𝐏𝐔𝐒𝐇 𝐎𝐍𝐄 || 𝐉𝐉𝐊

𝙍𝙮𝙤𝙢𝙚𝙣 𝙎𝙪𝙠𝙪𝙣𝙖

Advertencias:

Lectora!virgen, degradación, masturbacion, sin relación previa, halagos, lenguaje explícito, dacrifilia.

[🔞] Todos los personajes son mayores de edad.

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¿Acaso nunca te has tocado?

Cuando en una charla sobre sexo tú no puedes aportar porque no sabes qué decir.

Una risa se escapó de su boca sin vergüenza mientras tus mejillas ardían como el infierno mismo.

¿Cómo habían llegado a esa conversación?

La risa de Sukuna no se detenía, mientras sostenía su estómago encantado por tu rostro sonrojado sin saber exactamente si era por ser su burla o la confesión que acababas de hacer.

Amaba el hecho de que le hubieras confesado a él que eras virgen, maldita sea, lo que él daría por enseñarte a tener un buen orgasmo.

Apenas se enteró no podía dejar de imaginarse las posiciones en las que te pondría.

—Mierda, niñita —se burló en tu oído—. ¿No quieres que te enseñe?

Incluso parecías arder más cuando su tono de voz bajaba tan descaradamente.

Escondiste tu cara entre tus manos, y él solo podía soportar las ganas de corromper a una niña tan dulce entre sus manos.

—¿Es tan obvio —preguntas con un hilo de voz, y él se acerca a tu espalda, agarrando tus caderas y apegandote a él—?

—Puedo sentir tu dulce coño rogando porque le enseñe a tocarse... —murmuró en tu oído sin pena de siquiera estar en medio de la cafetería de Jujutsu—... Ven, ahora.

Ordena, y te lleva de la mano hacia la puerta de tu habitación.

—Maldita sea, te voy a follar tan bien que ningún otro imbécil podrá tomar tu coño —murmuraba en tu oído en el camino, quería asegurarse de que estuvieras mojada para que su trabajo sea más placentero—.

Abriste la puerta con vergüenza, tus manos apenas pudiendo sostener la chapa de la puerta entre temblores.

—¿Te gusta saber qué te haré, perra —habla cerrando la puerta detrás de ti, encerrandote entre él y la puerta—? ¿Te gusta saber lo mucho que voy a estirarte el coño?

Sueltas un suspiro tímido ante sus sucias palabras.

—¿Acaso esperaste este momento —murmuraba, acercándose a ti y llevándote a la cama—?

Intentaste decir algo, pero tu mente estaba demasiado centrada en la búsqueda de sus manos, las mismas que te tiraron a la cama y ni siquiera se molestaron en quitar tu falda, simplemente levantandola.

—Mierda, mira lo mojada que estás —murmura pasando su mano por encima de la tela de tu ropa interior—.

Lo miraste en vergüenza, tu falda doblada por sobre tus rodillas mientras la cabeza de Sukuna se encontraba en medio de tus piernas, observando burlón tu coño sin estrenar.

—D-Deja de verme así —apenas tienes la fuerza para soltar aquellas palabras—.

—Te voy a mirar cuanto quiera, maldita puta —ríe mientras presiona su dedo en tu clítoris, viendo cómo llegas a retorcerte por un toque tan simple—.

Sus ojos se abren en éxtasis.

—Mierda... ¿Así que ni siquiera te has tocado —su sonrisa se convierte en una más perversa al ver cómo niegas con tu cabeza—?