𝐏𝐔𝐒𝐇 𝐎𝐍𝐄 || 𝐉𝐉𝐊

𝙁𝙪𝙨𝙝𝙞𝙜𝙪𝙧𝙤 𝙏𝙤𝙟𝙞

Advertencias:

Coacción, dominancia, degradación, lugar público, consentimiento dudoso.

Autora: Este One-shot llevaba pensándolo hace tiempo, siento que puede dar para más 😩
Luego veré qué hacer con él jsjsjs

[🔞] Todos los personajes son mayores de edad.
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Solo un favor

Tu particular obsesión por Gojo había sido descubierta por el peor postor posible, Toji.

Eras tan predecible.

Desde el momento en el que Toji llevó sus ojos a ti, lo supo.

Llevabas la ropa menos llamativa de la universidad, y tenías un récord de asistencias; aunque la mayoría de veces que cruzaba miradas contigo en clases veía que estabas dormida.

Siempre después de la primera clase, tomabas una taza de café estúpidamente cargado; y te ibas al baño a mojarte la cara.

No eras diferente a todos los otros estudiantes que vivían sus insignificantes vidas sin mucho más.

O eso creía hasta que vio tu celular.

Eras tan torpe como él esperaba, eso era cierto.
Habías olvidado llevar tu celular contigo un mal día en el que por mirar mucho a Gojo, distraída por sus ojos o su forma tan ridícula de hacerte reír.

Él creía tenerte descifrada, pero simplemente había olvidado el detalle que podías llegar a tomarlo por sorpresa de vez en cuando.

Revisar tu celular se había vuelto ridículo a ese punto, en tu galería había encontrado un par, por no decir cientos, de fotos del peliblanco, una tras otra tras otra. Sus favoritas eran cuando el hombre se cambiaba de ropa y tú aprovechabas para tomarle las fotos.

Se preguntaba si Gojo era realmente tan idiota como para no darse cuenta o simplemente habían llegado a un acuerdo.

Pero por tu reacción al ver que no tenías tu celular le confirmó que no.

Estabas desesperada en el salón de clases, y él solo podía disfrutarlo, verte mover sillas y mesas, arrastrarte por el suelo y usar mil veces el saldo de alguien más para que él solo termine colgando la llamada era la imagen más divertida qué tenía.

Le encantaba verte en cada momento donde te agachabas a buscar y estirabas todo de ti para poder llegar a la nada detrás de los escritorios.

Y seguramente eras tan testaruda como para buscarlo incluso en la biblioteca.

Él se estaba divirtiendo, saber que desperdiciabas tu juventud ene estudiar mientras los demás vivían una vida que tú no podías alcanzar, solo te distraías con ese idiota. No sabía si sentir pena o reírse de ti.

—¿Buscas algo —su voz rasposa se cuela por tus oídos, su sonrisa burlona y sus manos en sus bolsillos—?

Te volteas y lo miras con cierta sorpresa, es alto, mucho más que tú; y sería de mojigata decir que no mirabas su cuerpo. Era imposible no fijarse en los músculos que se flexionaban prácticamente por accidente.

Jamás pensaste hablar con él, o siquiera que compartirían el mismo espacio.

Tu mirada se queda en él un par de segundos, no estás del todo segura de si era su sonrisa o el brillo de sus ojos; pero algo te dice que no es con una buena intención.

—No —la desconfianza en tu voz, él simplemente podía saborear en su boca la fragilidad de tus palabras—.

—Qué mala eres mintiendo —se ríe de ti, una risa suave, aterciopelada—. ¿Qué es eso que buscas tan desesperada?