Hódar están saliendo yo no veo ningún problema. -ordenó Patrick.

Rodé mis ojos al hombre en desacuerdo, ellos realmente creían que estábamos saliendo.

- ¿Es en serio?

- ¡Por supuesto, cariño! Violeta es la chica perfecta, es hermosa, inteligente, dulce y educada.

- Sé todo eso, pero papá, nosotras no tenemos nada, nuestra relación es estrictamente de trabajo. -dije calmadamente.

- Te garantizo que no lo es, Kiki. Puede que lo haya sido pero después de este fin de semana deberías repensar las cosas. -él dijo mirándome serenamente para después levantarse e irse.

- Si yo fuera tú escucharía lo que dice, está enfermo pero en estas cosas siempre está en lo cierto

- No digas cosas sin sentido, Jasmine. Dime, ¿dónde está Violeta?. -Jasmine dejó escapar una risa maliciosa.

- En su cuarto, ella bajó a desayunar con nosotros y luego dijo que iría a tomar un baño. Planeamos ir a la playa.

- ¿Planearon? ¿Sin mí?

- ¡Estabas durmiendo, Kiki!

- No me importa, es MI invitada.

- No te robaré tu romance, ni siquiera me gustan las chicas, relájate hermana. -la chica habló dándome un beso en la frente.

- ¡Me las pagarás, Jasmine!

Ella solo sonrió y caminó fuera de la casa. Meredith pronto apareció sirviéndome un vaso de zumo debido a que no había comido nada de desayuno. Decidí que iría a ver a Violeta, ya eran las 11 de la mañana y no la había visto todavía.

Caminé a su habitación deseando que la idea de ir a verla no fuera demasiado molesta. No sabía hasta cuándo extender nuestra cercanía sin molestarla. Pero en ese momento no me importaba, el trato era que en este fin de semana seríamos Violeta y Chiara.

Me paré frente a su puerta dando 3 suaves golpes en la puerta y no hubo respuesta, volví a tocar otra vez y otra vez y seguía sin haber respuesta. Abrí la puerta cuidadosamente sin hacer ningún ruido. Me congelé en el minuto en el que mi mirada atravesó el pequeño espacio que me dejaba ver la puerta, vi a Violeta dejando el baño completamente desnuda.

The Stripper - KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora