Hace a penas unas horas nuestros padres se habían ido a su viaje y nos habíamos quedado solos junto con las criadas, claro. Yo estaba en el salón con mi portátil y retocando unas cosas para el trabajo de francés. El cuál gracias a dios ya habíamos acabado en tan solo unas horas de trabajo. ¿Os acordáis, cierto? Pareja no deseada, Justin, en mi casa una tarde, trabajo de francés, acabado y descanso.
Y nuestro querido, no tan querido Chad estaba de aquí para allá. Se supone que iba a quedarse todo el fin de semana encerrado en su habitación estudiando para ese examen tan importante. Había momentos que pensaba que era una vil mentira que se le ocurrió solo para tranquilizar a su padre. Pero nadie sabe, solo falta esperar para ver de que era capaz.
Perdida en mis pensamientos, había entrado y se había puesto a traer cosas en la mesita de enfrente del sofá que teníamos. Yo estaba tirada en el sofá, no comentaré más.
— ¿Qué se supone que haces? — le pregunté al seguir con lo mío, sin apartar los ojos de la pantalla.
— ¿No te acuerdas el partido de hoy? En unos minutos vendrán los chicos para verlo, aquí en el salón — puntualizó "aquí" y "salón", como si yo fuera tonta.
— Ah, pues que interesante.
Sabéis que para mi no lo era, partidos y esas cosas me parecían una chorrada. Nunca entenderé porque los hombres se juntan para ver un juego en la pantalla de la televisión. Ni porque se ponen a gritar como si estuvieran locos de la cabeza. Ni mucho menos cuando empiezan a insultar la pantalla como si les estuvieran escuchando. Si fueran mejores que aquellos jugadores, pues que se vayan y lo demuestren en el terreno. Cosa que dudaba. Bueno ya tenéis más o menos claro mi opinión sobre eso.
Volvió y desapareció no sé cuantas veces. Yo hasta acabé de corregir el trabajo y me dispuse a entrar a mis pocas redes sociales que tenía. Solo para echarles un vistazo, si tenía algo nuevo o así. Solo me encontré conectado a Brian y sin pensarlo le saludé por chat.
Me estuvo contando como les fue la fiesta del otro día, al parecer bastante bien. Como siempre. Eso me alegraba.
— Hola chicos, pasar — la voz de Chad me volvió a la realidad y me encontré a seis chicos por mi al rededor.
Dave se había acercado para saludarme con un beso en la mejilla — últimamente le dio por eso, no le dije nada solo para no pelear — ¿véis la buena chica que estaba siendo? Y había levantado mis pies para sentarse en el hueco y dejarlos sobre él. Genial, gracias Dave. Muy maduro por tu parte.
Por el rabillo del ojo vi a los primos. No les di importancia y miré a los demás que se encontraban también por ahí. Dos de ellos eran los mismo que vi cuando hicieron la fiesta de bienvenida y el otro era la primera vez que lo veía.
— Hola Kels.
— Hola chicos — saludé para no quedar mal, pero seguí mi mundo del ordenador y de mi charla con Brian.
En tan solo cinco minutos se habían sentado por los sofás — había tres, en la derecha uno, en la izquierda y en medio, al rededor de la mesita — yo me había echado en el de la izquierda y Dave se había quedado ahí conmigo, no sé si lo hacía a posta o qué. Pero tampoco me importaba demasiado, ya que se supone que ahora nos llevábamos bien. Habían encendido la televisión y se pusieron a beber y comer. Sobre la mesita había latas de cerveza, cacahuetes, papas, mini bocadillos y algo más. Al parecer se van a pasar buena tarde-noche de partido.
— ¿Pero que cojones le pasa a ese? Tendría que hacerle un pase.
Escuché a uno decir, y esto solo era el comienzo.
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Mala Suerte®
Novela JuvenilCódigo de registro: 1508094846683 Una chica luchadora, inteligente y que no se deja intimidar por nadie, se ve obligada a permanecer al lado de su madre y su padrastro durante su último año académico. Ya que su padre tenía que viajar por negocios y...