Capítulo 15: Los caminos del Sith

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Después del incidente con el tirador, pasaron los días tranquilos, sin ningún problema, regresamos a Coruscant.

La misión que le había mandado a Raxun y sus aprendices de ir a Korriban había sido un éxito, todos los holocrones, reliquias y tesoros de los antiguos Sith estaban ahora bajo mi poder. Mientras tanto Dalion y sus aprendices se había enfrentado a Ahsoka Tano sin embargo uno de sus aprendices había muerto en combate luego consiguió huir del planeta en el que estaba escondida.
Arvax sin embargo no había encontrado al Jedi perdido. 

Me encerré bajo el Templo en la cámara de los tesoros y allí utilicé los antiguos holocrones sith  y los jedis que estaban allí dejados por el Emperador Palpatine. Aprendí poderes antiguos de los grandes Sith y poderes jedis. Ahora mi poder había aumentando.

Reuní de nuevo al Concilio y expliqué nuestro siguiente punto en mi plan.

- Buscaremos nuevos seres sensibles a la Fuerza y los traeremos al Templo, además gracias a los esclavos que Tala posee, buscaremos en sus mercados y usaremos su odio acumulado para atraerlos al lado oscuro. -

- ¿Y entonces buscaremos nuevos acólitos para nuestra Orden? - Preguntó Nefary.

- Exactamente, de esa forma seres invencibles, además he conseguido un mandaloriano que utilizaremos para construir un gran ejercito clon, las fábricas de clonación de Kamino están en construcción por fin. - Expliqué.

- Ahora los mandalorianos nos piden una reunión. - Comentó Raxun.

-- De acuerdo, Raxun, habla con el líder mandaloriano y dile que nos reuniremos en cuatro días
 aquí, en el Templo. -

- Como ya sabréis algunos,  en Chandrila tuve que enfrentarme a una amenaza, un caza recompensas que pretendía acabar con mi esposa, por lo que me contó, fue contratado por un sindicato del crimen, el Sol Negro. -

- He oído que su sede principal es en Ord Mantell, así que podemos enviar allí un grupo de asalto y destruirlo. - Dijo Haragus. 

- No será necesario, sabiendo donde están, iré allí y los destruiré... - Miré hacia los miembros. 
- Quiero que reunáis a todos los acólitos, menos menos los guardias, quiero que realicen un duelo, de entre todos elegiré a uno como mi nuevo aprendiz. -

  - Ahora, organizarlo con los acólitos. -

Finalizamos la reunión y les di un rato para preparar a todos los aprendices.

Luego bajé a la sala de entrenamientos grande y allí estaban todos los acólitos, eran más de sesenta. 

Ellos estaban en fila y organizados esperando órdenes.

- Bien, hoy elegiré a uno de vosotros, os enfrentaréis sin haceros un daño mortal y el vencedor será mi nuevo aprendiz, están prohibidas las amputaciones, nada de realizar equipos los que pierdan su arma en combate, quedarán descalificados...  Ahora luchad. - Los acólitos se separaron y comenzaron a luchar. El combate duró un rato poco a poco los acólitos fueron quedando menos. 

Finalmente quedaron dos, una togruta y un nautolano, ambos iniciaron un combate lleno de oscuridad, pero finalmente la togruta consiguió vencerlo lanzándolo  con un gran empujón contra una de las columnas de la sala. 

Me levanté de uno de los asientos y observé detenidamente a la vencedora,  era bastante joven, su piel era blanca con la nieve, las colas de su cabeza eran azules y blancas, no era muy alta y sus ojos eran verdes aún sin suficiente odio. 

- Enhorabuena joven, ¿cuál es tu nombre? - Pregunté acercándome a ella.

- Mi nombres es Hona Raaldii. - Se postró arrodillada delante de mi.

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⏰ Última actualización: Jul 18 ⏰

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