Discusiones

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.:.... Princesa ....:.

Cuando despertó, le informaron que su hermano la había mandado a llamar. Ella esperaba que él le diera un regalo por su gran avance en el arco, le había ido increíble en el entrenamiento del otro día, ya era capaz de darle a sus objetivos, debía ser una habilidad de familia.

Tocó la puerta del estudio de Art y entró sin esperar respuesta.

-Hermano, buen día.- le dijo al chico que estaba en su escritorio con un libro en las manos y escribiendo en un papel.

-Cass, me alegra verte.- la saludó él haciendo a un lado las cosas del escritorio y acercándose a ella, le indicó con la mano que se sentaran en el sofá del cuarto y ella lo obedeció.

-He estado pensando en cambiarte de entrenador.- le comentó el mayor a su hermana acercándose al sofá.

-Hartier es el mejor.- protestó ella, no le agradaba por dónde iba la conversación.

-No dudo de él, pero se lastima muy seguido.-protestó el príncipe.- no es bueno eso para tu entrenamiento.

-Pero ya se está recuperando.- dijo ella, no quería que lo alejaran de ella.

-No deberías elegir a quien te agrade como entrenador- se quejó él.

-No me agrada. - mintió ella.

-¿No te grada "Harti"?- le dijo su hermano con burla.- ¿Por qué lo llamas así? no es tu amigo, es solo tu entrenador.

-Es que es un amigo.- le susurró  y se sonrojó, ella bajó la mirada evitando que su hermano notara su nerviosismo.

-No me digas que te gusta.- le dijo su hermano, la tomó de la barbilla y analizó su rostro confirmando sus sospechas.-Cass, esto no puede ser.

-No hermano, no le digas nada.- le pidió ella tomando sus manos, no necesitaba más obstáculos en su relación.

-No confío en él.- le dijo su hermano de una manera seria. Su postura cada vez era más firme y se notaba que no estaba contento con la conversación.

-No confías en nadie, pero enserio lo amo.- le dijo ella. Cass no sabía muy bien que era el amor, pero según lo que había leído, era seguro que estaba enamorada.

-Eres muy ingenua y ni siquiera sabes que es el amor.- se burló su hermano. El joven se paró del sillón y empezó a caminar alrededor de la habitación molesto.
-¿Y tú sí?- lo cuestionó  ella.

-No me cuestiones.-Le dijo deteniendo su caminata por la habitación.

-Por una vez en mi vida déjame vivir.- le insistió ella parándose a lado de él.

-Cass no quiero que te lastimes.- le susurró su hermano.

-Él no me va a lastimar, ni siquiera me ve de esa forma.- le susurró.

-¿No?- le dijo su hermano alzando una ceja, al menos no sería tan difícil terminar con eso, pensó pensó el mayor.

-Dice que es mayor para mí.-siguió hablando su hermana, tal vez Artenin  la ayudaría  si se daba cuenta que era bueno para ella, pensó.

-Vaya, es racional.

-Entonces no le diga nada.- le pidió Cass.- Yo me encargo de esto a partir de aquí.

-Cass, no es...- dijo él pero ella salió de la habitación corriendo.

-Gracias por tu apoyo, hermano.- se despidió de él.

La princesa corrió cuanto su vestido le permitió hacia la biblioteca, aún le quedaban unos pendientes que su institutriz le había pedido investigar. Sus clases eran en su mayoría en la biblioteca por la humedad que había en los jardines.

¿Por qué tenía que investigar la época de mayor producción de la región Oeste ?


...

<[——-Guardia———)]>

Los últimos días había estado  tan nervioso por el nuevo apodo que le dio la princesa frente al príncipe que hasta le dolía el estómago, ni siquiera el remedio mágico del tío de la princesa lo podía ayudar.

El otro día solicitó hablar con el príncipe para pedirle que le permitiera dejar de ser el entrenador de la princesa con el propósito de  concentrarse en entrenar, ya que el jefe de los guardias le había dicho  que tenía que ponerse al corriente con su grupo o lo cambiarían con los novatos, afortunadamente  el príncipe aceptó su propuesta.  Ahora solo debía enfocarse en mejorar su condición.

Actualmente se encontraba realizando flexiones en el área de entrenamiento cerrada, cada día iba mejorando más y con el polvo que tomaba no sentía dolor en el tórax.

-Hartier, tengo que hablar contigo.- le dijo Regina llegando a su lado.

-Regina, ¿Qué te trae al área Norte?- le preguntó sin detener su entrenamiento, diez flexiones más y terminaba.

-¿Has oído sobre los polvos que da el tío del príncipe ?-le preguntó ella.

-He oído que algunos los toman.- le mintió, claro que sabía de eso, todos los tomaban, hasta él.

-Necesito que me des el que te dio, por favor.- le pidió Regina.

-No sé dónde está- mintió, necesitaba mejorar y eso era su ayuda.

-¿Crees que no se que lo estás tomando ?- le dijo molesta.-me dijo la princesa que entrenas con eso.

-Me está ayudando.- le contestó él levantándose.- más que los remedios de los sanadores.

El comentario conmocionó a la joven, él no había visto a Regina tan molesta como esa vez, sus ojos siempre mostraban sus emociones y era claro que eso la había molestado.

-Dame lo que te dio.- le volvió a pedir subiendo el tono de su voz.

-No lo traigo.- mintió otra vez.

-Lo utilizas para entrenar, lo debes traer.- le gritó ella.

La joven voltio a ver a su alrededor y encontró una bolsa tirada, la bolsa de entrenamiento de Hartier, la tomó y buscó dentro de ella  hasta encontrar el frasco.

-No te lo lleves, es mío.- le advirtió Hartier levantándose y  rodeándola con los brazos, no quería lastimarla pero estaba pasando sus límites.

-No sabes qué es esto. - le dijo ella forcejeando con el agarre del mayor.

-Ni siquiera sé que me dan los sanadores.- se burló.-solo sé que me ayuda y no pienso dejarlo.

-¿Qué tal si te hace daño?- le murmuró ella tratando de sostener el frasco en sus manos.

Regina era menor que él, sin mucha dificultad le quitó el frasco de las manos  y la alejó con un leve empujón, pero ella tropezó y terminó en el suelo.

-No me hace daño.- le contestó  Hartier molesto.- Deberías dejar de meterte en mis asuntos.

-¿Qué están haciendo ? - les dijo una voz.

Los dos voltearon y vieron al príncipe cargando dos arcos, probablemente entrenaría arco con la princesa.

-No es nada, su alteza- contestó Hartier.

-Regina, ¿es cierto ?- la cuestióno.

La joven estaba roja por el coraje y el esfuerzo de forcejear con el guardia, se levantó y alisó su vestido.

-No pasa nada.- murmuró ella.

-No me parece que esto sea nada, creí que eran amigos.- les dijo el príncipe.

-Lo somos.- le contestó Hartier, esperaba que esto no le causara problemas con el propio heredero.

Regina solo miró de nuevo al guardia  molesta y se fue del lugar sin contestar nada.

El príncipe dejó los arcos en el suelo y la siguió.





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Distintos horizontes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora