**Capítulo 26: ¡Feliz cumpleaños!**

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¿Cuánto tiempo había pasado ya? Fernanda no lo sabía con exactitud, pero lo que sí tenía claro era que mañana sería su cumpleaños

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¿Cuánto tiempo había pasado ya? Fernanda no lo sabía con exactitud, pero lo que sí tenía claro era que mañana sería su cumpleaños. Jamás imaginó que lo celebraría en el infierno. Solía festejarlo con sus primas y amigos, pero aquí no había dicho nada a nadie en el hotel sobre la fecha. No quería parecer insensible celebrando un día más de vida cuando sus amigos pecadores ya estaban muertos; se le hacía una idea mezquina.

Además, aún estaba deprimida por lo de su jardín. Había pasado una semana desde que lo encontró destruido, y no tenía ánimos de retomarlo por miedo a que alguien lo volviera a arruinar. Los responsables aún eran un misterio, pero Fernanda prefirió dejarlo así en lugar de buscar culpables. No quería que una pelea se iniciara por algo tan trivial, aunque doliera verlo así.

Hoy, los del hotel parecían inusualmente ansiosos. Los veía correr de un lado a otro, murmurando entre ellos y hasta evitándola. ¿Habrá hecho algo malo? Negó con la cabeza para sacar esa idea. Tal vez seguían molestos por lo del jardín y estaban tomando cartas en el asunto por su cuenta. Esa idea le molestaba un poco; no quería que le dieran tanta importancia, como si darle el gusto a los malechores que hicieron eso a su precioso jardín.

**Fernanda:** (caminando por los pasillos) ¿Hola? ¡Amor! ¿Estás aquí? ¿Charlie? ¿Vaggie?

Nadie le contestaba, y empezaba a pensar cosas que no eran.

**Fernanda:** (con voz preocupada) ¡Si nadie me responde, pensaré que están molestos conmigo! ¡Si quieren, puedo volver a trabajar en el jardín!

**Alastor:** (apareciendo de la nada) ¿Por qué tanto escándalo, querida?

**Fernanda:** (olvidando que Alastor odiaba el contacto físico y corriendo a abrazarlo) ¡Alastor! Por un momento pensé que todos habían desaparecido y me quedaría sola aquí.

**Alastor:** (desprendiéndose del abrazo y girándola para alejarla) ¡No hay tiempo para muestras de afecto, hermosura! Charlie nos dio un encargo especial.

**Fernanda:** (emocionada) ¡¿De verdad?! ¡Fabuloso! ¿Cuál es el encargo?

Alastor se quedó en silencio por unos momentos, su habitual sonrisa ahora llena de confusión. ¿No podía decírselo? Era tonto, pero algo en su expresión le hizo saber a Fernanda que no obtendría ninguna respuesta clara.

**Alastor:** (con una sonrisa enigmática) ¡Lo sabrás cuando lleguemos allá!

**Fernanda:** (intrigada) Me parece bien, ¿nos tenemos que ir ahora? Me gustaría avisarle a Lucifer para que no se preocupara por mí.

**Alastor:** (empezando a empujarla hacia la salida) Él estará bien, cielo. Tenemos que irnos ya.

**Fernanda:** (sin dejar de preguntar) ¿Al menos me puedes decir a dónde vamos?

Alastor no respondió, pero antes de salir por completo del hotel, dejó una sombra para que le avisara cuando todo estuviera listo para regresar. Su misión era mantener a Fernanda distraída por unas horas.

Mi vida es un infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora