Capítulo 14 El vuelo del dragón

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El gran castillo de las glicinias un lugar antes habitado por humanos se podría decir que fue la única civilización humana en Terra antes de la separación, algunos humanos se quedaron, entre ellos el famoso Nicolás Flamel y un joven mago ahora conocido como Innocent Zero. Con los milenios los humanos se fueron extinguiendo, dado que Terra era diferente a la Tierra, su medio ambiente estaba preparando para mantener la vida de razas mucho más fuertes, aunque algunos humanos se mezclaron con otras razas para sobrevivir, la línea de sangre humana se fue perdiendo por completo, dado que algunos otros seres a parte de los vampiros llegaron a cazarlos para alimentarse o por diversión hasta llegar a la extinción, siendo hoy en día solo fugaces mitos.

Las glicinias que rodean el castillo y parte de esas tierras fueron plantadas con el objetivo de alejar a los vampiros, dado que los humanos y los vampiros alguna vez fueron acérrimos enemigos. Pero cambió cuando el gran vampiro Adam Jobs con ayuda de Nicolas Flamel crearon la piedra filosofal y sirvió como la energía que logró crear las cortinas que separaron los mundos. Los humanos que cruzaron para vivir en la Tierra solo percibieron a aquellas criaturas de la noche como monstruos y con las generaciones se convirtieron en leyendas y mitos, tal como había pasado en Terra con los humanos.

Hoy en día, el castillo servía para crear un numeroso ejército por un enemigo que debería estar muerto, cuyos objetivos se volvieron inmortales y ahora, los vampiros siendo las presas principales deben detener si quieren que la débil paz que tras siglos de terribles guerras regrese a Terra.

Los tres viajeros volaban sobre el lomo de Meliadoul por las nubes, Mash estaba encantado, nunca en su vida imagino viajar sobre un dragón, las nubes parecían algodones de azúcar, pasó la mano por una solo encontrando nada, Rayne lo veía desde atrás, sujetando un poco su espalda para evitar que cayera por error e intrigado por su cara miró aquel rostro lleno de asombro, sintió un pequeño palpitar, fue cuando Mash señalo detrás de Rayne.

—Rayne mira esa nube de allí parece un panecillo relleno—le dijo, fue cuando el encanto de su cara se borró, destruyendo la imagen, al parecer solo había panecillos en su cabeza.

—Si, si...

Pronto las nubes se dispersaron y pudieron ver el castillo, lucían como ruinas romanas antiguas con grandes columnas, estatuas enormes de seres extraños, dioses que en la Tierra jamás se hubiera conocido, luego más allá había un rio que atravesaba todo el lugar, así como los hermosos campos llenos de glicinias, se podrían preguntar ¿Cómo esas bellas flores púrpuras podría ser tan venenosas para los chupa sangre? La respuesta tal vez nadie la conozca realmente, pero se dice que fueron creadas por un botánico para ahuyentar a los malos espíritus, los que alguna vez los humanos llamaron demonios.

Según Rayne y Meliadoul, el extremo sur del castillo estaba una gran bandada de dragones de todos tamaños y colores, luego un campo lleno de lo que parecían humanos que caminaban torpemente entre ellos con sacos sobre sus cabezas y cadenas en sus cuellos.

—Esos son los ghouls, cubren sus cabezas para evitar que se ataquen entre sí—reveló la dragona.

Mash sentía curiosidad por ese mundo y aunque temía preguntar desde el principio, está vez se abrió.

—Abuelo Wahlberg, ¿los humanos y los vampiros fueron enemigos alguna vez?

—Debo decir que nuestra historia no es de felicidad, joven Mash—suspiró el anciano.

—Mash, en esa época los vampiros eran unos arrogantes, narcisistas y amantes de poder que creían ser bendecidos con poderes y fuerza que podría duplicar fácilmente a un humano como tú, pero con una terrible maldición, su ansia de beber sangre de otros para mantener eso mismo de lo que presumían—intervino Meliadoul, siendo Rayne que le diera una mirada severa a la dragona, pero solo sonrió.

Dulce azúcar de sangre (Mashle)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora