Poco después de que regresaron del doctor, Fernanda estaba en el baño mirando la foto del ultrasonido de los gemelos. Eran dos niños. Tras la felicidad, vino el miedo. Fernanda se dio cuenta de algo: no sabía absolutamente nada sobre el cuidado de un bebé. Su trabajo como abogada no se lo había permitido a pesar de tener 29 años. Si bien podía apoyarse en su prometido que ya tenía experiencia previa, no le gustaría ser una carga. Además, los grandes cambios en su cuerpo, los dolores, antojos y cambios de humor la inquietaban. Su felicidad pasó a segundo plano mientras hiperventilaba, visualizando el gran impacto que esto tendría en su vida. También pensaba en cómo se lo tomaría Charlie. Muchas cosas estaban pasando en tan solo unos minutos.
—Cariño, ¿estás bien? —la suave voz de Lucifer la hizo regresar a sus sentidos. No podía esconderse para siempre. Tenía que afrontar la realidad y así estar juntos en todo el proceso.
—Sí, chaparrito, ya salgo —respondió, guardando la foto de los gemelos en su bolsillo. Se lavó las manos y aprovechó para echarse agua fría en la cara, necesitaba esclarecer sus ideas, ponerlas en orden para lo que se venía.
—Me tienes preocupado. Si te volviste a enfermar, puedo ir por medicina humana —dijo Lucifer con la frente pegada a la puerta de madera y los ojos cerrados, pensando en su mujer. ¿Qué pudo hacerle daño para que llevase un buen tiempo encerrada en el baño? Tal vez la respuesta fuera tan simple que no se la imaginaba.
—Chaparrito... cálmate. No estoy enferma. Fui a ver al médico cuando tú atendías unos asuntos en tu estudio. Mis primos me llevaron al médico y lo que te voy a decir es importante... hay que hablar, ¿de acuerdo? —dijo mientras se sentaba en la cama al lado de Kenai.
—¿Hice algo malo? —preguntó Lucifer, acercándose con pasos torpes hasta sentarse al lado de Fernanda.
—Hicimos algo bueno, chaparrito.
—No te estoy entendiendo, amor.
Lucifer observaba cada uno de los movimientos de Fernanda hasta que una de sus manos terminó en uno de sus bolsillos, sacando algo. Aunque no podía ver qué era, sabía que se trataba de algo con suma importancia, algo que cambiaría para siempre su relación.
—Hemos mencionado esto, pero jamás aclaramos en cuánto tiempo sucedería.
—¿Hablas de la boda? Bueno, podemos ponerle una fecha. En lo personal, me gustaría que fuera lo más pronto posible, pero no sé qué pienses tú.
—Está bien, mi chaparrito. Dejo en tus manos la fecha de la boda, pero no es eso lo que quería decirte. Como tú ya sabes, estoy embarazada, pero en la mañana dijiste que mis pechos estaban grandes. Bien, aquí está la respuesta —dijo mientras le entregaba la foto del ultrasonido de los gemelos.
Lucifer tomó la foto con manos temblorosas. Sus ojos se agrandaron al ver las dos pequeñas figuras en la imagen.
—¿Son...? —empezó a decir, pero su voz se quebró de la emoción.
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Mi vida es un infierno
FanfictionSoy hija de uno de los condes más ricos de Inglaterra, el conde Antonio, y de la duquesa Laura. Desde fuera, nuestra familia parece perfecta, con portadas de revistas y fotos que muestran una fachada de felicidad. Pero la realidad es muy distinta; m...