𝙎𝙪𝙜𝙪𝙧𝙪 𝙂𝙚𝙩𝙤

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Advertencias:

Breve historia, infidelidad, clases sociales, relación previa, Lectora! tiene un hijo.

Autora
Aprovecho para hacerme autospam jsjsjs, subí un two-shot de Sukuna, está en mi perfil; ya saben, se pueden pasar a ver, todo tranqui 🤙

Btw, hoy soñé que Geto me terminaba y eso me rompió el corazón, así que Geto cap hoy, quítenme las canciones de señora 😩

Creo que voy a poner en pausa los One-shots, pero luego veremos. En todo caso cualquier sugerencia es bienvenida.

[🔞] Todos los personajes son mayores de edad.
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Huele a peligro

Cuando en una reunión tu esposo se va a comprar cerveza vuelves a encontrarte con él, tu gran amor.

Habías llegado del trabajo, tus pies te estaban matando y la idea de al menos llegar a casa y que Megumi no esté llorando era algo que anhelabas.

Entras a la casa con pocos ánimos, pero te esfuerzas en poner una sonrisa para ver a tu esposo.

Te quitas los zapatos en la puerta, y te dedicas a acomodar los nuevos zapatos en la entrada. Te das cuenta de que esa noche sería más complicada de lo que creías.

Caminas con tu uniforme de trabajo, una sonrisa dibujada en tus labios y una cortesía que no sabías hasta cuándo debías mantener.

-Buenas noches -saludas a los presentes, notando a Suguru entre todos ellos-.

Tus ojos se abren ligeramente, algo casi imperceptible para cualquiera que no posara sus ojos en ti.

La mayoría de respuestas fue vaga, excepto por la de Suguru. O tal vez eras tú y tu mente traicionandote, sabias que Suguru y tú habían tenido su historia en el pasado; pero no esperabas verlo sentado en la misma sala que tu esposo.

No era muy difícil notar que eras como una decoración para los ojos del padre de tu hijo.

Caminaste con un paso cuidadoso a la cocina, notando que no se había hecho la compra. ¿Por qué si tenían tanto dinero él se negaba a contratar a una empleada doméstica?

Caminas a la habitación que pocas veces compartías con tu esposo y decides cambiarte de ropa, notas que tampoco se ha hecho la lavandería y suspiras. Tomas unos calentadores que tu esposo había comprado para que vuelvas a estar en forma después del parto y una sudadera.

Casi inmediatamente escuchas el llanto del pequeño en su habitación, por un segundo la ilusión de que tu esposo sea el que atienda al niño cruza por tu mente; pero mientras buscas un par de zapatos distinto te topas con la realidad.

-¿Por qué no has ido a ver al niño -escuchas la queja del hombre-? Está molestando a los invitados.

Asientes ligeramente, y te levantas sin mucha necesidad de conversar algo más.

-¿Vas a llevar eso -pregunta el hombre-?

Tú revisas tu ropa, asintiendo ligeramente.

-Cambiate, estás mostrando demasiado -definitivamente no entendía a ese hombre, ustedes no eran una pareja, eran dos personas que fueron condenados a estar juntos-.

Asientes de nuevo, como si no pudieras decir nada al respecto. Estaba bien, al final el dinero era de tu esposo y siempre se encargaría de dejártelo claro.

Cambias tu ropa lo más rápido que puedes, pues al final no te interesaba eso; era tu hijo. Él estaba llorando.

Lo vas a atender tan pronto como puedes y te encuentras con sus manitos sosteniendo tus dedos, era un gran niño de mami.

𝐏𝐔𝐒𝐇 𝐎𝐍𝐄 || 𝐉𝐉𝐊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora