Capítulo 3. Conociendo

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Los rayos de sol pegaban en mi rostro. Era todo un placer para mí, pero a la vez bastante molesto. Así que abrí los ojos y luego me levanté de la cama. Me quedé sentada varios segundos con las manos apoyadas en el colchón y recordando lo que sucedió anoche. También diré que los pies me mataban.

Después de subirme a la fuerza a su coche, no sé como lo supo pero me trajo a la casa. Los invitados ya se estaban yendo y la verdad que no me importaba nada. Tampoco tenía ganas de ver a Helen, así que subí a mi habitación y me cambié de ropa. Luego me eché en la cama y empecé a dar vueltas de un lado a otro, sin poder coger sueño. Me habían pasado tantas cosas en tan poco tiempo, que al final no sé como acabé dormida. Me hizo bien descansar y no pensar en nada. Pero otro día empezaba y no sabía si era peor o mejor que el anterior. Cuando acabe, entonces diré con certeza.

Me levanté dirigiéndome hacia el baño para lavarme los dientes. Luego me quité las prendas, dejando mi cuerpo desnudo a libertad y me metí en la bañera ya que minutos antes la llené de agua y añadí un poco de gel para crear espuma. Creo que me vendría bien relajarme y esto estaba tomando efecto.

Cerré los ojos y me quedé quieta un buen rato, hasta que oí golpes en la puerta haciendo que me sobresaltara.

- Kelsey abre de una maldita vez- la voz del cretino, de quien sino.

No le di importante y seguí relajándome hasta que escuché un ruido y de repente la puerta del baño se abrió dándome cuenta que el maldito imbécil había entrado sin permiso.

Cuando me giré, lo vi parado en la puerta observándome.

- ¿Pero que haces idiota? Sal de aquí, no ves que estoy desnuda- chillé intentado taparme con la espuma, pero dudo que hiciera algún tipo de efecto.

- Para serte sincero, estoy muy cómodo aquí y no me da la gana irme- suelta él sin hacerme caso ni sin moverse.

- Que salgas de una mierda vez de aquí- chillé más fuerte.

¿Quién se creía al entrar en mi habitación y en mi baño de tal manera? NADIE. Ni mucho menos yo le había dado el permiso de hacerlo.

- Esta será mi venganza por la manera en la que me trataste anoche delante de mis amigos.

- ¡ESTÚPIDO! ¡LÁRGATE DE AQUÍ! - decidí salir de la bañera para poder echarlo a patadas limpias de aquí, eso sí cogiendo antes la toalla que había preparado para taparme.

Sin embargo, no conté que aquello obtuviera un terrible fallo. Resbalé nada más poner mis dos pies sobre el suelo. Acto que resulté caer en el suelo frío. Dándome un fuerte golpe en el culo y haciendo todo agua.Obvio que la risa del individuo hizo resaltar por esas cuatro paredes, justo en el momento menos oportuno.

- ¿Se puede saber que son...- aparecieron los menos esperados aquí.O sea Helen y Rush.

Cuando nos vieron en esa actitud tan comprometedora, se quedaron con la boca abierta. Espero que no se crean nada. Que entonces si la liábamos y todo por culpa de éste.

- ¿Es que nunca puedo estar un minuto en paz?- me quejé intentando echarlos, pero no había manera al parecer.

- Espero que esto no sea lo que estoy pensando, Kelsey. Sal de aquí Chad, luego hablaremos contigo - espetó Helen al empujar hasta la salida al idiota y seguida de su marido.

- ¡OLÉ! Ya me habían visto desnuda los tres. Empezamos bien la mañana, muy bien.

Me levanté adolorida y enfadada con el mundo por haber interrumpido la mejor idea buena que se me ocurría y encima que me hacía sentir bien. Otra prueba de mi mala suerte. Rodeé mi cuerpo con una toalla para secarme y me dirigí hacia el armario de la habitación. Saqué ropa interior, unos pantalones cortos y una camisa de manga corta. Me vestí y me hice un moño mal hecho, ya que se notaba la calor que hacía y quería ir cómoda. Luego me puse unas converse blancas y salí de la habitación.

Mala Suerte®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora