Capítulo 3

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Max

— ¿Maxie? —Escuché la voz de mi madre, quedándome paralizado por un momento.— Mi pequeño, ¿qué haces aquí escondido a estas horas de la noche? —Dijo mi madre con una voz tan serena y dulce, mientras me sacaba de debajo de la mesa. —

— Ma… ¿mami? —Mi voz salió entrecortada a causa del llanto. —

— ¿Quién más podría ser, tontito? —Sonrió suavemente, cargándome en sus brazos— ¿Qué pasa, Maxie? Sabes que puedes contarle cualquier cosa a mamá.

Yo sólo me quedé en silencio. Ella me miró con sus amorosos ojos y conmigo en brazos aún, se dirigió hacia la cocina.

Me puso encima de la mesa, quitándome del rostro mis pequeñas lágrimas. Mi mamá se apartó de mi suavemente y empezó a preparar dos vasos de leche caliente y un pocillo de galletas con chispas de chocolate, siendo estas mis favoritas.

—  Toma, Maxie.

Me pasó el vaso de leche y puso a un lado mío el pocillo de galletas, dando así paso libre para que cualquiera de los dos las pudiera alzar.

— Maxie, quiero que escuches atentamente lo que te diré y espero que… puedas guardarlo en tu pequeña cabecita. —Suspiró suavemente mi madre, mientras bajaba su mirada al vaso de leche que tenía entre manos. — En tu vida se cruzarán personas que puedan parecer buenas como malas, pero no te dejes llevar por primeras impresiones. La verdad de cada uno puede estar bastante escondida dentro de la piel, y si quisieras entenderla, entonces tendrás que verla a su manera.

— ¿Mami?...

— Maxie, sé que estabas llorando por lo que dijo la pequeña Roxanne, pero supongo que tiene sus razones para haberlo hecho.

— No me gusta ella, mami.

Mi mamá solo me miró y se rió suavemente para negar con la cabeza. Entonces escuché otra voz en el cuarto, solamente que esta parecía ser de un niño, pero… ¿qué estaba diciendo?

 
Me desperté alarmado por los constantes golpes que se escuchaban en la puerta. Mierda… la había cerrado con llave sin haberme dado cuenta por culpa de la costumbre.

Salté de mi cama y aterricé como pude en el suelo. Me dirigí lo más rápido que pude hacia la puerta, porque sinceramente a este paso la iban a tirar a puro golpe.

Grata fue mi sorpresa al ver quién estaba delante de mí. El mismísimo e inigualable, Bradley Uppercrust, que se note el sarcasmo. Basta con decir que no fui el único sorprendido en ese momento. Se podía notar como claramente Brad se había paralizado por completo.

— ¿Qué haces tú aquí? —Pregunté rápidamente antes de que Brad reaccionara. —

— No, ¿qué haces tú aquí, novato? —Me respondió rápidamente para luego apartarme de la puerta y caminar directamente hacia la pequeña mesita que había en el cuarto. —

— Espera Brad —Dije un poco molestó, ya alcanzándolo y poniéndome en frente de él. — No puedes entrar así a las habitaciones de los demás cuando se te dé la gana.

— Apártate. De. Mi. Camino. —Respondió remarcando cada palabra. Al parecer Brad se había empezado a molestar. — Además, está es mi habitación para tu información, idiota.

— ¿Tú habitación? Ja, ni siquiera estudias aquí, Brad. —Dije tratando de pasar por alto su insulto. — Dime entonces, ¿cómo puede ser que comparto habitación supuestamente contigo? ¿Mhm? —Pregunté retóricamente, alzando las cejas. —

— No tengo la necesidad de aclararte nada, cerebro de mono.

Bien, puntos para Brad porque sabía insultar mi excelente inteligencia, pero aún no había resuelto mis dudas. Así que me aparté dejándolo un poco confundido y fui directo a cerrar la puerta.

— Bien. Entonces tenemos un buen tiempo para que puedas responderlas, de lo contrario llamaré a seguridad.

— No, no serías capaz. —Dijo lanzándome una mirada de enojo. —

— ¿Deseas saber de lo que soy capaz, Brad? —Respondí retóricamente. —

— Mierda… —Susurró, pero claramente pude oírlo. —

— ¿Entonces, Brad?

Tardó un poco en pensarlo, pero pude ver como asentía con la cabeza para luego sentarse en una silla.

— En primer lugar, no me llames Brad, es Bradley. En segundo lugar, sí, sigo estudiando aquí. Otra cosa es que no te hayas dado cuenta, novato. Y en último lugar, déjame en paz, simio idiota.

Me debería sentir insultado en este momento, pero mi mente solo pudo divagar en cómo es que seguía estudiando aquí, es decir, en todo este tiempo desde que terminaron los juegos jamás lo había vuelto a ver.


Claramente Bradley mantenía cierta popularidad incluso después de que se enteraran todos sobre la verdad. Pero después de un tiempo y a lo que yo tenía en cuenta es que había desaparecido por completo de la vista pública.

Vaya, hasta los chicos y yo habíamos hechos apuestas en su entorno, apostando a cuál universidad había huido.

Mientras tanto los demás estudiantes esparcían rumores. Unos decían que se había ido del país, mientras que otros decían que se había cambiado de universidad. Pero ya saben, nada era certero porque después de todo solo eran rumores y ya. Nada oficial.

A mi jamás me interesó donde es que terminó Brad, porque después de todo era su problema, no el mío.

Tenía bastante curiosidad sobre lo que le había pasado, pero justo antes de que empiece a preguntar de nuevo, recibí un mensaje de los chicos preguntando en dónde estaba. Mierda, lo había olvidado por completo.

Fijándome en la hora de mi celular, pude ver como ya era pasado del medio día. De seguro los chicos me recibirían con sermones y lo mejor que podía hacer en el momento era salir de ahí, pero ya. La posible charla con Bradley lo dejaría para otro momento.

Así que, con intención de despedirme, levanté mi vista del celular y pude notar como él ya no me prestaba atención. Simplemente estaba sumergido en uno de los libros que tenía a mano.

Vamos, ya que él decidió ignorarme primero, ¿por qué tenía que ser cortes y despedirme? Entonces fui agarrar mis llaves y mis audífonos, para luego salir de la habitación.

Por un breve momento sentí como si me estuviera mirando, pero lo ignoré. No tenía tiempo que perder ahora.

°Mine° / MAXLEYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora