𝙁𝙪𝙨𝙝𝙞𝙜𝙪𝙧𝙤 𝙏𝙤𝙟𝙞

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Advertencias:

Lectora!recibe, espacio cerrado, toqueteo a escondidas, sin relación previa, brat (se traduce como mocoso, pero se refiere al "mal comportamiento"), gran tamaño.

[🔞] Todos los personajes son mayores de edad.
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De maldiciones y otras cosas

Donde tu enemigo y tú terminan encerrados en un locker tras escapar de una maldición.

Tus ojos daban vuelta en el reducido espacio, tu ceño estaba fruncido mientras intentabas pensar en alguna posibilidad de salir sin ser vistos por aquella maldición de la que se vieron forzados a escapar.

Te preguntabas por qué debías soportar el estar apretada en medio de un casillero escolar con él. De todos tenía que ser Fushiguro.

Apenas podías respirar correctamente mientras eras apretada a la puerta del casillero, tus piernas contorsionadas de alguna extraña manera para que pudieras sostenerte lo suficientemente bien entre el cuerpo musculoso de Toji y la puerta metálica.

La mirada del mayor, en cambio, iba directamente a cómo sentía tus caderas presionandolo sin vergüenza; cómo tu cuerpo estaba contorsionado contra él y la puerta.

—Estás muy cerca —te quejaste de la falta de espacio entre tu espalda y su pecho, el cómo sostenía tus manos contra la puerta mientras intentabas pelear por tu espacio personal—.

—Genio, no hay espacio —murmuró molesto, notando tu estado de molestia—.

—Al menos quita tus manos de las mías —murmuraste, intentando moverte—.

El mayor tuvo que sostener un gruñido entre sus labios, sintiéndose humillado a cierto punto. Tenerte tan cerca de él, frotando tus anchas caderas en su polla, casi como si no te dieras cuenta... No podía creer que fueras con quien estuviera en esa situación.

—No puedo, niña —bufó, viéndote desde arriba, relamiendo sus labios que para él se sentían secos—. Créeme que de todos los lugares este es el último en el que quisiera estar contigo —murmuró acercándose a tu oído, lo estabas molestando demasiado—.

Mientras te presionabas a la puerta de metal intentando hacer al menos un breve espacio entre sus cuerpos; aunque sea unos centímetros, notabas cómo empezaba a faltarte el aire.

Te quitaste la máscara que llevabas con cierto disgusto, intentando evitar que él viera tu rostro; pero una risa y unas manos tomaron tus mejillas.

Estabas ardiendo en ira.

—¿Por qué te escondes —intentaste pelear con la fuerza de sus manos, hasta que te topaste de frente con su rostro—?

Una sonrisa burlesca adornaba su rostro mientras tu cuerpo se encontraba a tres cuartos de él, podía apreciar tu silueta y eso solo acrecentaba el creciente problema entre sus piernas.

Te observó con detenimiento, tu forma de contorsionarte era casi ofensiva para la iglesia. Te veías tan lasciva, con aquel ceño fruncido y tus labios en un puchero.

—Idiota —murmuraste con molestia—.

No necesitaba más que tu mal comportamiento para querer seguir molestándote.

—Controla tu boca —habló con cierto disgusto—.

Le estabas colmando la paciencia y la idea de educarte correctamente rondaba su cabeza frenéticamente.

La idea de ti retorciendote contra la pared era tan frustrante, ¿Cómo era posible que siguiera controlando aquella extensión de sí mismo? No podía siquiera dejar de considerar la idea desde que se habían encerrado en la caja de metal.

𝐏𝐔𝐒𝐇 𝐎𝐍𝐄 || 𝐉𝐉𝐊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora