Capítulo 8: La Batalla por Eloria

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El amanecer trajo consigo un silencio inquietante. Los estudiantes y profesores de la Academia de Magia estaban en alerta máxima, sabiendo que la amenaza de la secta oscura se acercaba. Aiden y Eryk, junto con Lila, Marcus y Seraphina, se reunieron en el despacho de Thalor para un último consejo estratégico.

—La información de nuestros exploradores confirma que la secta está movilizándose —dijo Thalor, con rostro grave—. Utilicen el artefacto sabiamente y confíen en sus habilidades. La fortaleza de Eloria está en nuestra unidad.

Cada uno de ellos asintió con determinación, conscientes de la magnitud del desafío que tenían ante sí. Con un último vistazo a sus amigos, se dispersaron para ocupar sus posiciones.

A medida que los primeros rayos de sol tocaban el horizonte, los sonidos del ataque comenzaron. Explosiones mágicas sacudieron los muros de la academia, y el aire se llenó con el estruendo de la batalla. Los defensores se movilizaron rápidamente, formando líneas de resistencia en las puertas y murallas.

Aiden y Eryk lideraron un grupo de estudiantes en el frente principal. Eryk utilizó sus habilidades para crear escudos protectores, mientras Aiden lanzaba hechizos ofensivos que desintegraban a los atacantes. Lila, Marcus y Seraphina estaban a su lado, utilizando sus propias habilidades para mantener la línea defensiva.

—¡No retrocedan! —gritó Aiden, lanzando un hechizo de fuego que repelió a un grupo de enemigos—. ¡Podemos hacerlo!

La primera ola de ataques fue repelida, pero la secta oscura no se rindió. Momentos después, una segunda ola aún más poderosa se abalanzó sobre ellos. Los atacantes estaban liderados por un mago oscuro formidable, su presencia era imponente y su magia peligrosa.

—¡Cuidado! —advirtió Eryk, creando un escudo más grande para proteger a su grupo del ataque entrante.

La batalla se intensificó, con hechizos y contrahechizos volando en todas direcciones. Aiden y Eryk luchaban con una coordinación casi perfecta, cada uno complementando las habilidades del otro. Lila utilizaba ilusiones para confundir a los enemigos, mientras Marcus levantaba barreras de tierra y Seraphina curaba las heridas de los defensores.

A medida que la batalla avanzaba, las defensas comenzaron a ser superadas. El enemigo, desesperado por obtener el artefacto, lanzó un ataque masivo que rompió parte de las barreras protectoras. En medio del caos, Marcus fue herido gravemente por un hechizo oscuro que lo dejó inmovilizado en el suelo.

—¡Marcus! —gritó Seraphina, corriendo hacia él para aplicar sus poderes curativos.

Aiden y Eryk redoblaron sus esfuerzos, protegiendo a Seraphina mientras ella trabajaba frenéticamente para salvar a Marcus. Los enemigos seguían avanzando, pero los defensores no se daban por vencidos.

—¡Necesitamos usar el cristal ahora! —gritó Aiden a Eryk, viendo que la situación se volvía desesperada.

Eryk asintió, sabiendo que era un riesgo, pero también su mejor oportunidad. Juntos, se dirigieron hacia el centro del campo de batalla, donde el artefacto estaba guardado. Con un esfuerzo conjunto, comenzaron a canalizar su energía a través del cristal, creando una barrera protectora alrededor de la academia.

La energía del artefacto se expandió, envolviendo a los defensores en una luz brillante y cálida. Los ataques de la secta fueron repelidos por la barrera, y los enemigos comenzaron a retroceder, incapaces de penetrar la defensa mágica.

—¡Está funcionando! —gritó Lila, con voz llena de esperanza—. ¡Lo estamos logrando!

La batalla continuó, pero con la barrera del artefacto protegiéndolos, los defensores comenzaron a ganar terreno. Aiden y Eryk, agotados pero determinados, siguieron canalizando su energía, manteniendo la barrera y atacando a los enemigos que intentaban atravesarla.

La lucha fue feroz y prolongada. Cada hechizo lanzado parecía absorber la luz del día, y el campo de batalla se convirtió en un caos de magia y combate. Aiden y Eryk trabajaban en perfecta sincronía, usando su conocimiento y habilidades para mantener la defensa. Lila desplegaba ilusiones complejas que confundían y desviaban a los enemigos, mientras Marcus, con la ayuda de Seraphina, se levantaba nuevamente para luchar con una determinación renovada.

—¡No podemos permitir que rompan nuestras defensas! —gritó Eryk, lanzando un poderoso hechizo de viento que derribó a varios enemigos.

A medida que la batalla avanzaba, los defensores comenzaron a ver esperanzas. Sin embargo, la secta oscura lanzó un ataque final desesperado, liderado por su mago oscuro más poderoso. El combate alcanzó un clímax cuando el mago oscuro se enfrentó directamente a Aiden y Eryk, desatando una tormenta de hechizos oscuros.

—¡Eryk, cúbreme! —gritó Aiden, concentrando toda su energía en un contrahechizo.

Eryk creó un escudo de energía pura, mientras Aiden lanzaba su hechizo con una precisión mortal. El mago oscuro fue golpeado por la explosión de luz, retrocediendo con un grito de dolor, el mago oscuro cayó, y el resto de los enemigos comenzaron a retirarse.

Cuando la última sombra de la secta se desvaneció en la distancia, Aiden y Eryk cayeron de rodillas, exhaustos pero victoriosos. Los sobrevivientes se reunieron, celebrando su victoria y honrando a los caídos.

—Lo hicimos, Eryk —dijo Aiden, con su voz quebrándose—. Protegimos Eloria. —Sí, lo hicimos —respondió Eryk, apretando su mano con fuerza—. Juntos, somos invencibles.

Mientras el sol se ponía, los defensores comenzaron a trabajar en la reconstrucción de la academia y la planificación de un futuro más seguro. Sabían que la batalla había sido solo el comienzo y que aún quedaba mucho por hacer, pero estaban más determinados que nunca a proteger su hogar.

Aiden y Eryk, de pie uno al lado del otro, miraron el horizonte con una mezcla de esperanza y determinación. Sabían que, sin importar lo que el futuro les deparara, siempre tendrían el uno al otro y la fuerza de su amor para guiarlos.

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