27. Nueva Alianza

1.5K 55 9
                                    

Pov Violeta.

¿Saben que después de un largo día, te acuestas en la cama y empiezas a reflexionar sobre todo lo que pasó? Todo pasa en tu cabeza como si fuera una película. Tanto buenos como malos momentos, todos son recreados en tu mente incluso con el más mínimo detalle, te hacen reír o llorar.

Después de lo sucedido con Chiara, hablamos por un rato más en frente de mi edificio:

- ¿Estás segura de que no quieres dormir conmigo?. -preguntó Chiara después de apagar el carro.

La idea de ir a su casa y dormir con ella era tentadora, si en realidad fuéramos a dormir, claro.

- Si quiero, pero todavía no es el momento adecuado.

Chiara me mira sin entender.

- No sé a qué le temes, Vio, somos adultas.

- Lo sé, y sé que no entiendes, pero eso no importa ahorita.

- Dame aunque sea una razón.

- No quiero que la gente empiece a hablar, no quiero ser simplemente otra más. -dije mirándola a los ojos.

Chiara me miró con los ojos entrecerrados y acarició mi cara gentilmente.

- Tú nunca serás otra más, eso te lo puedo asegurar. -me dijo sinceramente.

- ¿Por qué lo dices?

Chiara sonrió y apretó el volante con sus manos.

- No soy buena hablando sobre estas cosas, Violeta.

Por primera vez Chiara fue tímida.

- Dilo.

- Otro día lo haré, ¿te parece?

Le sonreí a Chiara asintiendo con la cabeza.

- Sí, te prometo que lo diré. Ahora no es el momento indicado.

- ¿Y cuándo lo será?

- Ese es un secreto, señorita Hódar. -dijo Chiara robándome un beso.

- ¿Quieres entrar?. -le pregunté sonriendo.

- ¿Eres insaciable?

- Tal vez... -le dije guiñándole un ojo.

- Dios escuche mis plegarias.

Ambas reímos.

- Ahora en serio, no entraré. No se vería bien, tus amigas están dentro, así que no.

- Está bien, entonces me voy.

- De acuerdo, Vio, buenas noches.

- Buenas noches, Oliver. -le dije muy cerca de sus labios.

Chiara se impulsó para acercarse a morderme, entonces yo me alejé.

- Sueña conmigo, Chiara. -le dije saliendo del auto.

La mujer me miró con una sonrisa. Yo estaba afuera y me acerqué a la ventana que estaba abierta.

- Siempre lo hago, señorita Hódar.

Sonreí, me acerqué para darle un suave beso en los labios.

- Nos vemos luego.

- Nos vemos, Vio.

Abrí mis ojos al sentir que mi celular vibraba. Pasaba mis manos sobre la cama hasta que encontré un pequeño dispositivo, lo agarré desbloqueándolo visualizando un mensaje.

Chiara Oliver: Todavía no acepto tu ausencia en mi cama esta noche.

Sonreí inconscientemente, eran las 2 de la mañana y esta mujer pensaba en mí al igual que yo con ella. Un buen sentimiento se apoderó de mí, sabiendo que Chiara pensaba en mí causaba cosas inexplicables en mí.

Violeta Hódar: Deberías de estar durmiendo, ¿qué haces despierta tan tarde?

Chiara Oliver: No podía dormir, estaba pensando en algunas cosas.

Violeta Hódar: ¿Puedo saber en qué estabas pensando?

Tardó unos minutos en contestar, pero finalmente lo hizo.

Chiara Oliver: Claro, estaba pensando en una hermosa mujer llamada Violeta Hódar, ¿la conoces?

Sonreí al instante que leí su mensaje. Todo era diferente, Chiara tenía diferentes caras, las cuales aún estoy conociendo. Podría decir que era como un conjunto de sensaciones. Ella podía ser sexy y excitante, y al mismo tiempo dulce y delicada.

Violeta Hódar: Vaya, la conozco. Me ha hablado mucho de ti.

Chiara Oliver: ¿Sobre mí? ¿Qué te dijo?

Violeta Hódar: Es un secreto, Oliver.

Chiara Oliver: Estás llena de secretos, ¿no es así, Violeta? Algún día los sabré todo.

Confieso que en ese momento mi corazón se detuvo. El miedo de que descubriera todo sobre mí era mayor cada vez.

Violeta Hódar: ¿Yo? Para nada.

Tardó más de lo normal en responder, mi ansiedad crecía gradualmente.

Chiara Oliver: Vio...

Amo cuando me llama así.

Violeta Hódar: ¿Si?

Chiara Oliver: Pasa el fin de semana conmigo. Esta vez no es una orden, es una oferta.

Esa no era mi jefa, no era la arrogante y mandona Chiara. Ella solo era Chiara, la mujer de la hermosa sonrisa que había visto en la casa de sus padres. Debí haber tardado mucho en responder porque recibí otro mensaje de ella.

Chiara Oliver: Entonces... ¿aceptas?

Violeta Hódar: Sí, acepto, Chiara.

Chiara Oliver: Perfecto, señorita Hódar, la paso a recoger mañana. Ahora duerme, tendremos un largo fin de semana por delante. Buenas noches, y si es posible, sueña conmigo, porque ten por seguro que soñaré contigo, Violeta Hódar.

Dios, ella me está bromeando. Tuve una sensación de felicidad. Chiara estaba siendo amorosa. Puse mi teléfono en el buró, cerré mis ojos pensando en todo lo que podría pasar estando con ella.

•••

Me desperté con el sonido de alguien golpeando la puerta. Dios ¿quién podría ser tan temprano?

Me tallé los ojos, miré el reloj de la mesita de noche. 6:30 am. ¿Sería Chiara? No, ella no sería indiscreta. Salí de la cama y me puse unas lindas y esponjosas pantuflas que Juanjo me había regalado en mi cumpleaños y caminé hacia la puerta. Tan pronto como miré por la mirilla de la puerta vi a Susana y a Tana.

«Me imagino qué habrá pasado», pensé mientras abría la puerta, recibiendo inmediatamente un abrazo de Tana.

- ¡Viooo!. -la niña prácticamente gritó, abrazándome.

Envolví a la pequeña con mis brazos, sintiendo los suyos alrededor de mi cintura. Miré a Susana quien me miraba seriamente prestando atención a cada movimiento.

- ¿Qué está pasando?. -pregunté algo confundida.

- Traje a tu hermana porque me invitaron a hacer un viaje y no la puedo llevar conmigo. Así que, quédate con ella hasta que regrese. -dijo mientras me entregaba una mochila.

- Mamá me dejó quedarme en tu casa, Bubbles, ¿no es genial?. -preguntó la niña muy contenta.

- Claro, Tana, ¡es maravilloso!

- Espero que en este periodo no le enseñes cosas malas a tu hermana. -pronunció Susana.

- Te garantizo que al contrario de ti, yo solo tengo cosas buenas que enseñarle a mi hermana.

- Me imagino muy bien lo que le puedes enseñar.

- ¿En serio?

- Claro, no puedo esperar mucho de ti, Violeta.

- No te permitiré que me insultes en mi casa, vete de aquí. -le dije con enojo.

- ¿Esa es la manera de hablarle a tu madre, jovencita?

- ¿Ahora eres mi madre? Lo siento, pero no. Tú no eres mi madre.

Su mirada no era una de las mejores, pude ver en su mirada algo de enojo por mi comentario.

- ¿Violeta? ¿Qué pasa?. -escuché la voz de Denna, se acercó con cara adormilada que se fue convirtiendo en seriedad en el momento exacto que vio a Susana parada enfrente de mí.

- La vida es muy buena ¿no? ¡Durmiendo hasta esta hora!. -exclamó la mujer con burla.

- Lo era hasta que vi su presencia en mi casa. -Denna dijo seriamente.

Susana giró los ojos y se cruzó de brazos.

- ¡Dennaa!. -Tana corrió hacia los brazos de mi amiga.

- ¡ey, niña! Es grandioso volver a verte.

- Me quedaré aquí unos días, ¿crees que podamos bailar todas esas canciones de nuevo?

- ¡Claro que lo haremos!. -Denna dejó de abrazar a la pequeña.

Sonreí al ver a mis dos hermanas. Pero dejé de hacerlo cuando vi a Susana.

- Cuida bien de tu hermana, Violeta, tan pronto como regrese vendré por ella.

- No te preocupes por eso, que tengas un buen viaje.

Intercambié una última mirada con la mujer que decía ser mi madre. En su tiempo la quise, la quise como cada niño quería a sus padres. Pero hoy, ya no sabía qué es lo que sentía, y tampoco qué pensar sobre la mujer que estaba parada enfrente de mí. Después de todo lo que he vivido mis sentimientos por ella se desvanecieron.

- Regresaré pronto. -fueron sus últimas palabras antes de que se fuera.

Cerré la puerta, teniendo ese sentimiento que tengo cada vez que la veo. Sus provocaciones siempre me desanimaban, no importa qué tan fuerte quisiera ser. Ella me dejaba débil. Respiré profundo viendo a la pequeña quien me miraba con una hermosa sonrisa. Sí, ella es mi todo, ella me daba la fuerza que necesitaba para continuar. Tana.

- Wow, ¡estoy tan feliz! Vamos a divertirnos mucho, ¿verdad?

- Claro que lo haremos, Tana -hablé.

La pequeña castaña corrió hacia mí, abrazándome de nuevo.

- Te extrañé, Bubbles.

- Yo siempre te extraño, Tana.

Le dediqué una pequeña sonrisa.

- Ven conmigo, Tana, despertemos a Juanjo. -dijo Denna jalando a la pequeña quien reía.

Era asombroso verlas ahí, Denna siempre supo que quería traerla a vivir con nosotras. Yo, más que nadie, sabía que tan malo era vivir con las crisis de Carlos y Susana. Yo no quería que mi hermana tuviera el mismo destino que yo, yo no quería que sufriera lo que yo sufrí.

Sonreí mientras las veía ir por el pasillo hacia la habitación de Juanjo. Fui hacia la cocina para hacer el desayuno.

Minutos después todas estábamos en la mesa, hablábamos de cómo Juanjo despertó espantado esa mañana. Era de esperarse, claro, Tana y Denna se lanzaron sobre Juanjo al mismo tiempo.

- ¡Fui aplastado!. -dijo Juanjo comiendo un pancake.

- ¡Fue con amor, Juanjo, no te quejes!. -exclamó Denna.

- Vio, hubieras visto, ¡Denna se aventó encima de Juanjo!. -dijo Tana riendo.

- Sé muy bien cómo es, Tana, ella hace lo mismo conmigo.

- ¿Y has muerto? No, así que deja el drama. -dijo Denna engreída.

- Contigo fue más tranquilo ¿no, Vio? Yo me desperté toda pintada como un payaso.

Me reí de Juanjo.

- En mi defensa, ¡fue idea de Tana!. -dijo Denna levantando las manos en forma de inocencia.

- ¡Tana!

La niña rió, haciéndonos reír también. Tomé un poco de lo que sobraba de mi café, cuando mi teléfono vibro. Un mensaje:

Chiara Oliver: Alfred te está esperando abajo.

¡Oh por Dios! Me había olvidado de Chiara, ya no podía ir. No con Tana aquí. Maldición.

Me levanté de la mesa y caminé con mi teléfono hacia el balcón. El Mercedes negro de Chiara estaba afuera de mi edificio. Alfred permanecía parado como buen empleado. No fue mucho cuando mi teléfono empezó a vibrar, esta vez ella me estaba llamando:

- Buenos días, Vio. -dijo Chiara. -¿Recibiste mi mensaje?

- Buenos días.

- ¿Qué pasó?. -sonaba preocupada.

- No podré ir contigo, Chiara.

Se quedó en silencio por algunos segundos, de seguro estaba enojada por mi decisión.

- ¿Por lo menos puedo saber por qué?

- Claro, mi madre trajo a Tana para que se quedara conmigo, y no me pude negar, tú sabes sobre mi situación.

- Claro, me lo imagino.

Esas fueron sus palabras.

Chiara sabía sobre mi situación. El último fin de semana que pasamos juntas, ella escuchó mi historia. Y sabía que tan importante Tana es para mí.

- ¿Estás enojada?. -pregunté mientras me mordía el labio esperando que su respuesta sea negativa.

- No, Hódar, solo estoy decepcionada. Confieso que estaba emocionada por estar contigo.

Sonreí cuando escuché su dulce voz del otro lado de la línea.

- ¿Ligando por teléfono, Vio?. -escuché decir a Denna.

Chiara se rió del otro lado de la línea.

- ¿Ves lo que tengo que soportar?

- Sí.

- Chiara, gracias por la invitación. Lo siento mucho por no podré ir.

- Irás, señorita Hódar.

Entrecerré mis ojos, sin entender lo que decía.

- Pero no puedo, Oliver, comprende.

- Claro que puedes, empaca tus cosas y trae a Tana contigo.

- Chiara...

- Violeta, esto no es una oferta...

- Es una orden.--completé la frase.

- Exacto, apuesto a que le encantará, y así me puedes presentar a tu hermana menor.

- ¿Estás segura?

- Te veré en media hora. -dijo Chiara antes de colgar.

Sonreí al teléfono, sin creer lo que estaba pasando. Chiara estaba decidida a pasar el fin de semana conmigo. Y como no acepta un "no" por respuesta, lo único que pude hacer fue aceptar. Y yo lo hacía muy feliz.

Pov Chiara.

Confieso que estaba impaciente debido a su retraso. No le di oportunidad a Violeta que me dijera si vendría conmigo o no. Caminaba de un lado a otro dentro de la oficina pensando, preguntándome si esto era correcto. Me estaba involucrando con esa hermosa granaina y eso era sinónimo de sentimientos y fragilidad. Cerré mis ojos tomando una profunda respiración pidiendo fuerza para seguir adelante. Hasta que oí la puerta.

- Pase.

Violeta entró a la oficina con una hermosa sonrisa, la castaña tenía un estilo casual. Unos jeans claros y una blusa roja que dejaba a la vista una pequeña parte de su abdomen, su cabello ondulado estaba atado en una coleta. Se veía hermosa de todas maneras.

- Ya estaba pensando que no vendrías. -dije mientras me acercaba.

- No debí haber venido, pero...

- Pero quieres venir conmigo, tanto como yo. -hablé jalando a Violeta por su cintura, atrayendo su cuerpo al mío.

- Chiara, estamos en la oficina. -dijo la castaña con algo de miedo mientras se alejaba un poco.

No le di tiempo a Violeta para pensar, la jalé robándole un beso en los labios. Violeta no se negó, al contrario, puso sus brazos alrededor de mi cuello y respondiéndome el beso de una suave y deliciosa manera. Pero separándonos en el momento en el que alguien abrió la puerta.

- ¡Dios!. -gritó Violeta separándose de mí.

- Oh lo siento, Violeta, te estaba buscando. -dijo una niña pequeña que nos miraba fijamente.

- Está bien, ven aquí. Te presentaré a alguien.

La pequeña castaña con el mismo color de ojos se acercó a nosotras un poco curiosa. Sus gestos eran muy parecidos a los de la mujer que estaba parada a mi lado.

The Stripper - KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora