Capítulo 2

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Bradley

Bien… esto era una completa mierda y aun no sé como es que aun estoy en mis cabales.

Desde la vez que ese tonto novato me derroto en mi propio juego, es decir como hace dos años, simplemente acepte la derrota como cualquier persona decente lo haría luego de intentar e intentar que mi rival perdiera. Hay que saber cuándo retirarse después de todo, ahí esta la decencia.

La malo no fue que casi asesino al novato y a su padre, no, si no que sin querer dejé atrás a uno de los de mi equipo, Tanque, quien por cierto ese mismo día cobro lo que le debía. Así que la historia debería haber acabado ahí pero no, no fue así.

Después de que ellos celebraran su victoria y yo saboreara lentamente mi derrota, recibí una llamada de mi padre. No fue realmente mucho, solo unas claras advertencias que en este tiempo que me quedaba en la universidad no lo molestara para nada porque había deshonrado el apellido Uppercrust. Claro, me iba a seguir dando el dinero que necesitara, pero mientras tanto quería que pase desapercibido hasta que se calme todo lo que se decía de mi para así una vez que me gradué, pueda empezar mi trabajo en la compañía y poderla llevar adelante.

Así que, en resumidas cuentas, tenía que ser lo mejor de lo mejor, pero sin llamar la atención. Que se note que estoy ahí, pero a la vez no. Fácil, ¿no?

No, mierda que no lo era.

Tanque había quedado resentido completamente por lo que le hice, y para mi mala suerte el iba a ser el nuevo jefe de los Gammas. Oh claro, y eso hablando aparte de que simplemente se deshicieron de mí. Me echaron del equipo, ya que era eso o que simplemente cierren mi fraternidad.

No estoy molesto, yo en su lugar no hubiera pensado dos veces en echar a cualquiera del equipo para seguir manteniendo mi fraternidad. Sin embargo, que se la pasen por ahí orgullosos y presumiendo de las cosas que YO había ganado, me sacaba de mis casillas. Ellos me deben a mí las victorias obtenidas y todos esos malditos trofeos que tenían ahí en esa sala.

Da igual, lo perdí casi todo, pero aún seguía manteniendo mi cabeza en alto, porque alguien como yo, tan perfecto, no se podía derrumbar por esto, claro que no. Yo seguiría adelante y nada me haría flaquear ante las nuevas metas que tuve que crear gracias a mi padre.

Sim embargo, los días que vinieron después de aquella derrota no fueron nada agradables y ni siquiera podía pedir ayuda. Que patético.

Tanque debido a su ira en contra de mí, organizo de nuevo al grupo solamente para crearme problemas.
Empezaron a fastidiarme todos los días. Empezaron suave con pequeños empujones o jalones, con ciertas críticas hacia mí, cuadernos rotos o en la basura, humillaciones en espacios públicos… nada realmente grave ya que las personas solo veían y lo ignoraban. No era alarmante.

Pero, pasaron las semanas y se fue haciendo peor y peor. Nadie presto atención a esto, porque ahora no era en frente de las multitudes, si no cuando estaba a solas.

Ya no eran solo los empujones ocasionales, o la demás mierda…

Una vez comenzaron a empujarme entre ellos cada vez más fuerte hasta que terminé en el suelo bastante adolorido. No había descanso, ya que una vez en el piso uno de ellos empezó a golpearme y otro a patearme. Simplemente hicieron lo que a esos animales les complacía hacer conmigo en ese momento.

Tanque sólo se quedaba viendo todo lo que pasaba, y así fue también todos los malditos días que pasaron.
A veces me dejaban unos días tranquilos, porque veían que su nuevo juguete no podía con su ritmo, sin embargo, a los días volvían de nuevo con más fuerza que antes.

Yo por mi parte jamás baje la cabeza, aunque me golpearan o me humillaran.

Soy Bradley Uppercrust The Third, y no puedo ser débil. En la familia no había paso para la debilidad, claro que no… pero aun así llamé a mi padre para que me brinde ayuda pese a su aviso anterior de que no lo moleste.

No debí haberlo hecho.

¿Qué es lo que tienes en tu jodido cerebro? Te dije claramente que no me molestaras más de lo que ya lo hiciste —Dijo mi padre enojado a través del teléfono, pero aun así tenía que tener el valor para decirle lo que estaba pasando.—

Yo… lo sé, padre. Pero tengo que decirte algo que ha estado ocurriendo últimamente —Respondí, tratando de hablar claramente mientras aguantaba las ganas de llorar.—

Dime —Dijo seco y cortante, se notaba que no tenía tiempo para mí en lo absoluto.—

Hace unas semanas mi ex equipo comenzó a molestarme y no fue realmente grave, sin embargo, últimamente se volvieron mucho más violentos conmigo. Sé que dijiste que no debía de llamar la atención así que no dije nada a nadie — Terminé de decir, para esperar las palabras de un posible consuelo o una ayuda fría de parte de mi padre, pero…—

¿Qué? —Él soltó una carcajada sarcástica a través de la bocina del teléfono— ¡Por amor a Dios!...

Me quedé frio al escuchar la respuesta de mi padre. Tenía ganas de llorar, pero aguanté lo mejor que pude.

¿Crees qué estás en posición de pedirme ayuda? Es lo que te mereces por ser un perdedor que deshonró nuestro apellido, así que acepta todo lo que está pasando en silencio. Es tu puto problema y un castigo adecuado para que aprendas que no puedes ser un perdedor toda tu vida. Los fuertes pisan a los débiles. Ahora eres el débil, Bradley.

Sin esperar a que yo contestara simplemente cortó la llamada. Estaba completamente solo ahora.

Aquella llamada me marcó por completo. Mi padre tenía toda la razón, esto me pasaba por ser débil, por ser parte de los fracasados de la sociedad. Me lo merecía completamente.

Pasaron los días, los meses y terminó pasando dos años dolorosos. La situación no cambió desde entonces, para nada, se volvió pan de cada día, pero traté de no bajar la cabeza. Tenía que ser fuerte y aceptar el castigo que el destino me había dado, y si lo aceptaba no iba ser derrotado, no, iba a ser fuerte pase lo que pase.

Volviendo al presente, para evitar ciertas personas inoportunas había decidido estar en la universidad temprano haciendo mi correspondiente papeleo y así lo estaba haciendo.

Recibí la “agradable” noticia de que ahora que pedía un cuarto, tendría que compartirlo con otra persona. Al final pese que pregunté si había otras opciones en mesa, tuve que tomarla ya que había decidido ahorrar un poco el dinero que tenía, y para eso tendría que dejar de alquilar una habitación de hotel.

Una vez que tuve la llave en mano, me apuré a subir las escaleras ya que vi que el grupo de Gammas estaba cerca. No era que fuera un cobarde, pero tenía que llegar antes que mi compañero de cuarto y una sesión con ellos duraría bastante tiempo.

Ni bien llegué, arreglé rápidamente mis cosas, y salí apuradamente de ahí. No tenía a donde más ir en ese momento, así que fui directamente a la cafetería en busca de un buen desayuno. Ya luego regresaría a la habitación después de acabar de desayunar, ya que no me podía quedar afuera en la calle sin hacer nada.

¿Por qué no podían empezar las clases de una buena vez? ¿Por qué el primer día de universidad era sólo para acostumbrarse a ella o poner en orden los papeles?  Bah… tonterías.

°Mine° / MAXLEYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora