Capítulo 7. Evan Charles

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— ¿Estarás de broma, no? — lo que acababa de ver me dejó bastante mal.

— Sé amable, por favor hija— mi madre me sacaba de quicio, quiere que sea amable con el ser más insoportable de este universo.

Hace a pensar unos minutos habían llegado los supuestos invitados. Amigos de mi padrastro y nada más entraron por esa puerta me quedé quieta paralizada. No podía creer que mi mala suerte iba cada vez a peor. Eran los dos primos insoportables del instituto. No solo bastaba con verles la cara todos los días — que por suerte estos últimos días intentaron alejarse de mi, cosa que agradecí, no sabéis cuanto — ahora los tenía que soportar en una cena en "familia". ¿Qué había peor que eso?

NADA.

Rodé los ojos y cruzada de brazos los seguí hasta la sala de estar, en donde se dirigieron. Ojalá pase rápido esta noche, no podría aguantar por mucho tiempo más. Eso sin duda.

Entré y me encontré al idiota de Neel observándome con una de sus típicas sonrisas. La última vez que hablamos fue cuando me pidió ayudarle con los estudios. Lo cuál negué y desde entonces todo iba viento en pompa. Susie era la única que seguía relacionandose con esos dos, yo por mi cuenta cada vez que se acercaban o algo siempre inventaba una excusa para marcharme y así no sufrir más de la cuenta. No me caían bien y punto. No había manera tenerles como amigos o lo que sea.

— ¿Qué te pasa hermanita? No te veo feliz, pensaba que eran tus amigos — un necio se acaba de acercar a marear como de costumbre.

Lo miré de mala gana y sonreí falsamente enseñando mis dientes.

— No te metas donde nadie te llama — pasando por su lado empujándole por el hombre me dirigí hacia uno de los sofás en donde se había sentado mi madre con su marido y decidí sentarme junto a ellos. Aunque no me agradaba demasiado.

— ¿Y os está gustando la ciudad? — Helen como siempre comienza su interrogatorio, creo que la familia no saldrá viva de esta o al menos eso creo yo.

— Siempre nos ha gustado California y bueno, poder volver a pasar un tiempo aquí. Sienta bien — contestó amablemente el amigo de mi padrastro.

Era un hombre alto, tenía la piel bronceada dando a entender que han estado en la playa. O puede que sea así de nacimiento, quien sabe. Tenía bigote y el pelo corto oscuro. Sus ojos eran de tono café, la mirada que ponía en varias ocasiones era de simpatía. Pero se puede ver que era un hombre rudo. Iba vestido con traje negro, deducí que tendría como cuarenta años, poco más. Puede que a fin de cuenta, si sea buena persona.

— A mi si me encantó, los vecinos parecen muy simpáticos — siguió esta vez la mujer que estaba a su lado sentada.

Ella no paraba de sonreír, parecía una mujer alegre y amable. Tenía el pelo corto hasta los hombros, rubio y liso. Venía maquillada muy a lo natural, sus labios los tenía pintados de color carmín, las pestañas perfectamente arregladas y se veía que le gustaban los accesorios. Un collar muy bonito rodeaba su cuello y anillos en sus dedos. Se veía que tenía unos treinta y pocos años, de altura era metro sesenta y algo. Iba vestida con un vestido hasta las rodillas de color blanco oscuro y unos tacones negros.

Tampoco es que me importase mucho como iban aquella familia de arreglados. Solo os intentaba hacer una descripción algo simple. Tampoco era muy buena en esas cosas.

— Justin y Neel disfrutan mucho aquí — levanté una ceja, la risa se me iba a escapar en cualquier momento, pero tuve que contenerme. Por amabilidad, claro.— Se les ve felices y es lo más importante — acabó dicendo al mirar a los chicos.

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