**Capítulo 29: Consintiendo a mi rey chaparrito**

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Fernanda se levantó temprano esa mañana, sintiendo una felicidad que parecía contagiar todo a su alrededor

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Fernanda se levantó temprano esa mañana, sintiendo una felicidad que parecía contagiar todo a su alrededor. Mientras bajaba las escaleras junto a Kenai, su fiel perro pastor alemán, no podía evitar admirar el anillo de compromiso de diamante que brillaba en su dedo. Al entrar en la cocina, comenzó a preparar unos ricos panqueques, los favoritos de su querido Lucifer, su "rey chaparrito" de apenas 1.50 cm.

**Fernanda:** (con una sonrisa mientras mezcla la masa) Nada mejor que consentir a mi amorcito con su desayuno favorito.

Kenai observaba con curiosidad, moviendo la cola, mientras Fernanda cocinaba con esmero. Una vez que terminó de hacer los panqueques, preparó el comedor con esmero, colocando los platos y cubiertos de manera impecable, añadiendo algunas flores en un jarrón para darle un toque especial. Todo tenía que estar perfecto para su chaparrito y sus amigos.

**Fernanda:** (acariciando a Kenai) ¿Qué dices, Kenai? ¿Crees que le gustarán los panqueques?

Kenai respondió con un ladrido entusiasta, como si entendiera la importancia del desayuno.

Después de dejar todo listo en el comedor, Fernanda subió a la habitación y se encontró con una escena que no pudo evitar que le sacara una sonrisa. Lucifer estaba despierto, saltando y estirándose para alcanzar su sombrero en el clóset, claramente frustrado.

**Lucifer:** (murmurando para sí mismo) ¡Demonios! ¿Quién lo dejó tan arriba? ¿Habrá sido mi manzanita Charlie? No, ella no fue... Seguramente fue el idiota de Alastor o Davis... ¡Sí, fueron ellos!

Fernanda se quedó en la puerta por un momento, observando a Lucifer. Kenai, a su lado, parecía estar a punto de soltar una risa canina, gruñendo de una manera que solo hacía que la situación fuera aún más divertida.

**Fernanda:** (riendo mientras se acerca) ¿Quiere mi chaparrito que lo cargue o que le baje el sombrero?

Lucifer se detuvo en seco y se giró para ver a Fernanda, sus ojos brillando con una mezcla de alivio y adoración.

**Lucifer:** (con una expresión de fingido enojo) No es gracioso, Fernanda. ¡Están haciendo esto para hacerme enojar!

**Fernanda:** (con una sonrisa traviesa) Claro que sí, mi rey. Pero no te preocupes, aquí estoy para ayudarte. (Se agacha para cargar a Lucifer)

Kenai soltó un gruñido divertido, como si se estuviera riendo junto a Fernanda. Ella levantó a Lucifer con cuidado, asegurándose de que estuviera cómodo mientras lo ayudaba a alcanzar su sombrero.

**Fernanda:** (mirando con ternura a Lucifer mientras lo carga) ¿Por qué dejaste tu sombrero ahí, mi chaparrito? Eres una ternura, mi pecado del orgullo.

Lucifer, ahora en brazos de Fernanda, se estiró para alcanzar su preciado sombrero de copa blanco, adornado con una corona, una serpiente y una manzana.

Mi vida es un infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora